Y nos dieron los 90 segundos para la medianoche

Primero la lección de historia.

¿Qué es el Doomsday Clock o reloj del juicio final?

Es una iniciativa creada por el Bulletin of the Atomic Scientists —grupo consultor fundado en 1945 por Albert Einstein y científicos de la Universidad de Chicago— con el propósito de advertir a la humanidad sobre su inminente destrucción, empleando la alegoría de un reloj en donde la medianoche simboliza “el fin del mundo”, y las manecillas augurando ese avance inexorable, que acelera o se retrasa dependiendo del panorama mundial en un determinado punto de la historia.

Ahora a sacarnos de encima el dato cultural ñoño innecesario.

¿Qué no Doomsday Clock es un cómic?

Sí. Entre 2017 y 2019, DC Comics publicó Doomsday Clock, una miniserie que funge como secuela a Watchmen y representa el primer crossover entre los personajes creados por Alan Moore y Dave Gibbons, y los superhéroes de la Liga de la Justicia.

¿Qué es lo importante, entonces?

El pasado 24 de enero, el Doomsday Clock movió sus manecillas 10 segundos por primera vez en tres años. Con este avance, el reloj ahora marca “90 segundos para la medianoche”, lo más cerca que jamás ha estado en su historia. Es decir, el mundo está cada vez más cerca de llegar a su fin.

Pero ese apocalipsis no vendrá de una fuerza externa del espacio sideral; un meteorito no chocará con la Tierra y dependerá de Bruce Willis salvarnos, ni será un ejército invasor extraterrestre el que ponga fin a nuestra existencia. No. El adviento de la medianoche será única y exclusivamente nuestra culpa y, a menos de que hagamos algo al respecto, la marcha de ese teórico reloj continuará hasta que no quede nadie que pueda leerlo o “darle cuerda”.

El informe completo del porqué la decisión de mover las manecillas del reloj y advertir nuevamente al mundo de que el peligro es inminente, puede encontrarse aquí. Pero básicamente se reduce a cuatro grandes factores:

  • La guerra entre Rusia y Ucrania y la amenaza nuclear que el conflicto implica. No obstante, aunque el arsenal ruso —y su intención de usarlo— es el mayor contribuyente en este sentido, los pocos avances en políticas de desarme nuclear y la modernización y expansión de los respectivos sistemas bélicos de países como India y China, se combinan para crear una ola expansiva de miedo e inquietud nuclear que no era tan palpable desde la Guerra Fría.
  • Tecnologías disruptivas. Cyber warfare no es el título del próximo Call of Duty, sino el uso de las nuevas tecnologías cibernéticas para atacar a un país enemigo. Esto puede lograrse de muchas maneras, incluyendo hackeos, espionaje y —como se ha vuelto más común— a través de la desinformación. Los ciberataques, donde también participan drones, TIs y satélites de órbita baja, se han vuelto parte activa en el desarrollo y escalamiento de los conflictos modernos. Eso sin mencionar el impacto y daño ocasionado por las nuevas tecnologías (criptomonedas, blockchain) en el medio ambiente. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
  • Cambio climático. Sí, tras un descenso notable a causa de la pandemia por COVID-19 en 2020, las emisiones de CO2 alcanzaron un récord histórico en 2022, influenciado, también, por la guerra en el este de Europa y las sanciones/bloqueos aplicados a las empresas de gas y petróleo rusas. Este cambio en el paradigma energético ha traído consigo un aumento considerable en los precios de la gasolina y la electricidad en todo el mundo, así como la búsqueda por nuevas fuentes de energía que no siempre son limpias o bien reguladas.
  • Amenazas biológicas. La pandemia por COVID-19 reveló cuán frágil y poco preparados están gobiernos, instituciones y comunidades a un posible ataque bacteriológico. La propagación de SARS-CoV-2 y su rol en el colapso del planeta entero, es una muestra de que la respuesta ante estos eventos debe ser más veloz y efectiva.

Es raro que el Doomsday Clock retroceda en su marcha, pero ha sucedido. De tres minutos para la medianoche en 1984, el reloj llegó hasta los 17 minutos en 1991; no obstante, desde 1995 hasta la fecha la tendencia es la de avanzar. 

Sin embargo, hay que recordar que esto no es más que una alerta; una oportunidad de actuar y mejorar antes de que la humanidad alcance el punto de no regreso y su inevitable destrucción.

Pero hoy nada de eso importa.

 

 

 

¿Debe borrarse la historia por ser ofensiva?

El crecimiento es una parte natural de la vida. Crecer no implica solo ser más alto, más viejo o la llegada de la calvicie; este proceso incluye también constante aprendizaje, maduración y reflexión. Asimismo, crecer y evolucionar no es algo exclusivo de los seres vivos; las ideologías cambian; las leyes se transforman; las mismas naciones se encuentran en un crecimiento constante (la mayoría), donde la historia juega un papel importante en ese proceso de aprendizaje.

La historia está para ser aprendida, analizada, cuestionada e incluso criticada, pero no para ser ignorada. La historia puede ser incómoda, vergonzosa, hiriente y básicamente negativa en todos los sentidos, pero también es una marca indeleble del camino que ha seguido una persona, un país o una civilización entera desde sus inicios hasta su eventual final. Y claro, ¿quién no quisiera eliminar de la memoria colectiva esa vez que le dijimos “mamá” a la maestra o cuando nos caímos en medio del Zócalo? Sin embargo, esos sucesos –por espantosos que hayan sido– no solo nos dejaron una lección, sino que nos hicieron crecer como individuos para así evitar repetirlos en el futuro, y si no, al menos tomarlos con más filosofía.

Abraza el aprendizaje del pasado. Tomada de: Pinterest.

La historia se repite

Existen muchas frases famosas, adjudicadas a distintos personajes históricos, donde el punto común es la importancia que tiene la historia para los eventos por venir. Es decir, que quien no aprende de su pasado, está condenado a repetirlo una y otra vez, de la misma forma. 

George Orwell lo ejemplifica (de un modo más siniestro) en su novela 1984 a través del totalitarismo y el control de la información con el fin de manipular las mentes del pueblo. Pero esa manipulación que, afrontémoslo, sucede diariamente a lo largo y ancho de los medios de comunicación masiva, parece ya no limitarse al acontecer actual, sino también a la erradicación sistemática de la historia mundial como una forma de no solo desviar la atención del individuo sino “esconder bajo la alfombra” el rastro de suciedad que carga consigo una entidad.

Un mundo nos vigila. Tomada de: Gifer.

El pasado es el pasado

Desde un tuit ofensivo que arruina carreras, hasta la destrucción de estatuas o monumentos históricos ligados a un acto bélico o movimiento separatista, el hecho de excavar en las ruinas del pasado con el único propósito de encontrar algo que no se ajuste a los valores actuales o a nuestro punto de vista, y usar eso como justificación, es no solamente irresponsable sino peligroso.

Todos cometemos errores. Seguramente al gobierno alemán actual le encantaría borrar cada indicio del Holocausto, o a Beyoncé esa foto “hulkesca” en el Super Bowl, pero si hacemos eso jamás podremos evolucionar o aprender de esos errores. Además, ¿quién decide qué debe irse y qué debe quedarse? ¿No es eso sesgar la información, información que debería ser verídica porque realmente sucedió?

Las caídas de la vida me enseñaron que soy capaz de levantarme. Tomada de: Videos virales.

En conclusión, no, la historia no debería ser modificada o eliminada solo por tratarse de un tema delicado y escabroso que es mejor evitar que afrontar. La realidad es que solamente así, mirando hacia atrás y reflexionando sobre el pasado, podemos avanzar, mejorar y, ultimadamente, evitar repetir esas atroces metidas de pata.

Catar 2022: la copa mundial de la opresión y la esclavitud

La Copa Mundial de la FIFA es un negocio. Vaya, todo el futbol —y por extensión el deporte profesional— se trata de dinero y no de la gloria por la victoria o el honor de competir. No obstante, los mundiales, en particular, son poco más que suntuosos ardides publicitarios, políticos y comerciales que canalizan cantidades grotescas de dinero y recursos provenientes de millones de aficionados alrededor del planeta, directamente hasta los bolsillos de unos cuantos funcionarios.

Y aunque este ha sido siempre —o casi siempre— el caso, nunca antes el tráfico de influencias, la corrupción y el cinismo rodeando la organización de un torneo futbolístico de alto nivel había sido tan evidente como en Catar 2022: un país con prácticamente nulo legado futbolístico, cuya selección nacional jamás se había clasificado a una copa del mundo y donde el único acercamiento al deporte se había dado a través de las inversiones multimillonarias en clubes de élite.

Futbol: ¿dinero o gloria? Tomada de: Público.

Sí, la elección de Catar como nación anfitriona sigue (hasta cierto punto) el discurso de la FIFA por “ampliar” el panorama de la competencia e integrar cada vez más países dentro de la organización; básicamente volver más global un deporte que se juega y se mira en todo el planeta. Así pues, en este milenio hemos tenido mundiales en Corea y Japón, Sudáfrica y Rusia (ufff), siendo el torneo de este año el primero que visita el “mundo árabe” y la constantemente problemática región del Oriente Medio

Pero aunque el secretario general del comité organizador, Hassan Al-Thawadi, ha declarado que “el propósito de estos eventos es permitir que personas de todo el mundo visiten un país nuevo y experimenten de primera mano su cultura y costumbres”, cuando se trata de una nación sumergida en la opresión, la intolerancia, la esclavitud y el desprecio de los derechos humanos básicos, es momento de empezar a preguntarnos si todo eso vale la pena por 90 minutos de futbol. 

Sangre, sudor y lágrimas

Múltiples fuentes, incluyendo The Guardian, la ONU y Human Rights Watch han reportado que más de 6,500 trabajadores inmigrantes, la mayoría provenientes de Nepal, India, Bangladesh y Pakistán, han perdido la vida desde el inicio de la construcción de nuevos estadios, carreteras y hoteles en 2010.

¿Esclavos para el futbol? Tomada de: Vadot.

Las muertes, ocasionadas por las deplorables condiciones laborales y de vida a las que estos trabajadores han sido expuestos, se suman al trato infrahumano que reciben estos inmigrantes (en un rol cercano al de esclavos), a quienes se les rehúsan los pagos y se les pone a trabajar en condiciones inseguras e insalubres. Claro, el gobierno catarí no ha perdido tiempo en dictaminar la mayoría de esos decesos como “muertes naturales”… derivadas de infartos y cansancio por pasar más de 12 horas diarias construyendo una carretera en medio del desierto a una temperatura superior a los 50°C.

En Catar todos son bienvenidos, excepto…

Cualquier miembro de la comunidad LGTBQ+, claro, así como toda persona a quien le guste beber una cerveza en el estadio. Ah, y mujeres solas, de preferencia abstenerse. Lo mismo aquellos que tengan planeado cualquier tipo de protesta contra el impacto ambiental del evento o la religión musulmana. De hecho, bajo el artículo 136 del Código Penal de Catar, cualquiera que proteste o se manifieste públicamente sobre temas como corrupción, cambio climático o derechos humanos durante el torneo, se hará acreedor a una multa de 25 mil dólares.

Activistas protestan en el Museo de la FIFA antes del mundial de Catar. Tomada de: Yahoo.

Durante la Copa Mundial FIFA 2022, un torneo deportivo que —supuestamente— promueve el amor, la paz, la inclusión y el estar todos unidos por una misma pasión, los asistentes no solo no podrán tomar alcohol o demostrar su afecto públicamente, ni tendrán la libertad de ir y venir a placer o expresarse abiertamente sobre temas controversiales, sino que además presenciarán un espectáculo orquestado por funcionarios cargados de corrupción, en estadios mausoleos construidos con la sangre, y sobre los cuerpos, de miles de obreros mal pagados, malnutridos y olvidados.

Que rueden las cabezas y que ruede el balón.

¿Qué ver, leer y jugar en Halloween?

Spooktober (o Rocktubre para los más alternativos) ha llegado. Sí, el mes de los espantos, la Serie Mundial de beisbol y las fiestas de noche de brujas donde la mitad de los invitados se disfrazan como Joker y la otra mitad como Harley Quinn. 

Con una pandemia a cuestas, es probable que este Halloween lo que más quiera hacer todo el mundo es salir de parranda, pedir dulces de casa en casa y celebrar como si fuera 1999 una vez más… Habemos otros, sin embargo, que preferimos los placeres más sencillos y aprovechamos esta época de espantos para recostarnos en nuestro sillón favorito, acompañados por un pumpkin spice latte (¡obvi!) y dejar que Lovecraft, King, Hitchcock y Carpenter sean nuestros guías en un viaje por lo desconocido y lo perturbador.

Shiver 

Junji Ito

Comenzamos con algo light… si marionetas asesinas, deformaciones y cabezas flotantes pueden considerarse como tal. Toda la literatura del maestro del manga de horror es indispensable, pero este compendio con nueve de sus mejores historias cortas es una buena forma de adentrarse en el bizarro, trastornado y, a veces hilarante, mundo de Ito.

Shiver, Ito.

Control

William Goldman

Todos hemos tenido lapsos de hartazgo y desquicio en algún momento de nuestras vidas, ya sea por una llanta ponchada, un microbusero en triple fila o una barra de chocolate atorada en la máquina expendedora. Pero qué pasaría si, por un instante, perdiéramos completamente el control. De la astuta mente del talentoso y premiado guionista y escritor William Goldman, Control es una inquietante obra de terror psicológico que apropiadamente explora una de las regiones más escalofriantes del universo: la mente humana.

The Turn of the Screw

Henry James

Esta novela, que ha sido adaptada y reinterpretada en múltiples ocasiones a lo largo de los años, combina el folclore de la era Victoriana con el horror gótico y las clásicas –mas no por eso menos efectivas– historias de fantasmas y remotas casonas embrujadas. El hecho de que su autor se caracterice por pertenecer a la escuela del realismo literario es la cereza en el terrorífico pastel.

Turn of the screw.

SOMA

Frictional Games

Si prefieres tu horror del tipo interactivo, no puedes dejar de jugar esta obra maestra del suspenso y el terror psicológico que hace uso del miedo existencial y la razón del ser para hilar una historia que es tan angustiante como deprimente. ¡Ah! Y hay máquinas asesinas y mucho body horror.

3 Extremes

Varios

El terror japonés se ha convertido, especialmente durante el siglo XXI, en una de las corrientes cinematográficas más importantes y aclamadas. Sea por su temática, elegancia, pacing o la sensación de suspenso que acompaña cada cuadro, prácticamente cualquier cinta perteneciente al subgénero es básica en un maratón de noche de brujas. Pero hoy no hablaremos de clásicos como Ringu o Pulse sino de esta antología que reúne a Takashi Miike, Chan-wook Park y Fruit Chan, cada uno aportando su sello muy particular, en tres historias plagadas de gore con una pizca de humor negro.

3 Extremes, Cut-Chan-wook Park.

The House that Jack Built / Riget (The Kingdom)

Lars von Trier

Para terminar, tenemos un double-feature de uno de los cineastas más controversiales, polarizadores y, francamente, geniales de todos los tiempos. The House that Jack Built es una íntima obra de terror psicológico en la que acompañamos por cada faceta de su vida –y muerte– a un carismático, pero sumamente perturbado, asesino en serie. 

Riget, por su parte, es una miniserie que tiene como protagonistas a los médicos, pacientes y personal de un hospital danés azotado por fenómenos sobrenaturales. Con una tercera temporada en producción (casi 30 años después de la original), esta respuesta nórdica al realismo fantástico de Twin Peaks es un must para aquellos que prefieren su terror con tintes absurdistas.

Bitcoin inició el fuego (siempre estaba ardiendo)

¿Recuerdan hace un par de años, durante el apogeo de la pandemia, cuando de lo único que se hablaba en el mundo –además de los estragos del honorable Coronavirus– era de Animal Crossing, las carreras de canicas de Jelle’s Marble Runs y Bitcoin? 

Fue en 2020 cuando Bitcoin –y la mayoría de las criptomonedas– tuvieron un despunte descomunal ocasionado, en parte, por la incertidumbre financiera que se vislumbraba una vez terminase la pandemia (y que hoy nos saluda en la forma de una muy amena inflación). 

Carrera de canicas. Tomada de Tumblr.

Claro, si las criptomonedas prometían estabilidad, seguridad y cero devaluación, lo lógico sería transformar todos nuestros ahorros en un puñado de Ethereums o Dogecoins, ¿no? Ilusiones y estafas piramidales de lado, esa explosión en la demanda de criptomonedas, la cual, a su vez, incrementó su valor, trajo consigo algo más que el nacimiento de los “Crypto Bros” y la gran escasez de procesadores del milenio (y de tarjetas gráficas, Teslas, consolas de videojuegos, etc.), también fue el momento en que las criptomonedas se convirtieron en un peligro más al medio ambiente, y otro factor directamente relacionado con el calentamiento global.

Heigh-ho Heigh-ho

We dig dig dig dig dig dig dig in our mine the
Whole day through
To dig dig dig dig dig dig dig is what we really like to do
It ain’t no trick to get rich quick

Como bien lo dijeran Gruñón, Feliz, Tímido y los demás enanos, no hay un truco para hacerse rico rápido (aunque las “cripto” parecieran serlo); el secreto es cavar y minar, minar, minar, minar el día entero y sin descanso. “Minar”, en el mundo tecnológico, se refiere a correr programas especializados capaces de resolver ecuaciones complejas y “desfragmentar” los códigos que, a la postre, se convertirán en criptomonedas. 

Pero hoy no vamos a hablar de cómo es que se producen estas divisas virtuales, ni la diferencia entre cada una. Ni siquiera debatiremos el sentido o propósito de su existencia. Hoy nos enfocaremos en un dilema de mucha mayor importancia: el daño que estos cachivaches inverosímiles causan en el planeta.

Criptomonedas. Tomada de Profesionistas.org

De acuerdo con un estudio, hoy en día la energía utilizada por los millones de máquinas conectadas trabajando día y noche en la recolección de Bitcoins está a la par de la empleada por Suecia. Sí, todo el país escandinavo usa la misma energía que un montón de procesadores resolviendo ecuaciones. Además, se reporta que la práctica del mining ha acabado con el ahorro energético generado por los autos eléctricos en todos los años que han sido comercializados. 

Desafortunadamente eso no es todo, en vista de que la mayoría de las redes eléctricas en zonas urbanas no están diseñadas para soportar la intensa demanda energética de los (en su mayoría) laboratorios clandestinos de “cosecha”, dichas operaciones han tenido que recurrir a métodos menos convencionales de producción energética: plantas –abandonadas– de carbón.

Insertar chiste obligatorio con la palabra “carbón”

La generación de una sola criptomoneda requiere cantidades absurdas de electricidad. Pero, aunque el simple hecho de tener una máquina encendida 24/7 es razón suficiente para incrementar la temperatura del planeta, el hecho de que los grupos y “empresas” de mining empleen auténticas plantas de carbón, las cuales de por sí son ya obsoletas y representan un claro riesgo para la salud de las personas y el medio ambiente debido a las emisiones de dióxido de carbono y otros gases nocivos, es doblemente insultante.

¿Contaminación por criptomonedas? Tomada de News 2022.

Hoy, a pesar de que la burbuja de las criptomonedas parece haber estallado y el inevitable crash impactó la vida y economía de millones de personas, Bitcoin & co. siguen claramente vivas. Mientras haya demanda habrá oferta, después de todo. Y a pesar de que muchas compañías especializadas en cripto han abogado por buscar alternativas más “sustentables” en cuanto a su producción/necesidad eléctrica, la realidad es que esta es una de esas cosas innecesarias en el mundo, cuya desaparición causaría más bien que mal y donde el único motivador detrás de toda esa artimaña de muchos niveles es –como en todo– la avaricia humana.

Marvel Cinematic Universe: ¿qué tanto es demasiado?

Tras muchos años dando tumbos en el mundo del cine, con decenas de desabridas adaptaciones de distintos grados de calidad: desde cuestionable (X-Men) hasta deplorable (Daredevil); Marvel finalmente encontró oro –así como un rumbo firme a seguir– con el estreno de Iron Man (2008). De la mano de un revitalizado Robert Downey Jr., la división multimedia de la exitosa casa de cómics revolucionó la manera de contar una historia a través del séptimo arte, así como la forma de construir una franquicia cinematográfica. 

Tomando elementos típicos del mundo de las historietas (sagas, eventos y crossovers), Kevin Feige y compañía dieron origen al Universo Cinemático Marvel (MCU), compuesto por una serie de películas, directa o indirectamente relacionadas entre sí, que poco a poco irían develando nuevas historias, personajes (y villanos), locaciones y plot points, los cuales, eventualmente, desembocarían en uno o varios conflictos de proporciones cósmicas. 

Marvel. Tomada de Giphy.

A universe is born

El desarrollo narrativo de las primeras tres fases del MCU (lo que hoy se conoce como “Infinity Saga”) se fue hilando de manera progresiva y coherente; cada nuevo estreno aumentaba las apuestas; cada cinta se sentía como la progresión natural de la anterior, no solo en el transcurso de la historia y la línea del tiempo, sino también en la evolución de cada personaje, cuyos números también se incrementaban exponencialmente con cada entrega. 

No obstante, el final de la guerra por las Gemas del Infinito trajo consigo un periodo de confusión, dentro y fuera de la ficción. Sin sus dos grandes líderes (Tony Stark y Steve Rogers), los Vengadores se han desperdigado por la galaxia en búsqueda de nuevas aventuras y un propósito en la vida; al mismo tiempo, sin un plan sólido ni un rumbo aparente, Marvel se enfocó en producir cantidades colosales de contenido (gracias, Disney+) que han terminado por impactar (de forma negativa) el misticismo, importancia y relevancia del MCU.

Gemas del Infinito. Tomada de Goodreads.

A pesar del reciente anuncio de que la ruta hacia la fase 6 es clara, el camino luce arduo y rocoso, lleno de baches (Eternals) y posibles señales de advertencia (Echo, Fantastic Four), todo solo por llegar a un destino que luce, francamente, decepcionante.

Multiverse saga

Durante la Comic-Con 2022, Feige aseveró que la actual trilogía de fases (4-6) será conocida como “Multiverse Saga”, concepto que se ha peloteado recientemente en diferentes proyectos como Spider-Man: No Way Home y Loki, pero con poco más que una vaga conexión y sin verdaderas consecuencias. A eso, hay que sumar otros estrenos como Moon Knight y Shang-Chi que, independientemente de sus méritos propios –o falta de ellos– poco han hecho por avanzar la trama “global” y justificar su propósito dentro de este cada vez más poblado y heterogéneo universo.

Y no es que cada cinta o show deba estar intrínsicamente ligado a lo que sucede en otro, ni colmarse de referencias de easter eggs hasta el cansancio. Previamente, Black Panther y Ant-Man demostraron que es posible construir una historia aislada del resto, pero que gracias a su estilo, formato y personajes se sienta como ese peldaño indispensable dentro del panorama general. Como un capítulo de relleno en Dragon Ball, donde, aunque no suceda nada emocionante, al menos se aprende algo de los personajes, su pasado o sus motivaciones.

Películas y series que se estrenaron en la Comic-Con 2022. Tomada de: Mundiario.

“WHAT IF…?” MORE LIKE “WHAT ELSE…?”

Sin embargo, la nueva ola de lanzamientos –donde evidentemente se ha priorizado la cantidad sobre la calidad; hay que justificar el precio del streaming, después de todo– no llevan a ningún lado ni mueven la trama ni conmueven al espectador. Es la perfecta representación de “aventar un montón de cosas a la pared, a ver qué se pega”. 

Llámenlo fatiga, sobresaturación o simple hartazgo, pero el MCU (al igual que Star Wars; Disney ataca de nuevo) ha dejado de impactar e innovar. Antes, cada estreno se sentía como un auténtico evento, como la llegada del otoño o el anuncio de que ya hay pan de muerto en las panaderías. Hoy, con un show o película estrenándose prácticamente cada mes, el MCU se ha convertido en una fila interminable de contenido producido en masa, no muy distinto a las novelas del 9.

Todo lo que un mensaje de texto puede decir de ti

Cerca de 20 mil millones de mensajes de texto son enviados, diariamente, en todo el mundo. Desde promociones y spam, hasta memes y videos de gatos tocando el piano, los mensajes de texto se han convertido en el medio de comunicación más utilizado, eficiente y confiable, superando –por mucho– a los correos electrónicos y las llamadas telefónicas. 

Y es que un mensaje no solo es versátil (ya que puede contener audio, video, fotos, gifs, emojis o todo lo anterior), sino que nos brinda “espacio, tiempo y privacidad” para leer, pensar en una respuesta y tratar de ordenar nuestras ideas antes de presionar send, lo cual es sumamente práctico, especialmente para los introvertidos.

La era virtual. Tomada de Hacking Land.

No obstante, y pese a su popularidad, los mensajes de texto siguen siendo un tema escabroso que se presta no solo a malas prácticas (acoso, abuso y fotos indebidas no solicitadas), sino también a un sinfín de errores de comunicación e interpretación que en ocasiones pueden agraviar una plática amena o incluso echar a perder una relación sentimental o de negocios. 

WASSUUUUUP

Existen reglas “no escritas” para una correcta conversación por “texto”, como evitar el uso de MAYÚSCULAS (pues dan la impresión de estar gritando) o no emplear emojis que podrían resultar ambiguos para el lector (como fuego o berenjenas, a menos de que efectivamente tratemos de comunicar que el plato de berenjena a la parmesana está muy caliente). 

No obstante, en un nivel más abajo de las palabras y los GIFs se esconden la intención, el subtexto y todo el bagaje cultural, ideológico y social, tanto de receptor como de emisor, los cuales pueden llegar a sesgar o transformar la idea principal del mensaje.

Emojis y GIFs. Tomado de: Cultura Geek.

¿Un msj te delata?

En su libro Speaking in Thumbs: A Psychiatrist Decodes Your Relationship Texts So You Don’t Have To, la psiquiatra Mimi Winsberg declara que un mensaje de texto puede revelar todo lo que necesitas saber sobre la psique de una persona. 

Empleando la metodología del thin slicing, es decir, reconocer patrones de comportamiento usando una poca de información representativa, es posible determinar ciertas actitudes conductuales por el tipo de frase que se usa (los extrovertidos son más propensos a escribir algunas palabras; los introvertidos otras), o bien, de qué manera se comunica una persona (hablar constantemente en primera persona puede ser considerado como el rasgo de alguien egoísta y poco confiable).

Un msj dice mucho de ti. Tomada de: What the girl

K

Al mismo tiempo, una relación de pareja puede construirse (o desmoronarse) a partir de la efectividad de una conversación digital codificada. Por ejemplo, en una relación saludable o estable, los mensajes suelen ser de extensiones similares, pues ambos participantes están igualmente interesados en expresarse, comunicarse y entablar una charla; cuando la balanza se inclina más hacia un lado u otro, es posible interpretar esto como el desapego por una de las partes o el exceso de persistencia de la otra.

Los mensajes que enviamos, al igual que la manera en la que hablamos o las formas que tenemos de expresarnos creativamente, son un reflejo de nuestra persona. Por más que aparentemos ser extremadamente cool o audaces y confiados al “textear” con un posible pretendiente en Tinder, la realidad es que esos mensajes son solo pequeñas migajas de la personalidad y, tal como sucede con el maquillaje o las fajas reductoras, la verdad siempre, tarde o temprano, sale a relucir.

El marketing aspiracional es ahora “inspiracional”

Hace no mucho tiempo, sin duda ya entrados en el siglo XXI e incluso un poco antes, el marketing y la publicidad tomaron una ruta distinta a la que habían seguido por décadas, es decir, anunciar, promover y vender productos mediante comerciales simples y directos donde el enfoque estaba, precisamente, en el producto y sus características y no mucho más; el mensaje era “compra” y la comunicación se daba de manera unidireccional a través de un spot en la tele o la radio, o un print en revistas y el periódico (¿los recuerdan?).

En fin, con la llegada del nuevo milenio y el adviento de frescos e innovadores medios de comunicación como los smartphones, las redes sociales, el email, los SMS y, por supuesto, internet, los anunciantes tuvieron que cambiar/evolucionar sus estrategias para no solo llamar la atención de un público cada vez más informado y bombardeado por publicidad en todo segundo, sino también hacer que su marca sobresaliera en un panorama altamente competido y globalizado.

Bombardeo en redes sociales.

La solución a esto fue el marketing aspiracional, es decir, la implementación de mensajes patrocinados, product placement y, prácticamente cualquier tipo de contenido publicitario endosado por una celebridad (o modelo o personaje extremadamente atractivo) que llevara al mortal promedio a enamorarse del producto, no por sus bondades, sino por la imagen de “éxito” y glamour proyectados por la marca. 

Los rizos de Bárbara Mori aprueban este shampoo

De Rihanna en las campañas de Puma y Matthew McConaughey manejando un Lincoln, hasta Pedrito Sola anunciando mayonesa McCormick Hellmann’s, a través del marketing aspiracional se buscaba construir la idea de la marca “premium” y vender la ilusión de que tomando Pepsi seríamos tan populares y cool como Michael Jackson. Y aunque el patrocinio de celebridades continúa siendo una práctica común en el mundo de la publicidad –basta con ver las decenas de comerciales protagonizados por Stephen Curry y Chris Paul– hoy en día la estrategia es no romantizar esos mensajes ni prometer la luna y las estrellas en una bolsa de Doritos, sino centrar la comunicación en un plano más “realista” y empático, o inspiracional.

Anuncio de Taylor Swift.

No estamos en el mismo barco

En medio de una crisis económica y sanitaria, cuando la mayoría de las personas buscan sobrevivir y no gastar millones en lujos innecesarios; cuando casi todo el mercado se compone por consumidores 2.0 (o hasta 3.0) con acceso a todo tipo de información en cuestión de segundos; cuando la pandemia de COVID-19 nos demostró que –definitivamente– no estamos todos en el mismo barco, y que mientras unos pasan su confinamiento y la actual recesión con toda comodidad en sus mansiones, otros tenemos que lidiar con la subida del precio de las tortillas; hoy no necesitamos anuncios derrochadores (que además se pueden saltar con VOD o evitar mediante streaming), sino información real, fidedigna y consejos que nos presenten los verdaderos beneficios de un producto, en lugar de quién lo usa y a qué isla griega lo llevó.

“Ser demasiado ‘aspiracional’ es ahora considerado casi repulsivo por la generación Z, quienes en respuesta han optado por usar plataformas como TikTok” –Geraldine Wharry, pronosticadora de tendencias.

Una invitación a comer pizza.

Hoy las marcas se inclinan por los influencers como voces autorizadas para comunicar sus mensajes de una manera (hasta cierto punto) más auténtica y natural, pues es más fácil relacionarse con una persona de la misma edad, viviendo en condiciones similares, que usa un producto en su vida cotidiana porque realmente cree y confía en él. 

La publicidad actual no debería presionarnos a “ser mejores”, a vivir como millonarios, a ser populares y carismáticos, cuando la realidad es que todos hacemos lo que podemos por sobrevivir, damos nuestro mejor esfuerzo por simplemente existir y llevar una vida tranquila y en paz, y si ese producto nos ayudará a ahorrar dinero o a hacer feliz a nuestra familia, pues eso es más que suficiente.

Los Simpson: 33 tortuosos años después. (Parte 2)

¿Por qué el descabellado, pero por momentos jocoso episodio que narra la historia de Armando Barreda y la manera en que reemplazó al verdadero Seymour Skinner después de la guerra, es tratado como el punto de quiebre que marcaría el descenso de Los Simpson hacia la mediocridad? La respuesta podría parecer simple, pero no lo es tanto.

En la 1ª parte hablamos sobre dos eventos esenciales en la baja de calidad del show (la muerte de Doris Grau y Phil Hartman), pero la realidad es que para esta temporada (#9) la mayoría de los escritores originales se habían ya marchado. Del ensamble de talentosos guionistas que formaron parte del staff entre las temporadas 3-8 (Conan O’Brien, Jon Vitti, Sam Simon, Bill Oakley, Josh Weinstein, George Meyer, David S. Cohen, David M. Stern y John Swartzwelder, entre otros), pocos seguían dentro; por su parte, la llegada de nuevos escritores como Ian Maxtone-Graham, Larry Doyle, Matt Selman y Tim Long, por mencionar algunos, terminó por desarticular las bases y fundamentos desarrollados cuidadosamente a través de los años.

Sí es gracioso, pero no como para reírse

El secreto detrás de la comedia de Los Simpson no estaba en situaciones irreales ni en repetir las mismas frases cliché una y otra vez (de hecho, el mismo programa se burla del sobreuso de ese recurso con el capítulo del niño “yo no fui”). Lo que hace que un chiste funcione en el programa es una combinación entre excelente ritmo y timing, y el hecho de que cada personaje tiene una personalidad única que lo hace actuar de una manera donde, aun sin decir una muletilla a lo “Bazzinga”, esa personalidad es tan fuerte y bien estructurada que su misma presencia (más su pasado e historial) cuentan el chiste por sí mismos. 

¿Qué pasó con Los Simpson?

Tomemos como ejemplo uno de los mejores episodios de la serie: “22 Historias cortas sobre Springfield”, una seguidilla de cortometrajes que, en lugar de enfocarse en los protagonistas del show (los titulares “Simpson”), pasa 20 minutos deambulando por las calles de Springfield, explorando las aventuras y contratiempos por los que pasan los demás habitantes del pueblo. Este capítulo es una gran muestra de cómo cada uno de los personajes –principales, secundarios, terciarios y hasta de reparto– se comporta de manera fiel a su personalidad, demostrando que cada uno es tan rico y tridimensional que bien podría protagonizar su propia serie animada (hecho que se retoma en el episodio de “refritos”).

Homero debe ser más gritón, agresivo y tener acceso a una máquina del tiempo

Pero volvamos a Armando Barreda. Establecimos que la columna vertebral del programa son sus personajes y personalidades, meticulosamente exploradas y construidas por casi 10 años. De pronto, un episodio expresa abierta y descaradamente que uno de esos personajes tan queridos, y cuya identidad es una de las más firmemente establecidas, resulta ser un impostor que actúa y se expresa de forma totalmente opuesta; él es su propia antítesis, un desertor. De una semana a la otra, todo lo que sabíamos del profesor Skinner se ha ido a la basura tan solo como una simple excusa para producir un episodio “de relleno”, sacar algunas risas, cobrar un cheque y seguir adelante. 

“Este hombre es el verdadero Seymour Skinner” ¿?

A partir de ahí, indudablemente, el énfasis del programa se postró en confeccionar tramas cada vez más disparatadas (a la Family Guy) y aplanar a los personajes hasta convertirlos en parodias unidimensionales, superficiales y chatas cuya única función es decir frases trilladas en televisión, y gritar bien fuerte para asegurarse de que la gente siga prestando atención.

Un show más

Ya sin un discurso valioso, Los Simpson se convirtió en “un show más”, carente de argumentos, profundidad o significado; adoptaron a la cultura pop que tanto criticaron y pasaron a ser una pasarela de celebridades invitadas, las cuales dejaron de aparecer como simples cameos para volverse los amos del programa. Prueba de ello son los episodios 5F19 (“When you dish upon a star”) y AABF23 (“Beyond Blunderdome”) donde son Kim Basinger, Ron Howard, Alec Baldwin y Mel Gibson los que dirigen la trama, cuentan los chistes y usan su “star power” para darnos media hora de situaciones absurdas en donde Homero –ya transformado en una vil caricatura de sí mismo; más errático y estúpido que de costumbre– pierde todo su carisma al no tener el balance racional de Lisa o el emocional de Marge.

Ugh.

Para este punto, lo que se conocía de Los Simpson no es más que una cáscara vacía, carente de sentido o propósito, “zombificada” para lucir como el mismo show por fuera, pero sin un corazón latiendo en su interior. Lisa lo menciona atinadamente en el episodio 1F05 (“Bart’s Inner Child”), cuando la “filosofía Bartiana” de hacer lo que se antoje se apodera del pueblo.

Te definiste como un rebelde y en ausencia de un medio represivo tu nicho social ha sido asimilado… Después de “Vida prestada” perdiste tu identidad, entraste al engranaje de la sociedad hipersimplificada de la comida instantánea… Es tu oportunidad de desarrollar una nueva y “mejor” identidad, podría sugerir: ¿ridícula y llena de celebridades?

Los Simpsons: 33 tortuosos años después (Parte 1)

Querido lector: 

Al escribir esto estoy triste, nuestra amada serie ha sido derrocada y reemplazada por los benévolos Zombie Simpsons. Todos amamos a los Zombie Simpsons y su glorioso régimen. 

Con amor, niñito.

El próximo domingo 22 de mayo (2022), se transmitirá el 22° episodio (tantos 22 para aquellos interesados en la numerología y la cábala) de la 33ª temporada de The Simpsons, una de las series más exitosas y longevas de la televisión norteamericana. Con una 34ª temporada ya confirmada y la noticia de que se avecina un segundo largometraje en el horizonte, parece que el show ganador de 34 premios Emmy y 7 People’s Choice Awards se mantiene tan popular hoy como hace 30 años. 

Sin embargo, como cualquier fanático old school puede argumentar en un post de blog (tal como este), la serie lleva al menos dos décadas siendo irrelevante, insípida y poco graciosa, arrastrándose a lo largo del siglo XXI como un muerto viviente salido de la imaginación de Sam Raimi –solo que menos entretenido y mucho más lamentable–. La realidad es que 33 años después de su debut en televisión nacional, Los Simpson no son más que una parodia de sí mismos; una sombra de su alguna vez inmaculada figura y un solemne recordatorio de que algunas veces es mejor retirarse cuando se está en lo más alto.

Zombie Simpsons. Término acuñado por el autor Charlie Sweatpants en su ensayo “Zombie Simpsons: How the Best Show Ever Became the Broadcasting Undead” donde se expone el ascenso meteórico del programa y su marcado declive con el pasar de los años.

Los tiempos cambian 

Los Simpson hizo su debut oficial como un show animado en horario estelar en diciembre de 1989, en el centro de una revolución mediática a punto de ebullición. Por un lado, el cine y la televisión predicaban los valores familiares y buscaban la manera de apaciguar a la población tras años de miedo, angustia y paranoia derivados de la Guerra Fría; por el otro, la generación X esperaba su oportunidad de “escupir” en estos valores y rebelarse contra los convencionalismos. Mientras que cintas como E.T. y The Goonies exaltaban el poder de la amistad, y sitcoms como Family Ties, Alf y Punky Brewster mostraban familias perfectas que resolvían sus conflictos con abrazos, cariño y valiosas lecciones de vida, Matt Groening presentó a un padre asfixiando a su hijo a la menor provocación; un chico rebelde que andaba en patineta y hacía grafiti en las paredes y una familia tan disfuncional y provocativa como incisiva y satírica. 

Rock and/or Roll

Los Simpson representaron ese parteaguas en la cultura norteamericana donde los inconformes encontraron un escaparate para criticar, parodiar y burlarse de todas esas “enseñanzas” condescendientes que las generaciones anteriores trataban de inculcar. Beavis & Butthead, MTV, Doom, Mortal Kombat, Pulp Fiction –y claro, Los Simpson– forman parte de esa contracultura rebelde y burlona que buscaba resquebrajar a esa sociedad anticuada y tambaleante.

A través de personajes perfectamente bien construidos, historias basadas en la realidad, pero con un toque cínico y sarcástico, y un sentido del humor nunca antes visto, Los Simpson se convirtió rápidamente en uno de los programas más importantes del planeta, pues lograron convertir el “drama familiar” de la época en una irreverente crítica social que incluía, entre sus víctimas, no solo a la familia nuclear, sino a figuras públicas y políticas, a los “ídolos” del entretenimiento de los 80 y 90, y los mismos fundamentos ideológicos de toda una nación (religión, guerra, enajenamiento colectivo, etc.)

Encuentro del pasado con el futuro.

Cambios inesperados y decadencia

Por casi diez años, Los Simpson fueron intocables; el estándar más alto en entretenimiento, comedia y sátira disponible en cualquier medio audiovisual. Pero, cambios en el staff de escritores, sobresaturación y la inoportuna muerte de dos figuras clave de la dinámica (Doris Grau, voz de la cocinera Doris y supervisora de guiones, y Phil Hartman, comediante y voz de Troy McClure y Lionel Hutz) impactaron fuertemente, no solo en la calidad general del show, sino en el alma del mismo. 

Es difícil señalar el punto exacto donde, como a Rafa, al programa se le rompe el corazón, pero el consenso general es que el cambio radical en el sentido, dirección y propósito mismo de la serie comienza en la temporada 9 con el estreno del episodio 4F23 “The Principal and the Pauper” o “Vida prestada”, como se conocería en México y América latina…

To be continued…