Cómo consultar contenidos de salud seguros en internet

Consulta médica segura en internet

Una miniguía 

¿Te ha pasado que consultas a Dr. Google por cualquier dolencia o achaque y terminas creyendo que tienes cáncer?

Por eso, revisa antes esta miniguía para consultar en internet información segura, bien fundamentada y fidedigna sobre asuntos de salud.

Hipocondria

 

1. Checa el nombre del sitio. Lo que va después del punto te dará una idea del tipo de página que estás viendo:

.gov/.gob.mx identifica a instituciones gubernamentales, .gov de los Estados Unidos, y .gob.mx de México. 

.edu identifica instituciones educativas, como colegios y universidades.

.org suele identificar a organizaciones sin fines de lucro, como sociedades científicas, médicas o de investigación, o bien, grupos que defienden alguna causa.

.com son los sitios web con fines comerciales. Aquí entran farmacéuticas y hospitales.

2. Busca al autor. Los sitios con información fidedigna ponen el nombre del autor de cada artículo, o cuando menos mencionan si se trata de un equipo de colaboradores. Lo que siempre ponen es quién revisó el contenido. Ya que se trata de información de salud, lo ideal es que esté escrito por un profesional de esta materia.

3. Revisa fechas. Mientras más actual sea la información, mejor. Los sitios serios con frecuencia revisan y actualizan sus contenidos, entonces busca la fecha de la última actualización.

4. Atento a las referencias. Algunos artículos tienen al final una lista de fuentes de donde tomaron la información, o las ponen en hipervínculos a lo largo del texto. Esto es un indicador de que están basados en evidencia científica.

5. Consulta quiénes son. En la sección “About us” o “Nosotros” puedes encontrar qué tipo de organización estás visitando, si tiene algún patrocinador y cuáles son sus objetivos: ¿te quieren informar?, ¿o vender algo?, ¿o que te inscribas a su causa? Precisamente las instituciones educativas y de gobierno, así como las organizaciones sin fines de lucro preferirán ofrecerte información fidedigna y bien fundamentada.  

6. Protege tu privacidad. En el mapa del sitio web encontrarás algo que diga “Política de privacidad” o “Nuestras políticas”. Si dice que utiliza “cookies”, es posible que tu información no sea privada, por lo que es importante leer cómo la utilizará el sitio. Si quieres proteger tus datos personales, la recomendación es desactivar el uso de cookies, esto lo haces desde la configuración de tu navegador.

7. Cuidado con las soluciones milagrosas. Si te ofrecen LA CURA para determinada enfermedad, desconfía y busca en otras páginas para confirmar si esto es cierto.

via GIPHY

 

8. Pregúntale al que sabe. Si tienes un profesional de la salud de tu confianza, pregúntale qué sitios puedes consultar, tal vez él pueda recomendarte algunos o decirte dónde jamás entrar.

9. Y por último… pero no menos importante:

  • No te autodiagnostiques.
  • No te automediques.
  • Si te sientes mal o aún tienes dudas sobre el tema que buscaste, mejor consulta a tu médico o médica.  

*En nuestro pódcast Ñoñerías de la Lengua, los de 360 Grados Agencia Editorial platicamos sobre jergas, argots y otros lenguajes especializados, como el de los doctores, que resultó bien sexista, ¿quieres saber por qué? Te invitamos a escucharnos.

Secretos de la RAE: ¿nuestros antepasados envidiarían nuestras palabras?

Todos los días nos comunicamos con los demás, ya sea para cuestiones del trabajo, de la escuela o simplemente para echar chisme con nuestros amigos, familiares o pareja. Pero algo que nos parece tan cotidiano como hablar español llevó todo un proceso de transformación e incluso hoy en día nuestro idioma sigue cambiando con el ingreso de nuevas palabras y la modificación de otras.

¿Desde cuándo hablamos español?

Aunque sabemos que el castellano tiene sus orígenes en el latín, no existe un registro de la fecha exacta en que se empezó a utilizar como una lengua reconocida, pero los primeros escritos en castellano se remontan a los siglos IX y XI.

A pesar de que “dar a luz” a una nueva lengua no es un proceso que ocurra de la noche a la mañana, el impulso de altas autoridades puede acelerarlo, tal fue el caso del rey Alfonso X, quien a partir del año 1200 dio un realce al castellano al mandar a escribir obras originales en esta lengua y traducir otras cuantas.

Sin embargo, el camino para volver al castellano una lengua estándar aún recorrió otros cuantos siglos y sucesos importantes, algunos de ellos fueron:

  • Siglo XV: Antonio de Nebrija publicó la primera gramática sobre el castellano, y fue durante esta misma época cuando se terminó el proceso de unificación de dicha lengua en todo el país.
  • Siglo XVII: fue en este siglo cuando Miguel de Cervantes Saavedra publicó la primera parte de la famosa obra El Quijote, que además de destacar por estar escrita en el castellano de la época y de ser una de las más traducidas en todo el mundo, tiene un gran valor cultural al ser una historia que —de manera satírica/cómica— hace una crítica a la sociedad.

    Don Quijote y Sancho. Tomada de Tenor.
  • Siglo XVIII: exactamente en el año 1713 se fundó la Real Academia Española de la Lengua (RAE), este suceso fue el parteaguas que marcó el inicio del español contemporáneo.
¿Hablamos igual que nuestros antepasados?

Si has visto películas que se ambientan en épocas antiguas seguramente has notado que los personajes no hablan igual a como lo hacemos nosotros, esto ocurre porque las lenguas siguen evolucionando con el paso del tiempo de acuerdo con los hechos históricos que se presentan, así como con los cambios en la cultura y la sociedad.

Basta con echar una mirada al mundo actual en que las redes sociales y el mundo virtual nos han bombardeado y con ello ha habido un gran ingreso de palabras nuevas, como: “chat”, “online”, “emoticon”, etc.; así como la aparición de acepciones (modificaciones en el significado) de algunas palabras, como en el término “ladrillo” que además de su significado tradicional, ahora hace referencia a los primeros celulares que se distinguían por ser grandes y pesados.

Diccionario. Tomada de Gficat.

Algunos hechos históricos también marcan la llegada de nuevas palabras y los cambios en otras, uno de ellos fue la pandemia por COVID-19, en donde se añadieron acepciones y términos a la RAE, como: “hisopado”, “cribado”, “nueva normalidad”, entre otros.

De forma que, tan solo en el 2021 el diccionario de la RAE dio a conocer 11,425 nuevas entradas y 24,819 acepciones. No cabe duda de que el lenguaje —al igual que los procesos en la vida— es cambiante y no deja de sorprendernos con nuevas modificaciones.

Si quieres conocer más secretos del español en una charla amigable entre colegas, solo da clic aquí para escuchar un nuevo episodio de Ñoñerías de la Lengua, el podcast de 360 Agencia Editorial.

 

El fascinante mundo de la traducción, el doblaje y la localización

Al leer el libro de un autor extranjero en nuestro idioma o ver nuestra serie favorita doblada al español, rara vez nos detenemos a pensar en todo el proceso que hubo detrás para que pudiéramos disfrutar cada uno de los diálogos de los personajes.

En el mundo del cine, la televisión, el marketing y la literatura todos los contenidos “se cocinan detalladamente” antes de llegar a ti. Aquí te dejamos tres puntos importantes del laborioso proceso de transformar un texto de un idioma a otro.

Traducir va más allá de ser literal

Si crees que la traslación mecánica —y a veces descabellada— del traductor de Google es la correcta, esto no es así, una verdadera traducción incluye ser detallista con la sintaxis, modificar la puntuación e incluso cambiar las expresiones de la lengua original a otras palabras sin que se pierda el sentido de la idea, porque como lo decía Walter Benjamin:

“Ninguna traducción sería posible si su aspiración suprema fuera la semejanza con el original […]”

No le creas todo a Google translate.
Doblaje: voces y personajes

El doblaje consiste en grabar y sustituir las voces originales de una película o de un programa de televisión por otras idénticas o similares en otro idioma.

Aunque muchos prefieren ver películas en su lengua original y leer los subtítulos, actualmente más de 625 millones de personas en el mundo (entre ellas quienes tienen dificultades visuales) siguen viendo contenido doblado a su idioma.

México es uno de los países más reconocidos en doblaje para Latinoamérica, esto debido a que nuestro acento es neutro y también al trabajo que varios actores mexicanos han realizado desde los años 40 a la fecha. Son tan famosos que seguramente recuerdas las voces de tus personajes favoritos de la infancia y si las vuelves a escuchar en una película enseguida las reconoces.

Doblaje / Tomada de Giphy.
Localización: cada cultura tiene su esencia

Cuando se traduce un texto a otro idioma puede perderse alguna expresión o chiste típico de la región donde se hizo, la localización busca que esto no ocurra y, por el contrario, da un gran peso a la cultura para mantener la esencia de los diálogos y adapta su significado al contexto.

Este proceso se realiza con frecuencia en las agencias de traducción de videojuegos, páginas web, marketing y publicidad, pero no debe confundirse con la tropicalización porque, aunque es semejante, esta es más usada por marcas o empresas.

Si quieres conocer más datos curiosos sobre estos temas y escuchar entrevistas divertidas con grandes invitados como la actriz de doblaje Lili Barba (la voz de Carlitos de Rugrats) solo da clic aquí.

Anglicismos: las palabras inglesas que han ingresado al español

Aunque ya ni lo notamos, en nuestras conversaciones diarias usamos palabras que tienen su origen en otros idiomas, como el árabe (alberca, aceite, jarra), el italiano (acuarela, novela, pizza), el francés (chef, jamón, taller), también del latín—nuestra lengua madre—, alemán, griego, etc. Pero en los últimos tiempos, las palabras en inglés llevan la delantera en colarse a la lengua española.

¿Qué son los anglicismos?

Los préstamos lingüísticos del inglés a otras lenguas tienen el nombre de anglicismos y a pesar de que en español tenemos palabras para designar ciertas cosas, preferimos usar el término extranjero.

Los anglicismos se dividen en:

  • Préstamos léxicos: palabras de un idioma que son adoptados por otro, ya sea de forma idéntica o ligeramente modificados (como “online” en lugar de “en línea”).
  • Términos castellanizados: palabras inglesas que han adaptado su escritura y oralidad al español (como “tuitear”).
  • Giros sintácticos y frases hechas: frases que se han modificado de acuerdo a su imitación del inglés, (como “hacer sentido” en lugar de “tener sentido”, que viene de “to make sense”).
La invasión de los anglicismos

Hoy en día, muchos usamos anglicismos sin razón aparente, pero los lingüistas afirman que hay algo que nos motiva: queremos obtener prestigio, no conocemos la palabra en español o se nos dificulta expresar una idea en nuestra lengua natal —vacío semántico— y preferimos hablar con un término nuevo.

Lo cierto es que elegimos nuestras palabras dependiendo de las personas con las que estamos, el léxico que manejamos, nuestras ideologías, el momento y el lugar en el que nos encontramos.

¿Cómo no usar anglicismos, si nos bombardean por todos lados? Basta con echar un vistazo al mundo de los negocios, comercio, moda, cine, televisión, redes sociales, etc., en donde palabras como: reality show, marketing, fashion, spoiler, lobby, newsletter, casting, están presentes todos los días.

El inglés se ha convertido en el idioma que rige la manera en que se piensan y expresan reflexiones, propuestas y pensamientos, no solo en México sino alrededor del mundo. Es más común todavía en el lenguaje de los jóvenes y adolescentes, celebridades, youtubers, hablantes del “spanglish” y especialistas en áreas tecnológicas y científicas.

Así que,  ser bilingüe ha dejado de ser una elección para convertirse en una necesidad, porque quienes no saben inglés quedan fuera de varias dinámicas: desde no poder hojear una revista de moda hasta no ser aceptados en algún círculo social, además de que disminuye sus posibilidades de conseguir un empleo.  

Anglicismos vs. lingüistas conservadores

Aunque a algunos nos parece cool usar palabras en inglés, para los más conservadores es una amenaza a la lengua española, que busca fracturar el significado real de algunas palabras, como es el caso del término “fake news” que suena como una categoría nueva y elegante, pero en realidad se trata solo de “mentiras”. Los más apegados a las normas del lenguaje, afirman que el uso de anglicismos quiere crear un nuevo imaginario social sin memoria histórica, cultural, política y económica.

Las instituciones del lenguaje también están en contra del uso de palabras inglesas dentro del español, como la Real Academia Española (RAE), quien no se quedó con los brazos cruzados y promovió el buen uso del español sin anglicismos, para ello se valió de una campaña que tuvo gran éxito:

Lenguaje inclusivo: ¿una lucha por la visibilidad?

Si eres fan de las redes sociales, seguramente te has dado cuenta de que en los últimos tiempos han aparecido con más frecuencia palabras como: todes, nosotrxs, ellxs, etc. Se trata del llamado “lenguaje inclusivo”, una práctica que cada día consigue más seguidores —sobre todo entre los grupos feministas y LGBT+—, pero ¿cuáles son los orígenes de este lenguaje?

Orígenes

Aunque pareciera que es algo actual, sus inicios se remontan a los años setenta del siglo XX, cuando el feminismo se planteó por primera vez que en la lengua castellana se daba poca importancia al género femenino, mientras que la mayoría de las referencias estaban dirigidas a lo masculino. Esto sigue ocurriendo hoy en día, seguramente has acudido a una junta de “padres” de familia en donde la mayoría son “mamás” o conocido asociaciones de “jueces” integradas en mayor medida por mujeres.

Delia Suardíaz fue la primera en estudiar esta problemática en su tesis de maestría: Sexism in the spanish language (1973), donde descubrió que el lenguaje incluso degrada a las mujeres y expuso la necesidad de un cambio lingüístico. Para muestra de ello, basta revisar las ediciones anteriores a la 23ª del Diccionario de la Lengua Española (2014), en las que todavía se asociaban las palabras “débil” y “endeble” a lo femenino.

¿Débil? (Tomada de: Anuario de Glotopolítica).

Así que, hasta la fecha, algunos grupos de personas siguen inconformes con la forma en que la Academia se dirige o representa al género en sus definiciones y buscan una nueva manera de expresar su discurso e identidad.

¿Diversxs?

Aunque en un inicio el lenguaje inclusivo buscaba únicamente la visibilidad de las mujeres, ahora se ha extendido a las personas de la diversidad sexual y a los aliados de esta. Aquí, nombrar dos sexos no basta; de acuerdo con las ideas de la crítica queer, es imposible reducir a dos categorías la multiplicidad del género que podemos habitar o con el que nos podemos identificar.

De modo que el uso de la “x” y la “e” surgen como una nueva manera de inclusión para las personas diversas. Más allá de ser formas neutras del lenguaje, se trata de mostrar la indecibilidad del género.

Diversidad. (Tomada de: Anuario de Glotopolítica).

A diferencia de la “x”, la “e” no solo se puede utilizar en la escritura, sino también en la oralidad. Se volvió popular a partir del 2018, en un debate político que buscaba la despenalización del aborto en Argentina, donde su uso fue autorizado para tareas y trabajos de algunos colegios, así como en los juzgados.

En varios países de habla hispana aún existe un debate sobre la aceptación o rechazo del lenguaje inclusivo entre grupos impulsores de este y miembros de las instituciones de la lengua española. A pesar de que ambos tienen argumentos interesantes, lo cierto es que dicha búsqueda de aceptación del lenguaje inclusivo habla de un cambio de ideas en la sociedad y de una lucha de mujeres, personas de la comunidad LGBT+ y aliados, por una visibilidad e inclusión.

Las nuevas palabras y la infodemia

A finales del año pasado la Real Academia Española (RAE) anunció con bombo y platillo las nuevas palabras que los académicos aprobaron publicar en la versión 23.4 del Diccionario de la lengua española (DLE).

Por supuesto, no es novedad que se incluyeran “los términos del año”, o sea, COVID y diversos derivados y relacionados. Pero hay otras adiciones que te llamarán la atención si como nosotros eres fanático de las ñoñerías de la lengua.

La enfermedad, la salud y el bienestar

“COVID”, así con mayúsculas, aunque en nuestro Diccionario del Español de México (DEM) está aprobado su uso en minúsculas: “covid”, y ambos diccionarios coinciden en que puede ser masculino o femenino. También se añadieron “coronavirus” y “coronavírico” —relativo al coronavirus.

Entradas relacionadas con esta enfermedad son “cuarentenar” y “cuarentenear” —poner a alguien o estar en cuarentena—, así como “confinado” y “confinamiento”, que ya estaban, pero se agregó una nueva definición: poner en aislamiento a una persona o población por razones de salud o seguridad.

El DLE también abrió sus puertas a entradas relacionadas con medicamentos: “anticonvulsivo”, “antirretroviral”, “miorrelajante”; los antibióticos “cefalosporina”, “cloranfenicol”, “eritromicina”, “tetraciclina” y “vancomicina”.

Otras nuevas palabras relacionadas con la salud en general son: “ayurveda”, “farmacovigilancia”, “isoflavona”, “macronutriente”, “micronutriente”, “probiótico”, “prolactina” y “serotonina”.

De la internet

La RAE incluyó términos relacionados con la tecnología y la era digital, tales como: “emoji” —los españoles lo pronunciarán con la “j”, pero en México, si estuviera en el DEM, se debería escribir “emoyi”.

“Emoticón”, “avatar” —entendido como la identidad virtual gráfica de un usuario digital—, “hilo”, “perfil” —ya estaba, pero se agregó la acepción de identidad de un usuario en una red social—, “trol”, “troleo” y “trolear”, así como “publicar” —en el entorno digital— “videochat” y “videollamada”.

Las posturas

Palabras como “derechoso”, “fascistoide”, “izquierdoso”, “libertarismo”, “natalista”, “negativismo”, “reduccionismo” o “provida”, referentes a posturas filosóficas o políticas, apenas fueron contempladas por los académicos de la RAE para ser incluidas en su H.H. diccionario.

La gastronomía

El diccionario incluyó platillos regionales, como el “faláfel” de la cocina árabe, la “musaka” griega, el “marmitako” vasco, el dominicano “chenchén” y el “nacho” mexicano.

También encontramos a la “estevia”, planta que se usa como edulcorante, el pan “pita” y el “moka” —una variedad árabe de café, aunque en México nos referimos a una mezcla de café y chocolate en postres y bebidas—. Y del ambiente restaurantero, “gastrobar”.

Por cierto, parece que el sector olivarero “cabildeó” con los académicos, ya que incluyeron entre sus novedades algunas variedades de aceitunas, como “manzanilla”, “verdial” y “picuda”.

Otros más

De entre las 2,557 adiciones de la RAE, entre nuevas entradas y enmiendas de otras ya existentes, podemos encontrar “tex-mex”, “zumba”, “suricata”, “tapanco”, “partidocracia”, “multisectorial”, “jibarizar”, “finde”, “exoplaneta”…

Y muchas otras más que nos hacen pensar que los académicos de la lengua española deberían “cambiar el chip” —nótese esta nueva acepción— y acelerar, nomás tantito, sus procesos de inclusión de nuevas palabras que desde hace años dejaron de ser neologismos en el habla cotidiana.

¿Dónde quedó la infodemia?

Ante la avalancha de noticias generadas durante la pandemia por COVID-19, la OMS ha llamado a evitar “la cantidad excesiva de información —en algunos caso correcta, en otros no— que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando la necesitan”.

La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) considera la palabra “infodemia” —acrónimo de “información” y “epidemia”— como “un neologismo válido”, e incluso fue candidata a Palabra del año 2020 —la ganadora fue “confinamiento”.

Lo curioso es que, aun con el respaldo de la RAE, “infodemia” no aparece en el DLE.

¿Cuánto tiempo considerarán los académicos que necesita un neologismo para tener el honor de aparecer en el diccionario?
Mientras tanto, te dejamos aquí la liga de algunas nuevas entradas del DLE por si deseas informarte de su significado. O consúltalas directamente en el diccionario.

Foto de entrada por Anna Lisa en Unsplash