T’wired: cansados pero hiperconectados

por Gabriel Guajardo

Esta palabra aún no es tan popular, pero es muy probable que más temprano que tarde lo será. El término nació en el año 2014 y lo acuñó el doctor Rubin Naiman en su blog personal, en donde menciona que:

“Estamos t’wired, cansados ​​y conectados al mismo tiempo. Aunque es desconcertante, estar conectado es la nueva normalidad para millones de nosotros. Veo gente t’wired por todas partes”. 

Su creación es el acrónimo de tired, que significa cansado, con wired, que se traduce como conectado. Así, Naiman describe con originalidad, pero de manera justificada, a las personas que sufren de fatiga, y aun así dicho cansancio no es motivo suficiente como para soltar su dispositivo y descansar del mundo digital. El doctor incluso describe: “Rutinariamente me encuentro con las ramificaciones de la conciencia interconectada en la mayoría de mis pacientes con insomnio”, y destaca este padecimiento en su artículo.

A la orden del día: estrés, ansiedad, depresión y falta de sueño

El mundo de las redes sociales es un espejismo, mientras todos presumimos una vida perfecta llena de momentos inolvidables, médicos como Naiman se preocupan al encontrar que el estrés, las presiones sociales y nuestros estilos de vida provocan que lleguemos a la cama sin sueño. Muy cansados, pero sin sueño. 

Esto puede ser un problema verdaderamente grave si consideramos que, en México, por ejemplo, 17% de los mexicanos padecen de insomnio. Esto lo reportó la Sociedad Mexicana para la Investigación y Medicina del Sueño, e incluso afirma que, en algún momento de la vida, toda la población adulta de nuestro país sufrirá de este problema. 

El doctor Naiman destaca en su ensayo que muchas personas con insomnio creen que se sienten con energía durante el día —y puede ser que sí—, pero en realidad, debajo de esa imagen hay un cuerpo y una mente cansada y muy fatigada. Ahí resalta: “Esta incongruencia ha sido examinada científicamente. Resulta que, como grupo, las personas con insomnio crónico en realidad parecen tener menos sueño durante el día que las personas que duermen normalmente”.

También destaca que hay distintos factores en nuestro estilo de vida que agravan la situación para que estemos t’wired. Por ejemplo, el consumo de cafeína, aunque también va mucho más allá de estos lugares comunes: el principal problema es que vivimos en un mundo de hiperconectividad, llenos de información. Todos los días “estamos inundados de opciones de información y entretenimiento y somos virtualmente adictos a la actividad y la productividad”.

El insomnio, ¿la próxima gran epidemia?

Todo esto genera ondas en nuestro cerebro y el ritmo cardiaco se acelera, elevando la temperatura corporal de nuestro cuerpo, lo que impide que podamos dormir y descansar. Pero si esta es la nueva realidad para quienes tenemos en nuestras manos un dispositivo digital, ¿qué podemos hacer para no seguir t’wired?

Naiman destaca que tenemos que separar ciertos conceptos o actividades que comúnmente asociamos con descanso, cuando en realidad están muy lejos de serlo. 

Recreación, no descanso

  • Ver una película
  • Escuchar música
  • Leer un libro
  • Jugar videojuegos

 

Para Naiman, descansar en toda la extensión de la palabra no es ninguna de estas actividades, sino más bien crear tu propio espacio personal, en donde generas un estado de serenidad o de calma absoluta para ponerle freno a todo lo demás.

Descanso, no recreación

  • Meditación
  • Yoga
  • Ejercicios de respiración

 

 

Este tipo de actividades modulan la velocidad de nuestra vida despierta, pero también “sirven como un puente esencial para dormir y soñar”.

 

Date un break: la importancia del tiempo libre

En un mundo en donde el éxito se mide de acuerdo a un intenso —y a veces imparable— trabajo realizado y a los bienes materiales que hemos adquirido, como: el iPhone más actual, el superauto del año, una casa o un departamento lujoso, ropa de marca, etc., a veces darnos un tiempo libre es mal visto o pasa a último término en nuestra escala de prioridades.

Tanto se nos ha dicho que “la pereza es la madre de todos los vicios” que lo hemos confundido con no tener un tiempo para nosotros mismos, tal vez hasta te hayas sentido culpable cuando te dedicas a tu hobby preferido en lugar de estar siendo “productivo” en ese momento.

¿Cuánto tiempo libre nos dedicamos?

La calidad de vida va más allá de los bienes que podamos conseguir, pues nuestra salud física y/o mental se puede deteriorar si no nos damos un respiro de la agitada rutina que llevamos. Para muestra basta mirar los datos estadísticos: un estudio realizado por OCCMundial arrojó que 63% de los encuestados sufrieron estrés laboral en los últimos 24 meses.

Por otro lado, el World Play Shortage Report indicó que:

  • Uno de cada tres adultos tiene menos de 10 horas libres a la semana.
  • El 36% tiene menos de dos horas de ocio al día.
  • Los niños tienen tres horas menos de tiempo libre por semana que la generación de sus padres.
  • Un 63% de personas entre 38 y 40 años prefiere tiempo libre en vez de dinero.

Estos datos nos hablan de la poca importancia que se le da en nuestro país al ocio, y aunque las razones son diversas —y muchas válidas— lo cierto es que nuestra salud mental agradecería mucho tener espacios de tiempo libre.

Inagotable. Tomada de: Pinterest.

 Beneficios del ocio

Para nuestros antepasados griegos el ocio no era sinónimo de pereza, al contrario, la misma palabra que viene del término scholé hace alusión a “aprendizaje” porque para ellos era el momento ideal en que desarrollaban su mente y sus conocimientos. A continuación, te presentamos un top 4 de sus beneficios más inmediatos.  

  1. Mejora la salud mental

De acuerdo con el Informe Anual de Estadísticas de Seguridad Social, en los últimos años las enfermedades relacionadas con sobrecarga laboral han ido en aumento (hasta en un 73%), con diagnósticos de estrés y depresión. Por ello es importante el tiempo libre, en él podemos ser introspectivos y reflexionar, lo cual nos ayuda a tomar mejores decisiones en cada uno de los ámbitos de nuestra vida (relaciones de pareja, profesionales, familiares, etc.); además tomamos una distancia momentánea del peso de nuestras responsabilidades, ¿a poco no te has sentido más tranquilo y ligero después de unas vacaciones en la playa?

Entre las olas del mar. Tomada de: Tenor.

  1. Mejora tu rendimiento físico

No todos los tiempos de ocio se refieren a descansar y tirarnos en la cama —aunque son actividades igual de importantes— también podemos dedicar esas horas a practicar nuestro deporte favorito (futbol, natación, tenis, ir a correr, al gym, etc.) o simplemente a dar una caminata en nuestro parque más cercano.

De acuerdo con datos del 2021 del INEGI, el 39.6% de la población en México es activa físicamente. Aunque no es un porcentaje muy alto, estos datos nos hablan de que muchas personas han encontrado en el deporte una manera de mantenerse más sanos física y mentalmente. Y como bonus: el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), dio a conocer que realizar ejercicio regularmente aumenta nuestra expectativa de vida de cuatro a cinco años.

  1. Fortalecer habilidades sociales

Aunque los ratos con nosotros mismos son revitalizantes, el tiempo libre no es necesariamente sinónimo de actividades en solitario; somos seres sociales por naturaleza y compartir momentos de ocio con otras personas en clubs de lectura, clases de baile, teatro, canto, cocina, etc. nos resulta gratificante e incluso —de acuerdo a estudios científicos— estas relaciones sociales nos permiten afrontar de forma positiva problemas de salud física o emocional.

Atrévete a bailar. Tomada de: Danza Esmeralda.

  1. Mejora tus relaciones personales

A veces estamos tan inmersos en el trabajo y en todos nuestros pendientes que sin darnos cuentas ya solo damos el saludo de buenos días y buenas noches a nuestros seres queridos (familia, pareja, amigos), esto puede dañar nuestras relaciones. Por ello es importante no dejar nuestras relaciones personales en tercer plano y dedicar tiempo de calidad a aquellos vínculos que son importantes en nuestra vida.

Aunque parezca una labor titánica darnos ese respiro que nos hace falta, todo es cuestión de organizarnos: separar el ocio de las tareas del hogar, programar nuestros tiempos, vacaciones y actividades que quisiéramos realizar en los momentos de ocio. Nuestro cuerpo, mente y alma seguro nos agradecerán esos ratos libres y hasta nos volveremos más productivos en nuestras labores diarias.

Buen humor y felicidad: ingredientes de una mejor salud

La risa es un remedio natural para la salud mental y la mejor medicina para aliviar el estrés. Según numerosos estudios médicos, un buen sentido del humor tiene diversos beneficios para la salud mental a corto y largo plazo.

Reír desencadena automáticamente cambios físicos y mentales positivos que ayudan a relajar la mente: mejora la ingesta de aire rico en oxígeno, lo que estimula al corazón, los pulmones y los músculos, mientras que el cerebro libera endorfinas, hormonas que provocan una sensación de placer y una mente relajada.

Además, la risa activa el mecanismo de respuesta al estrés: cambia el ritmo cardíaco y estimula la circulación sanguínea, lo cual permite experimentar una sensación de calma.

Iluminar con una sonrisa. Tomada de: Ethic.

Los pensamientos positivos son un refuerzo para el sistema inmunológico al conducir a la liberación de neuropéptidos, químicos cerebrales conocidos por combatir la ansiedad, el estrés y otras condiciones mentales relacionadas. Por si fuera poco, una buena carcajada hace que el cuerpo libere analgésicos naturales, aliviando así el dolor físico.

En resumen, la risa puede levantar el ánimo significativamente al reducir la ansiedad y la depresión, haciéndonos más felices.

¿De qué está hecha la felicidad?

Vayamos un paso más allá. Si un buen sentido del humor y una refrescante carcajada tienen sus ventajas, ¿qué pasará si logramos acercarnos a una sensación de bienestar más permanente

Sin duda, la felicidad es más profunda y duradera, por eso es importante concentrarnos en el sentimiento en sí, y hacerlo de manera constante. En otras palabras, impulsar la felicidad significa cultivarla a través de actividades diarias y patrones de pensamiento. Investigadores, médicos y psicólogos desentrañaron los elementos esenciales de la felicidad y este fue el resultado. La felicidad se compone de:

  • Gratitud. Para saborear los pequeños placeres de la vida; recopilarlos y agradecerlos puede ayudar a darle sentido a nuestra existencia. Llevar un diario de gratitud, donde se enumeren las personas, situaciones y objetos de aprecio entrena al cerebro a concentrarse en lo positivo.

    Conectar con los otros. Tomada de: El correo.
  • Contacto humano. Un metanálisis de 2017 encontró que la falta de conexiones sociales conlleva un riesgo comparable a fumar hasta 15 cigarrillos por día. Si bien las redes sociales son formas convenientes de mantenerse en contacto, al parecer se obtiene más felicidad de los encuentros humanos reales.
  • Dormir bien. El sueño y el bienestar están íntimamente relacionados. Un cerebro descansado mantiene la amígdala bajo control, con lo que reaccionamos de manera más racional y procesamos nuestros sentimientos de manera más efectiva.
  • Meditación. Está demostrado que meditar puede cambiar físicamente el cerebro para estar más abierto a la felicidad.

    Cuidar de nosotros mismos. Tomada de Orem.com
  • Autocompasión. Ser menos duros y autocríticos, y aprender a ser más amables con nosotros mismos, a perdonarnos por nuestros errores y fracasos.
  • Contactar con la naturaleza. Los investigadores han descubierto que estar al aire libre tiene un efecto profundo en nuestro cerebro. La naturaleza nos calma, disminuye la producción de hormonas del estrés y aumenta las emociones positivas. 

Un momento para ti mismo. Tomada de: GifImage.Net

  • Tiempo libre. Tomar descansos breves, incluso de unos pocos minutos, permite que el cuerpo “se reinicie”.
  • Mantenerse en movimiento. El ejercicio, sin importar la intensidad, mejora el estado de ánimo. Un estudio reciente encontró que el equivalente a una hora de actividad moderada al día reduce en 26% el riesgo de desarrollar depresión.
  • Aceptación. Aceptar las cosas que no podemos cambiar puede ser un paso desafiante hacia la felicidad, pero aprender a reconocer nuestra realidad sin emitir juicios nos ayuda a trabajar con la vida que tenemos, para poder encontrar satisfacción en ella.

¿Debe borrarse la historia por ser ofensiva?

El crecimiento es una parte natural de la vida. Crecer no implica solo ser más alto, más viejo o la llegada de la calvicie; este proceso incluye también constante aprendizaje, maduración y reflexión. Asimismo, crecer y evolucionar no es algo exclusivo de los seres vivos; las ideologías cambian; las leyes se transforman; las mismas naciones se encuentran en un crecimiento constante (la mayoría), donde la historia juega un papel importante en ese proceso de aprendizaje.

La historia está para ser aprendida, analizada, cuestionada e incluso criticada, pero no para ser ignorada. La historia puede ser incómoda, vergonzosa, hiriente y básicamente negativa en todos los sentidos, pero también es una marca indeleble del camino que ha seguido una persona, un país o una civilización entera desde sus inicios hasta su eventual final. Y claro, ¿quién no quisiera eliminar de la memoria colectiva esa vez que le dijimos “mamá” a la maestra o cuando nos caímos en medio del Zócalo? Sin embargo, esos sucesos –por espantosos que hayan sido– no solo nos dejaron una lección, sino que nos hicieron crecer como individuos para así evitar repetirlos en el futuro, y si no, al menos tomarlos con más filosofía.

Abraza el aprendizaje del pasado. Tomada de: Pinterest.

La historia se repite

Existen muchas frases famosas, adjudicadas a distintos personajes históricos, donde el punto común es la importancia que tiene la historia para los eventos por venir. Es decir, que quien no aprende de su pasado, está condenado a repetirlo una y otra vez, de la misma forma. 

George Orwell lo ejemplifica (de un modo más siniestro) en su novela 1984 a través del totalitarismo y el control de la información con el fin de manipular las mentes del pueblo. Pero esa manipulación que, afrontémoslo, sucede diariamente a lo largo y ancho de los medios de comunicación masiva, parece ya no limitarse al acontecer actual, sino también a la erradicación sistemática de la historia mundial como una forma de no solo desviar la atención del individuo sino “esconder bajo la alfombra” el rastro de suciedad que carga consigo una entidad.

Un mundo nos vigila. Tomada de: Gifer.

El pasado es el pasado

Desde un tuit ofensivo que arruina carreras, hasta la destrucción de estatuas o monumentos históricos ligados a un acto bélico o movimiento separatista, el hecho de excavar en las ruinas del pasado con el único propósito de encontrar algo que no se ajuste a los valores actuales o a nuestro punto de vista, y usar eso como justificación, es no solamente irresponsable sino peligroso.

Todos cometemos errores. Seguramente al gobierno alemán actual le encantaría borrar cada indicio del Holocausto, o a Beyoncé esa foto “hulkesca” en el Super Bowl, pero si hacemos eso jamás podremos evolucionar o aprender de esos errores. Además, ¿quién decide qué debe irse y qué debe quedarse? ¿No es eso sesgar la información, información que debería ser verídica porque realmente sucedió?

Las caídas de la vida me enseñaron que soy capaz de levantarme. Tomada de: Videos virales.

En conclusión, no, la historia no debería ser modificada o eliminada solo por tratarse de un tema delicado y escabroso que es mejor evitar que afrontar. La realidad es que solamente así, mirando hacia atrás y reflexionando sobre el pasado, podemos avanzar, mejorar y, ultimadamente, evitar repetir esas atroces metidas de pata.

¿Cómo nos cambió la pandemia emocionalmente?

La pandemia por COVID-19 vino a recordarnos que si algo es seguro en la vida son los cambios y que nada es permanente. Aunque a lo largo de nuestra existencia muchos ya habíamos experimentado pérdidas de diversos tipos, la pandemia puso a prueba nuestra salud mental cuando tuvimos que alejarnos o despedirnos definitivamente de familiares, amigos, parejas e incluso de nuestros trabajos o —en el confinamiento— de algo tan común como nuestra libertad de salir. De acuerdo con la psicóloga belga Elke Van Hoof, este hecho fue: “el mayor experimento psicológico de la historia”.

Meses después, a pesar de que el caos de la pandemia parece haber disminuido, han quedado secuelas no solo físicas en algunos pacientes sino también emocionales en todo el mundo. Los psicólogos, psiquiatras y especialistas en salud mental han dado a conocer un aumento en las consultas por trastornos de ansiedad y depresión, entre otros padecimientos.

Tiempos pandémicos. Tomada de: Revista Nota Uniandina.

Lo que la pandemia nos dejó

Aunque la pandemia nos puso a prueba a todos, algunos resultaron más afectados a nivel psicológico que otros, esto se debe a la resiliencia individual de cada quien, es decir, a la capacidad de adaptación que tenemos frente a las adversidades que se nos presentan, pero también influyeron las situaciones que cada uno vivió.

Por otro lado, el aislamiento social también detonó varias consecuencias, algunas de ellas fueron:

  • Miedo al contagio y/o a la cercanía: si algo nos repitieron hasta el cansancio es que la distancia es sana, tanto que a nivel emocional nos lo creímos e incluso restringimos los abrazos y besos. Sin embargo, a pesar de ser una medida sanitaria válida, de acuerdo con la psicoanalista Araceli Franco puede desembocar en un rechazo por los demás que termina siendo perjudicial.

Por eso, en nuestra vuelta a la “normalidad” es necesario retomar el afecto con nuestros seres queridos, ya que varios estudios aseguran que sentir la piel del otro disminuye el dolor físico, fortalece el sistema inmunitario y reduce los síntomas de ansiedad y depresión.

El encanto del afecto. Tomada de Tenor.

  • El síndrome de la cabaña: la pandemia aceleró a pasos agigantados el uso de la tecnología; muchos trabajos, escuelas y reuniones pasaron a ser en línea. En este tiempo algunos nos acostumbramos a la comodidad de laborar desde casa y ahora nos ha sido complicado volver a socializar en persona. Por ello, la psicoterapeuta Franco menciona que es importante que quienes experimenten este efecto no lo repriman y compartan su sentir con alguien de su confianza.
  • Burnout o agotamiento mental: en la pandemia, de un día para otro el trabajo y la vida en casa se mezclaron. ¿En qué momento terminaba el horario laboral y en qué momento finalizaban los trabajos en casa? Para muchos el ciclo era interminable. Esto nos provocó agotamiento mental excesivo, insomnio, sedentarismo y en los casos más graves detonó depresión o ansiedad. Por eso es recomendable dedicar un tiempo para realizar algún deporte o hobbie, eso nos ayudará a disminuir el estrés.

    Emociones encontradas. Tomada de: El país.
Después de la tormenta sale el sol

Otra enseñanza que nos dejó la pandemia es la importancia de cuidarnos a nivel físico y mental porque estar sanos será nuestra mejor arma frente a las adversidades y padecimientos que se nos presenten. Algunos consejos que recomiendan los expertos son:

  • Dormir bien: cuando no descansamos bien estamos de mal humor, no nos concentramos bien y somos menos productivos. El sueño es fundamental para nuestro cerebro y salud mental, además de que nos ayuda a la regulación emocional.
  • Hacer ejercicio: darnos un rato para ejercitarnos (caminar, correr, ir al gym, nadar, bailar) puede marcar la diferencia en nuestros días, porque además de reducir el riesgo de enfermedades también mejora nuestro estado de ánimo.

    Una dosis diaria de ejercicio. Tomada de: Aula virtual las águilas.
  • Alimentarse saludablemente: cuando comemos sanamente muchas cosas positivas pasan dentro de nosotros, mejora el rendimiento de nuestro cerebro, mantenemos sana nuestra piel, prevenimos enfermedades del corazón, cáncer, problemas de la vista y además, protegemos nuestro sistema inmunitario.
  • Crear: cuando las emociones nos desbordan es reconfortante plasmarlas en un papel, ya sea escribiendo cómo nos sentimos, dibujando o pintando. Es una forma terapéutica de sacar todo aquello que nos atormenta.

Estas actividades nos benefician mucho, pero es importante reconocer cuando también requerimos ayuda profesional para enfrentar las secuelas emocionales que nos dejaron las pérdidas y los cambios que vivimos durante la pandemia para que así podamos transformar los miedos, aceptarlos, procesarlos y darles un nuevo sentido.