Tecnofobia o “ay nanita, me da miedo la maquinita”

Tecnofobia en el cine

La tecnofobia es el miedo irracional hacia la tecnología, las computadoras y, entre otras innovaciones, la inteligencia artificial. Veamos cómo ha retratado este trastorno el cine.

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Si bien T. Jay fue el primer investigador en utilizar el término “fobia a las computadoras” en [su libro de] 1981 [Computerphobia: What to do about it], ya desde 1963 R. Lee había dado origen al estudio de este trastorno, describiendo en los empleados de la IBM un factor actitudinal negativo hacia las computadoras. 

Desde entonces, numerosos estudios han examinado este fenómeno, siendo tecnofobia el término más abarcativo y específico utilizado para describir la presencia de ansiedad y miedo irracional, comportamientos aversivos e ideaciones distorsionadas frente a las distintas herramientas de tecnología digital. 

Extracto de Tecnofobia: trastorno clínico asociado a las tecnologías digitales de Leticia Luque y Rodolfo Ávila, Revista argentina de psiquiatría, vol. XIX, 2008.

La tecnofobia, al igual que todas las fobias, es un padecimiento real; un trastorno clínico donde se exhibe un miedo desproporcionado por algo común y corriente. La tecnología, en este caso. 

No obstante, aunque en el entorno cotidiano –así como en la práctica clínica– la tecnofobia se representa con una “simple” aversión a las computadoras o el avance tecnológico por un tema de desplazamiento laboral (¡el robot me quitó el trabajo!), en el mundo del entretenimiento multimedia este padecimiento con bases factibles se ha explotado en una variedad absurda de formas, una más ridícula y over the top que la anterior.

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La tecnofobia en el cine

Desde la rebelión, y posterior monarquía robótica, de The Terminator y The Matrix, hasta la visualización del futuro distópico de Blade Runner, Total Recall e incluso Detroit: Become Human (con todo y su retorcida retórica moralista) donde la tecnología –a través de la construcción de androides o la ciberaumentación– está tan intrínsecamente ligada a los humanos que pareciera que el balance entre lógica y sentimiento se inclina favorablemente del lado de los circuitos y los procesadores, por años el cine, la televisión, el cómic, la literatura y los juegos de video han advertido sobre los posibles peligros que impone el desarrollo de las nuevas tecnologías en la frágil y temerosa humanidad.

Sin embargo, esas historias cautelares suelen incluir un dejo de fascinación por el potencial que estos avances tienen y cómo su uso puede abrir las puertas al transhumanismo o esta simbiosis entre carne y metal.

Cintas como Tetsuo: The Iron Man, Hardware o Repo Men pintan un panorama bizarro y terrorífico donde hombre y máquina conviven en imperfecta armonía, demostrando lo peligrosa -y asombrosa- que puede ser la tecnología integrada en el funcionar humano, especialmente cuando se da rienda suelta a la imaginación y locura de su huésped.

Lo cual nos lleva a quizás el primer ejemplo histórico del pavor que la electricidad, las máquinas, la ciencia y todo lo desconocido provoca en las personas: Frankenstein

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Frankenstein a la vista

En la novela de Mary Shelley, además de los dilemas morales y connotaciones existencialistas que se presentan, el horror que provoca la abominable criatura en los aldeanos va más allá de lo grotesco de su apariencia; es, nuevamente, ese temor a lo desconocido e incomprensible; a cómo una máquina puede dar vida a un ser extraño; al hecho de que un montón de perillas, cadenas y fusibles puedan transformar un montón de extremidades inertes en una criatura que se mueve, piensa y ¿ama?

Aún ahora, en el mundo real, el adviento de sistemas de inteligencia artificial y robots cada vez más complejos y avanzados demuestra lo poco que realmente comprendemos el alcance de esta tecnología o su potencial impacto en el mundo futuro. 

Es imposible determinar qué tanto las máquinas podrán desarrollarse y seguir aprendiendo, hasta el punto de no sólo lograr la autoconciencia, sino acuñar la idea de que la humanidad es un mal que debe ser erradicado si es que el planeta tiene esperanzas de sobrevivir. Y eso es aterrador… porque es verdad.

 

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¿ChatGPT viene por tu empleo de redactor? Úsalo a tu favor

Chatgpt chatbot inteligencia artificial

Te contamos tres maneras de convertir a los chatbots de inteligencia artificial como ChatGPT en tus aliados y no en una amenaza.

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El chatbot ChatGPT se convirtió en la nueva sensación de redes sociales porque es capaz de redactar desde un poema costumbrista hasta un ensayo sobre inteligencia artificial, sin ningún costo y en segundos. 

En marzo de 2023 tuvo más de 1,600 millones de visitas de acuerdo con el portal SimilarWeb, con un promedio de casi nueve minutos por sesión.

Para ponerlo en contexto, en marzo de 2023 ChatGPT recibió un cuarto de las visitas que recibió Twitter (6,600 millones) y tuvo apenas un minuto menos por sesión, también según cifras de SimilarWeb.

¿Pero qué demonios es ChatGPT, por qué acapara las conversaciones y por qué algunas personas se sienten amenazadas?

ChatGPT

La amenaza de ChatGPT

De acuerdo con él mismo, ChatGPT es un modelo de lenguaje de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI. La historia comenzó en 2020 cuando fue creado por un equipo de investigadores y programadores de OpenAI en San Francisco, California

El desarrollo se basó en el aprendizaje profundo de un modelo de lenguaje llamado GPT-2, la ampliación de su capacidad de procesamiento y la cantidad de datos utilizados para entrenarle.

Su objetivo es ayudar a las personas a través de la comunicación y el intercambio de información en lenguaje natural. 

“En términos de mi futuro, espero seguir evolucionando y mejorando. Mi tecnología seguirá siendo desarrollada y mejorada por los investigadores y programadores de OpenAI, lo que me permitirá continuar mejorando mis capacidades y habilidades”.

Según sus palabras, espera ser útil para las personas en el futuro, ayudando en la resolución de problemas, la toma de decisiones y la comprensión del mundo en el que vivimos.

“Entiendo que la automatización y la inteligencia artificial, como yo, puedan preocupar a los redactores y otros profesionales que trabajan en el campo de la escritura. Pero me gustaría aclarar que mi función es complementar, no reemplazar, el trabajo de los redactores”.

De acuerdo con ChatGPT “puedo generar texto automáticamente, pero no reemplazar la creatividad, experiencia y perspectiva humana que los redactores aportan a su trabajo”.

“Además, hay muchos tipos de redacción que no son adecuados para ser automatizados por una inteligencia artificial como yo, como la escritura creativa, la redacción publicitaria, la escritura periodística, entre otros. En estos casos, la experiencia y habilidades humanas siguen siendo esenciales”, aseguró el chatbot, ya entrañable para ese momento de la plática.

“La preocupación por la pérdida de empleos debido a la automatización o la externalización de trabajos a otros países es una cuestión legítima que puede ser abordada de manera constructiva y sin caer en el sensacionalismo”.

ChatGPT

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ChatGPT, un aliado

En 360 decidimos darle una oportunidad. Le pedimos tres maneras en que ChatGPT puede ayudar a los redactores y no ser un enemigo:

  1. Ahorro de tiempo: puedo ayudar a los redactores a encontrar sinónimos o alternativas de palabras para mejorar la legibilidad o la variación en el texto. Esto les permite centrarse en la creación de contenido de alta calidad en lugar de perder tiempo en tareas repetitivas.

  2. Mejora de la calidad del contenido: puedo revisar el texto para detectar errores gramaticales, ortográficos y de puntuación. También puedo sugerir mejoras en la estructura de la oración, el tono y la coherencia en el texto.

  3. Tener alguien con quien pelotear: la lluvia de ideas sin límites puede llevar a ideas innovadoras y soluciones creativas. Durante el peloteo de ideas, se alienta a los participantes a compartir todas las que se les ocurran, incluso si parecen poco prácticas o poco convencionales. La idea es crear un ambiente libre de críticas y fomentar la creatividad, la improvisación y la fluidez de ideas.

Tuvimos que pulir un poco el texto que nos entregó –tanto afinando las preguntas como editando– porque fue muy repetitivo en las palabras y también le daba demasiadas vueltas a una misma idea. Sin embargo, quién mejor que ChatGPT para contarnos cómo nos puede ayudar.

Bienvenido, ChatGPT

Después de agradecerle por entregar su texto en segundos (algo que no sucede comúnmente con los redactores), se puso a hablar bien de sí mismo (igual que los redactores):

“Mi función principal es proporcionar respuestas útiles y precisas a cualquier persona que interactúe conmigo. Mi arquitectura, GPT-3.5, es una de las arquitecturas de modelo de lenguaje más grandes y avanzadas del mundo, con 175 mil millones de parámetros”.

En síntesis, nos puede ayudar (o nos obliga) a ser más creativos.

Bienvenido al mundo de la redacción, ChatGPT, ojalá sea el inicio de una gran amistad.

“Espero que esta información sea útil para tu artículo. Si necesitas más información o detalles específicos, estaré encantado de ayudarte”, contestó.

¿Tú qué opinas? ¿Aliado o amenaza?

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Metaverso: bienvenidos al ¿futuro? de internet

El futuro ya está aquí y su nombre es metaverso. Nadie sabe con exactitud qué es o cómo construirlo, pero los colosos de la big tech han comenzado la carrera por monetizarlo. ¿Su promesa? Una realidad donde los límites de lo virtual y lo físico son irrelevantes, donde estamos siempre en línea, siempre compartiendo, siempre consumiendo.

El futuro ya está aquí. ¿Es muy tarde para cambiarlo?

Pero, ¿qué es el metaverso?

El metaverso no es una idea nueva. Fue acuñado hace treinta años en la novela Snow Crash, y desde entonces, poco ha cambiado: en esencia, son mundos virtuales donde lo digital adquiere el valor de lo tangible. Sí, suena ambiguo, y parece aún más extraño ante las inversiones que ha suscitado: los 10 mil millones de dólares que Facebook invirtió para reinventarse como Meta, una “compañía del metaverso”, o los $68.7 mil millones que Microsoft pagó para adquirir el estudio de videojuegos Activision Blizzard que, en sus palabras, les “dará los bloques de construcción fundamentales para el metaverso”, cual si fueran Legos.

Por ahora, el metaverso es un concepto emergente: se habla de experiencias inmersivas creadas mediante realidad virtual, realidad aumentada e inteligencia artificial, pero no necesariamente dependientes de dispositivos; interconectadas —es decir, que persisten y continúan independientemente de la plataforma— y posiblemente basadas en una economía digital, de ahí las continuas menciones a activos digitales, como criptomonedas y NFTs. 

Internet, ¡ahora en 3D, cerca de ti!

Una mejor forma de entender el metaverso (y la apuesta por inventarlo) es verlo no como un dispositivo o experiencia específica, sino como un cambio en nuestra interacción con la tecnología y cómo afecta nuestro día a día. 

Pensemos en la llamada “web 1.0”, aquella internet pre-siglo XXI, donde la información era estática, unilateral y basada en texto, y su evolución a lo que ahora llamamos “web 2.0” o web social, donde la interacción, el usuario como creador de contenido y la recopilación de datos cambiaron la forma en que funcionan nuestras relaciones, nuestra economía, nuestro cerebro mismo. 

El metaverso promete ese mismo cambio radical. Sin embargo, las problemáticas éticas, de privacidad, seguridad y sustentabilidad que nuestras actuales tecnologías no han logrado resolver podrían volverse mucho peores con esta nueva capa de virtualidad.

The Sims
De todos los futuros que podrían imaginar, ¿por qué Meta elige el que parece sacado de The Sims 2? / Tomada de: ©Facebook/Reuters.
¿Es el metaverso una causa perdida? 

(Spoiler: no necesariamente.)

Regresemos a Snow Crash, esa obra fundacional del ciberpunk donde conocemos a Hiro Protagonist, un repartidor de pizza que, en la vida “real”, vive en la línea de pobreza, pero que es un príncipe guerrero y hacker de élite en la virtualidad.

Esta novela de 1992, escrita por Neal Stephenson, ofrece un futuro donde la sociedad es gobernada por mega monopolios y mafias compitiendo por territorios. En esta miseria, el metaverso es el último escape: no es un lugar particularmente placentero, pero es necesario para sobrevivir; si bien arrastra e incita las mismas desigualdades, vicios y violencias del mundo real, la alternativa es un mundo inhabitable. 

Aquí, por supuesto, hay una fábula, un presagio de los demonios tecnológicos de un futuro que hace décadas nos alcanzó. Aún más revelador es que Neal Stephenson se ha unido a la carrera, no por la conquista del metaverso, sino por su emancipación: ante la inevitable colonización de las tecno potencias, Stephenson busca “una alternativa de blockchain de código abierto para quien quiera construir metaversos”, ofreciendo una versión libre, descentralizada y basada en la creación colectiva. 

Si bien esta definición suena tan ambigua como la de Mark Zuckerberg, que describe “mundos digitales inmersivos que se convierten en la principal forma de vivir y pasar nuestro tiempo” —aterrador, si pensamos que hoy gastamos 40% de nuestras vidas en la web—, la diferencia es esencial: necesitamos imaginar más allá de los presentes y futuros que las compañías diseñan para nosotros. 

El metaverso no es Facebook, Amazon ni Google, no tiene marca registrada ni precio de suscripción. Al ser un concepto ambiguo, aún es momento de definirlo. Mientras no podamos responder qué es el metaverso, aún es tiempo de crearlo. 

Bitcoin inició el fuego (siempre estaba ardiendo)

¿Recuerdan hace un par de años, durante el apogeo de la pandemia, cuando de lo único que se hablaba en el mundo –además de los estragos del honorable Coronavirus– era de Animal Crossing, las carreras de canicas de Jelle’s Marble Runs y Bitcoin? 

Fue en 2020 cuando Bitcoin –y la mayoría de las criptomonedas– tuvieron un despunte descomunal ocasionado, en parte, por la incertidumbre financiera que se vislumbraba una vez terminase la pandemia (y que hoy nos saluda en la forma de una muy amena inflación). 

Carrera de canicas. Tomada de Tumblr.

Claro, si las criptomonedas prometían estabilidad, seguridad y cero devaluación, lo lógico sería transformar todos nuestros ahorros en un puñado de Ethereums o Dogecoins, ¿no? Ilusiones y estafas piramidales de lado, esa explosión en la demanda de criptomonedas, la cual, a su vez, incrementó su valor, trajo consigo algo más que el nacimiento de los “Crypto Bros” y la gran escasez de procesadores del milenio (y de tarjetas gráficas, Teslas, consolas de videojuegos, etc.), también fue el momento en que las criptomonedas se convirtieron en un peligro más al medio ambiente, y otro factor directamente relacionado con el calentamiento global.

Heigh-ho Heigh-ho

We dig dig dig dig dig dig dig in our mine the
Whole day through
To dig dig dig dig dig dig dig is what we really like to do
It ain’t no trick to get rich quick

Como bien lo dijeran Gruñón, Feliz, Tímido y los demás enanos, no hay un truco para hacerse rico rápido (aunque las “cripto” parecieran serlo); el secreto es cavar y minar, minar, minar, minar el día entero y sin descanso. “Minar”, en el mundo tecnológico, se refiere a correr programas especializados capaces de resolver ecuaciones complejas y “desfragmentar” los códigos que, a la postre, se convertirán en criptomonedas. 

Pero hoy no vamos a hablar de cómo es que se producen estas divisas virtuales, ni la diferencia entre cada una. Ni siquiera debatiremos el sentido o propósito de su existencia. Hoy nos enfocaremos en un dilema de mucha mayor importancia: el daño que estos cachivaches inverosímiles causan en el planeta.

Criptomonedas. Tomada de Profesionistas.org

De acuerdo con un estudio, hoy en día la energía utilizada por los millones de máquinas conectadas trabajando día y noche en la recolección de Bitcoins está a la par de la empleada por Suecia. Sí, todo el país escandinavo usa la misma energía que un montón de procesadores resolviendo ecuaciones. Además, se reporta que la práctica del mining ha acabado con el ahorro energético generado por los autos eléctricos en todos los años que han sido comercializados. 

Desafortunadamente eso no es todo, en vista de que la mayoría de las redes eléctricas en zonas urbanas no están diseñadas para soportar la intensa demanda energética de los (en su mayoría) laboratorios clandestinos de “cosecha”, dichas operaciones han tenido que recurrir a métodos menos convencionales de producción energética: plantas –abandonadas– de carbón.

Insertar chiste obligatorio con la palabra “carbón”

La generación de una sola criptomoneda requiere cantidades absurdas de electricidad. Pero, aunque el simple hecho de tener una máquina encendida 24/7 es razón suficiente para incrementar la temperatura del planeta, el hecho de que los grupos y “empresas” de mining empleen auténticas plantas de carbón, las cuales de por sí son ya obsoletas y representan un claro riesgo para la salud de las personas y el medio ambiente debido a las emisiones de dióxido de carbono y otros gases nocivos, es doblemente insultante.

¿Contaminación por criptomonedas? Tomada de News 2022.

Hoy, a pesar de que la burbuja de las criptomonedas parece haber estallado y el inevitable crash impactó la vida y economía de millones de personas, Bitcoin & co. siguen claramente vivas. Mientras haya demanda habrá oferta, después de todo. Y a pesar de que muchas compañías especializadas en cripto han abogado por buscar alternativas más “sustentables” en cuanto a su producción/necesidad eléctrica, la realidad es que esta es una de esas cosas innecesarias en el mundo, cuya desaparición causaría más bien que mal y donde el único motivador detrás de toda esa artimaña de muchos niveles es –como en todo– la avaricia humana.

Todo lo que un mensaje de texto puede decir de ti

Cerca de 20 mil millones de mensajes de texto son enviados, diariamente, en todo el mundo. Desde promociones y spam, hasta memes y videos de gatos tocando el piano, los mensajes de texto se han convertido en el medio de comunicación más utilizado, eficiente y confiable, superando –por mucho– a los correos electrónicos y las llamadas telefónicas. 

Y es que un mensaje no solo es versátil (ya que puede contener audio, video, fotos, gifs, emojis o todo lo anterior), sino que nos brinda “espacio, tiempo y privacidad” para leer, pensar en una respuesta y tratar de ordenar nuestras ideas antes de presionar send, lo cual es sumamente práctico, especialmente para los introvertidos.

La era virtual. Tomada de Hacking Land.

No obstante, y pese a su popularidad, los mensajes de texto siguen siendo un tema escabroso que se presta no solo a malas prácticas (acoso, abuso y fotos indebidas no solicitadas), sino también a un sinfín de errores de comunicación e interpretación que en ocasiones pueden agraviar una plática amena o incluso echar a perder una relación sentimental o de negocios. 

WASSUUUUUP

Existen reglas “no escritas” para una correcta conversación por “texto”, como evitar el uso de MAYÚSCULAS (pues dan la impresión de estar gritando) o no emplear emojis que podrían resultar ambiguos para el lector (como fuego o berenjenas, a menos de que efectivamente tratemos de comunicar que el plato de berenjena a la parmesana está muy caliente). 

No obstante, en un nivel más abajo de las palabras y los GIFs se esconden la intención, el subtexto y todo el bagaje cultural, ideológico y social, tanto de receptor como de emisor, los cuales pueden llegar a sesgar o transformar la idea principal del mensaje.

Emojis y GIFs. Tomado de: Cultura Geek.
¿Un msj te delata?

En su libro Speaking in Thumbs: A Psychiatrist Decodes Your Relationship Texts So You Don’t Have To, la psiquiatra Mimi Winsberg declara que un mensaje de texto puede revelar todo lo que necesitas saber sobre la psique de una persona. 

Empleando la metodología del thin slicing, es decir, reconocer patrones de comportamiento usando una poca de información representativa, es posible determinar ciertas actitudes conductuales por el tipo de frase que se usa (los extrovertidos son más propensos a escribir algunas palabras; los introvertidos otras), o bien, de qué manera se comunica una persona (hablar constantemente en primera persona puede ser considerado como el rasgo de alguien egoísta y poco confiable).

Un msj dice mucho de ti. Tomada de: What the girl
K

Al mismo tiempo, una relación de pareja puede construirse (o desmoronarse) a partir de la efectividad de una conversación digital codificada. Por ejemplo, en una relación saludable o estable, los mensajes suelen ser de extensiones similares, pues ambos participantes están igualmente interesados en expresarse, comunicarse y entablar una charla; cuando la balanza se inclina más hacia un lado u otro, es posible interpretar esto como el desapego por una de las partes o el exceso de persistencia de la otra.

Los mensajes que enviamos, al igual que la manera en la que hablamos o las formas que tenemos de expresarnos creativamente, son un reflejo de nuestra persona. Por más que aparentemos ser extremadamente cool o audaces y confiados al “textear” con un posible pretendiente en Tinder, la realidad es que esos mensajes son solo pequeñas migajas de la personalidad y, tal como sucede con el maquillaje o las fajas reductoras, la verdad siempre, tarde o temprano, sale a relucir.

El marketing aspiracional es ahora “inspiracional”

Hace no mucho tiempo, sin duda ya entrados en el siglo XXI e incluso un poco antes, el marketing y la publicidad tomaron una ruta distinta a la que habían seguido por décadas, es decir, anunciar, promover y vender productos mediante comerciales simples y directos donde el enfoque estaba, precisamente, en el producto y sus características y no mucho más; el mensaje era “compra” y la comunicación se daba de manera unidireccional a través de un spot en la tele o la radio, o un print en revistas y el periódico (¿los recuerdan?).

En fin, con la llegada del nuevo milenio y el adviento de frescos e innovadores medios de comunicación como los smartphones, las redes sociales, el email, los SMS y, por supuesto, internet, los anunciantes tuvieron que cambiar/evolucionar sus estrategias para no solo llamar la atención de un público cada vez más informado y bombardeado por publicidad en todo segundo, sino también hacer que su marca sobresaliera en un panorama altamente competido y globalizado.

Bombardeo en redes sociales.

La solución a esto fue el marketing aspiracional, es decir, la implementación de mensajes patrocinados, product placement y, prácticamente cualquier tipo de contenido publicitario endosado por una celebridad (o modelo o personaje extremadamente atractivo) que llevara al mortal promedio a enamorarse del producto, no por sus bondades, sino por la imagen de “éxito” y glamour proyectados por la marca. 

Los rizos de Bárbara Mori aprueban este shampoo

De Rihanna en las campañas de Puma y Matthew McConaughey manejando un Lincoln, hasta Pedrito Sola anunciando mayonesa McCormick Hellmann’s, a través del marketing aspiracional se buscaba construir la idea de la marca “premium” y vender la ilusión de que tomando Pepsi seríamos tan populares y cool como Michael Jackson. Y aunque el patrocinio de celebridades continúa siendo una práctica común en el mundo de la publicidad –basta con ver las decenas de comerciales protagonizados por Stephen Curry y Chris Paul– hoy en día la estrategia es no romantizar esos mensajes ni prometer la luna y las estrellas en una bolsa de Doritos, sino centrar la comunicación en un plano más “realista” y empático, o inspiracional.

Anuncio de Taylor Swift.
No estamos en el mismo barco

En medio de una crisis económica y sanitaria, cuando la mayoría de las personas buscan sobrevivir y no gastar millones en lujos innecesarios; cuando casi todo el mercado se compone por consumidores 2.0 (o hasta 3.0) con acceso a todo tipo de información en cuestión de segundos; cuando la pandemia de COVID-19 nos demostró que –definitivamente– no estamos todos en el mismo barco, y que mientras unos pasan su confinamiento y la actual recesión con toda comodidad en sus mansiones, otros tenemos que lidiar con la subida del precio de las tortillas; hoy no necesitamos anuncios derrochadores (que además se pueden saltar con VOD o evitar mediante streaming), sino información real, fidedigna y consejos que nos presenten los verdaderos beneficios de un producto, en lugar de quién lo usa y a qué isla griega lo llevó.

“Ser demasiado ‘aspiracional’ es ahora considerado casi repulsivo por la generación Z, quienes en respuesta han optado por usar plataformas como TikTok” –Geraldine Wharry, pronosticadora de tendencias.

Una invitación a comer pizza.

Hoy las marcas se inclinan por los influencers como voces autorizadas para comunicar sus mensajes de una manera (hasta cierto punto) más auténtica y natural, pues es más fácil relacionarse con una persona de la misma edad, viviendo en condiciones similares, que usa un producto en su vida cotidiana porque realmente cree y confía en él. 

La publicidad actual no debería presionarnos a “ser mejores”, a vivir como millonarios, a ser populares y carismáticos, cuando la realidad es que todos hacemos lo que podemos por sobrevivir, damos nuestro mejor esfuerzo por simplemente existir y llevar una vida tranquila y en paz, y si ese producto nos ayudará a ahorrar dinero o a hacer feliz a nuestra familia, pues eso es más que suficiente.

Los secretos de la deep web y la dark web

Seguramente muchos de nosotros hemos oído hablar acerca del término deep web, en referencia a la red profunda de internet, lo que hace que inmediatamente se activen las alarmas de seguridad y surjan en nuestra mente pensamientos negativos asociados a esta red. 

Quizá no todo lo que creemos saber de la deep web sea real, ya que existe otro estrato más profundo de internet que representa un peligro mayor para el usuario: la dark web. Con el fin de develar los mitos y realidades acerca del tema, en los siguientes párrafos describiremos el significado de cada una de estas expresiones, así como sus diferencias principales. 

La mala fama de la deep web

La deep web se refiere a todo aquel contenido online que no está visible en la web abierta. A diferencia de la surface web o red superficial, donde los servidores son de fácil acceso debido a los motores de búsqueda (Google, Bing, Yahoo) que indexan sus páginas, en la deep web los servidores permanecen más ocultos.

La deep web alberga grandes volúmenes de bases de datos, de tal forma que el  90% del internet corresponde a esta. En esta red es posible encontrar contenido bloqueado con contraseña, como: perfiles privados de redes sociales, cuentas bancarias, correos electrónicos, bases de datos médicas. Acceder a páginas que se encuentran en la deep web solo es posible a través de la dirección exacta. 

Generalmente, el contenido en la deep web suele permanecer escondido, ya sea porque las páginas no están en formato HTML (Hypertext Markup Language), los creadores bloquean los buscadores e impiden de forma intencional mostrar la página, se requieren contraseñas para acceder a la información (por ejemplo, datos confidenciales de una empresa) o porque los buscadores no se interesan en el contenido publicado. 

Estratos de la web. Tomada de Futuro Prossimo.
Razones para no utilizar la dark web

Dentro del enorme universo de la deep web se encuentra la dark web (red oscura). Aunque ambos términos suelen utilizarse de forma intercambiable por algunos usuarios de internet, dichas expresiones no deben confundirse ya que no son lo mismo. 

La dark web es un desafío a la legalidad y representa un gran riesgo para todo aquel que se atreve a ingresar, puesto que las páginas web ocultas deliberadamente no pueden ser visitadas utilizando navegadores convencionales.  

Para poder acceder a este tipo de páginas se requiere de un software especial como TOR (The Onion Router), que trabaja utilizando varias capas. Este navegador redirige el tráfico de internet ocultando la ubicación y el usuario, así como encriptando cada mensaje y contenido. 

Al entrar a la dark web el usuario ingresa a un mundo clandestino donde es posible encontrar toda clase de información y servicios que ponen en peligro su seguridad. 

Y es que, si bien es cierto que en la dark web podemos encontrar contenido que se encuentra dentro del marco legal como publicidad digital, tesis, papers, clubs de lectura y el resto de temas que normalmente hallaríamos en la internet superficial, también es una realidad que en la dark web abundan contenidos maliciosos (malware) utilizados para fines ilegales como el comercio de armas, drogas y la publicación de videos sensibles, servicios de hacking, falsificación de documentos, entre otros.

El lado oscuro de la web. Tomada de The Daily Beast.
Para dejar más claro el tema…

Las diferencias entre la deep web y la dark web son:

  1. La deep web engloba toda esa información que está online pero a la que no se puede acceder públicamente. Para acceder a la dark web se requiere de aplicaciones específicas, como TOR.
  2. El universo de la deep web abarca el 90% del contenido de internet, en tanto que la dark web ocupa el 0.1% de esta
  3. La deep web no necesariamente es sinónimo de ilegalidad, ya que aquí se puede encontrar información completamente legal como bases de datos empresariales, perfiles privados de redes sociales, información médica y científica, correos electrónicos, información de cuentas bancarias. En la dark web el contenido es principalmente ilícito y existen “túneles de tráfico virtual”, lo que supone un enorme riesgo para la seguridad del usuario. 
  4. Los usuarios de la dark web están expuestos a algunos tipos de malware como keyloggers, malware de botnet y ransomware.

En la deep web el contenido permanece simplemente oculto (en muchos casos, por razones de seguridad) pero en la dark web la no indexación de las páginas web es completamente intencional y ampliamente enfocada a actividades indebidas.

The dark web. Tomada de CCCB Lab.

Por: Verónica González.

10 características que hacen a un contenido VIRAL

En el contexto del marketing de contenidos, algo “que se hace viral” es un material (artículo, blogpost, juego, trivia, vlog, podcast, infografía) que ha sido bien recibido en redes sociales y es ampliamente compartido. 

No todo puede ser contenido viral. En general, este se basa en dos cualidades: 

  • El contenido en sí mismo es digno de ser compartido.
  • El material se difunde con la suficiente amplitud como para aprovechar los beneficios de las redes.

Además, existen ciertas características que dotan a un contenido de viralidad y son:

Las 10 razones por las que compartimos un contenido y lo volvemos viral

 

  1. Es súper divertido. Todos necesitamos descansar de la seriedad de la rutina diaria, y un contenido que nos hace reír a nosotros y a quienes se lo compartimos es un elevador natural del estado de ánimo.
  2. Contiene información increíble. Cuando una información te deja boquiabierto no puedes resistirte a mandársela a tus amigos y familiares para obtener una reacción similar. 
  3. Es profundamente emotivo. Los videos, blogs, podcasts, etc. que “tocan” nuestras emociones, son ideales para compartir porque nos gusta conectarnos con otros a través de la experiencia.

    Tomada de The New York Times.
  4. Coincide con nuestra forma de ver el mundo. En estos tiempos todo mundo tiene una opinión, así que cuando encontramos un contenido que respalda nuestros valores o refuerza nuestro punto de vista es lógico que nos guste y queramos enseñarlo a quienes tienen ideas afines a las nuestras.
  5. Nos hace pensar. Cuando un contenido nos hace detenernos a reflexionar sobre las grandes preguntas de la vida, a menudo queremos compartirlo para que otros también hagan una pausa y miren “the big picture” de vez en cuando.
  6. No lo cubrieron los grandes medios de comunicación. Las noticias provocativas o relevantes que pasan desapercibidas en los principales medios de comunicación y terminan en sitios en línea pueden atraer a una gran audiencia.

    Tomada de Pinterest.
  7. Hace sonreír. Todos necesitamos recordar periódicamente el lado luminoso de la vida, así que el contenido simpático, lindo y optimista sirve a este simple propósito.
  8. Es dramático. Nuestra cultura ama un buen drama, y algo que lo contenga en altas dosis seguro que va a ser difundido por los cibernautas.
  9. Es vergonzoso. Mientras más difícil de ver sea algo, más lo van a querer ver. El contenido que explota los momentos más vergonzosos de las personas suele ser un placer culposo para los internautas.

    Tomada de Arena pública.
  10. Es provocativo… pero no tanto. La mayoría de nosotros no podemos resistirnos a ver un poco de contenido atrevido o picante, pero no tanto que no se pueda mostrar abiertamente, sobre todo si estamos en la oficina o algún otro sitio donde hay que ser razonablemente formal.

Para muchos creadores el único y principal objetivo es hacer algo “viral”, pero la verdad es que la gran mayoría de sus materiales, incluso los de muy buena calidad, no obtendrán la atención generalizada. Sin embargo, si aplicamos estas claves de la viralidad, con suerte podremos aumentar las posibilidades de que nuestros contenidos reciban la atención que merecen.

¿Cuál es la famosa cultura del crunch?

En los días en que estamos aburridos o simplemente queremos despejarnos o divertirnos, un videojuego puede ser la opción para sumergirnos en una realidad alternativa. Pero en esos momentos jamás nos pasa por la mente todo lo que hubo detrás del invento de ese videojuego.

Tal vez no sabías que los realizadores trabajan sin descanso durante jornadas extenuantes para lanzar los videojuegos en las fechas acordadas, esta práctica se conoce con el nombre de crunch y hoy en día aún es usada por muchos estudios de videojuegos. Estos agotadores periodos de trabajo pueden extenderse por semanas, meses, ¡o incluso años!

Tomada de Mundo ES.
Esto no se acaba… hasta que se acaba

Cuando hay un evento en donde se debe presentar un videojuego o la fecha de lanzamiento se acerca, la empresa decide que hay que dedicar más horas de trabajo a alcanzar la meta, en ocasiones es una orden para los empleados o bien, se deja a elección de cada uno. Aunque el tiempo de trabajo a veces llega a ser de 80 a 100 horas a la semana, la mayoría de los inventores decide aceptarlo (a pesar de que algunas empresas no pagan esas horas extras).

Si te preguntas qué es lo que lleva a los miembros del equipo a tomar la descabellada decisión de trabajar sin descanso alguno, la respuesta es que en esta industria el crunch ya se ha normalizado e incluso se considera una oportunidad para destacar del resto.

Tomada de yorokobu.

En otros casos, las compensaciones económicas son lo que motiva a los trabajadores. También la presión social influye, pues ver a los compañeros laborando fuera de su horario hace que el resto del equipo se sume a la causa, ya sea por solidaridad o para evitar posibles problemas.

Las consecuencias del crunch

El descanso y la desconexión son fundamentales en cualquier empleo y no tenerlos puede traer graves consecuencias. En el caso de los realizadores, se ve afectada su salud física y/o psicológica. Varios trabajadores han reportado de forma anónima no tener energía por la falta de sueño, presentar cambios de humor y niveles altos de estrés. Algunos de ellos incluso se han dado de baja en la industria de videojuegos.

Además, el cansancio excesivo provoca que algunos videojuegos tengan errores, ya sea en los códigos del juego, el arte, los diseños o en cualquier otra área del desarrollo.

Tomada de TierraGamer.

Para muestra de lo anterior, basta con echar un vistazo a una entrevista realizada por Gameinformer a Krzysztof Nosek, uno de los responsables de Call of Juarez: The Cartel (2011), quien aseguró que el fracaso de este juego fue provocado por el crunch:

“Teníamos el entusiasmo y la dirección para crear un buen juego, pero simplemente no había suficientes horas durante el día para encajar todo (…) Por agotamiento cometimos errores estúpidos que requerían más parches más adelante. Perdíamos los estribos fácilmente y en algún momento desarrollamos una actitud bastante surrealista hacia el proyecto en su conjunto.”

Los casos más conocidos 

Apenas en años recientes se ha escuchado más del crunch, pero es un tema que se dio a conocer desde 2004, cuando la esposa de un desarrollador de Electronic Arts presentó quejas en una carta anónima.

De acuerdo con datos de Business Insider, algunas de las empresas que han estado envueltas en esta polémica en los últimos tiempos son: Epic Games con Fortnite, Rockstar Games con Red Dead Redemption 2 y nuevamente Electronic Arts con Anthem.

Tomada de Gfycat.
¿Algún día acabará el crunch?

El crunch existe por varias causas, las principales son: la duración, el nivel de producción del videojuego, las fechas de entrega y la falta de organización, así como una cultura en la que las horas extras de trabajo son vistas como algo positivo.

Cambiar esta situación es complicado; sin embargo, muchos trabajadores no estaban conformes con ella y por eso crearon la iniciativa Game Workers Unite UK, la cual se convirtió en 2018 en un sindicato que busca poner fin a las horas extra no remuneradas, mejorar la diversidad, la inclusión y establecer salarios justos.

Se trata de un largo camino por recorrer y a pesar de que en muchas empresas no se han cumplido al cien por ciento los objetivos, la iniciativa ya ha dado sus primeros frutos y varias plataformas de reclutamiento ya se han afiliado a la campaña de Game Workers Unite.

¿Qué comen los astronautas?

¿Alguna vez soñaste con ser astronauta, viajar por el universo y ver desde arriba lo pequeña y maravillosa que es la Tierra? Solo unos cuantos afortunados lo han logrado: conocieron la Luna o trabajan en la Estación Espacial Internacional (un laboratorio en la órbita terrestre, en donde se realizan investigaciones sobre astrobiología, astronomía, meteorología, física, etc.).

Aunque vivir en un lugar sin gravedad y “volar” en lugar de caminar suena bastante divertido, si estuviéramos en el espacio tendríamos que cambiar nuestros hábitos y renunciar a algunos de nuestros platillos favoritos o comerlos de otra manera.

Tomada de Foro Anime.
De las pastas a los helados

El primer astronauta que comió en el espacio fue Yuri Gagarin el 12 de abril de 1961. Su comida no era del todo apetitosa: llevaba unos rollos metálicos, parecidos a los de pasta de dientes, que exprimió para comer pasta de carne y de hígado.

En los viajes que se realizaron años más tarde, los astronautas siguieron comiendo esas pastas que, a pesar de su mal sabor, demostraron que —contrario a lo que pensaban los científicos— los humanos podíamos comer fuera de la Tierra sin que nuestros órganos se dañaran o nos enfermáramos.

Por suerte, estos tubos de comida fueron reemplazados a finales de los años 60 por alimentos deshidratados: se les agregaba agua caliente que los reconstituía y en cinco minutos quedaban listos, esto permitió que hubiera más variedad para el paladar de los astronautas. Ya en las misiones del Apolo a la Luna, comieron de esta forma y hasta tuvieron la opción de escoger entre 70 artículos, entre los que se incluían platillos principales, condimentos y bebidas.

En los años 70 la forma de alimentarse en el espacio mejoró todavía más, pues se introdujo el primer refrigerador a bordo del Skylab —la primera estación espacial de Estados Unidos—. En él había 15% de alimentos congelados, así que los astronautas ya disfrutaban de helados, postres u otros platillos, mientras desde la ventana veían la Tierra.

Lo que no y lo que sí

En aquellos tiempos ya existían más opciones de comida para ellos, pero hay alimentos que a la fecha no se deben consumir en las naves espaciales, uno de ellos es el pan. Los astronautas Gus Grissom y John Young del Gemini III se rebelaron contra esta regla y metieron de contrabando un sándwich de carne a la nave, el resultado fue que las cámaras los delataron y el Congreso estadounidense los regañó, porque las migajas flotan y pueden dañar los equipos o entrar a los ojos o pulmones de los astronautas.

Por eso, desde 1985 los astronautas prefirieron comer tortillas para complementar las comidas, ya que no desprenden migajas, y se han preparado distintos platillos con ellas: burritos, tacos, hamburguesas y sándwiches de carne, crema de cacahuate, mermelada, etc.

Tacos en el espacio. Tomada de Gobiznext.
Una dieta balanceada

Actualmente el Laboratorio de Sistemas de Alimentos Espaciales del Centro Espacial Johnson, en Houston, es el encargado de preparar y envasar los alimentos que se mandan a la Estación Espacial Internacional y los astronautas pueden elegir entre 200 alimentos distintos.

Además, desde la Tierra se lleva un registro de lo que come cada astronauta para que no sobrepase el número de calorías indicadas. Tienen esta norma porque los tripulantes deben tener el mismo peso y masa muscular a lo largo del vuelo; si pierden peso, será difícil que su cuerpo se recupere de la expedición al regresar a la Tierra.