Pueblos mágicos imperdibles

¿El exceso de trabajo y el estrés te alcanzaron? De ser así, sin duda necesitas darte un respiro en el que te desconectes por completo de todos tus pendientes para conectar contigo mismo, y qué mejor que hacerlo en algún lugar paradisiaco. No importa si prefieres la playa, el bosque o un pueblito tradicional, aquí te dejamos el top 5 de los Pueblos Mágicos imperdibles en México, sitios en donde la naturaleza te atrapará con sus encantos.

1. Bacalar: sumérgete en sus encantos

Si —como a mí— te han dicho que pareces sirenita o tritón porque en cuanto ves el agua te sientes en tu hábitat natural, este lugar te va a fascinar. Se trata de un paradisiaco pueblo ubicado en Quintana Roo, casi en la frontera con Belice. Destaca por su Laguna de siete colores (se llama así porque tiene diversas y bellísimas tonalidades de azul) y es ideal para nadar, surfear, practicar kayak o dar paseos en lancha.

Otro atractivo es el Canal de los piratas, recibe ese nombre porque ¡en tiempos pasados fue el escenario de numerosos enfrentamientos con piratas y corsarios! Otros sitios que tienes que visitar son los famosos cenotes, aquí puedes snorkear, bucear o relajarte en una hamaca mientras disfrutas de una refrescante piña colada.

Viaje en kayak. Tomada de México Destinos.
2. Huasca de Ocampo: prismas y haciendas con secretos

Este destino se encuentra en Hidalgo, a menos de cuatro horas de la Ciudad de México, y no por nada es uno de los pueblos más visitados. Uno de sus atractivos mayores son los Prismas Basálticos: enormes formaciones rocosas con cascadas, en donde te relajas al solo escuchar el sonido del agua caer.

Otro sitio famoso es la Barranca de Aguacatitla, ideal para hacer senderismo, rapel, etc. Ahora que, si prefieres algo más relajante, date un tour por la Hacienda de San Miguel Regla y/o la Hacienda Santa María Regla, esta última es conocida por su estilo barroco, además de que tiene laberintos y túneles secretos en los que hace mucho tiempo se transportaba oro y plata.

La magia de los Prismas Basálticos. Tomada de: México Destinos.
3. Xilitla: ¿un cuento de hadas?

Al hablar de pueblos mágicos, Xilitla no podía faltar. Se trata de un sitio que parece sacado de un cuento de hadas: misterioso, surreal y paradisiaco.

Se ubica en la Huasteca Potosina y cuenta con varios sitios de ensueño, uno de ellos es el bello Sótano de las golondrinas, un impresionante abismo natural que tiene una profundidad de 512 metros y en donde las aves como cotorros y vencejos despliegan sus alas y vuelan formando un bello remolino.

También tienes que conocer los paisajes que ofrecen la cascada Los Comales, el embarcadero La Morena, el Cerro de la Silleta y la Cueva del Salitre. Y no puedes irte sin dar un recorrido por el pueblo, en donde el desorden arquitectónico, las calles circulares y los callejones inconclusos te parecerán de otro mundo.

Para cerrar con broche de oro, prueba los exquisitos platillos típicos de esta región como las enchiladas huastecas con cecina, la barbacoa de res, los chicharrones y las carnitas, acompañados con un aguardiente, vino de jobo, de capulín o de naranja, atole de piña o dulce de chayote.

Tómate un respiro. Tomada de: México Viajes.
4. San Cristóbal de las Casas: viaje en el tiempo

Si quieres viajar al pasado este es el pueblo ideal, porque aquí se mezclan la arquitectura de la Nueva España con un toque de la cultura maya. Da un viaje en turibus o únete a las callejoneadas para conocer más a fondo la historia de sus sitios emblemáticos.

Algunos de los lugares imperdibles son: la Casa de la Sirena, que se distingue por ser la casa más antigua del sitio (es del siglo XVI). O si lo tuyo son las aventuras más extremas, visita el parque ecoturístico El Arcotete y practica rapel, lánzate por la tirolesa o adéntrate en una misteriosa gruta.

Además, si como buen chilango eres fan de los tamales, disfruta de algunos de sabores diferentes: de azafrán, de coco o de bola, este último se caracteriza por su forma redonda y está relleno de carne de cerdo guisada con jitomate y especias.

Calles con historia. Tomada de: San Cristóbal de las Casas.
5. Valle de Bravo: vuela entre las nubes

Se trata de uno de los pueblos mágicos predilectos por los mexicanos, tal vez porque además de encontrarse a pocas horas de la CDMX nos ofrece un gran contacto con la naturaleza y una diversidad de actividades.

Visita la Cascada Velo de Novia, la cual tiene una caída de agua de 35 metros y está rodeada por un espeso bosque verde, estar aquí es garantía de una gran relajación.

También puedes dar un recorrido en lancha, velero o yate en el lago. O si prefieres emociones más fuertes, sube al Cerro de la Cruz, desde donde se aprecia todo Valle de Bravo; y si te gusta volar por los cielos y sentir el viento rozando tu rostro puedes lanzarte en parapente o ala delta, ¡anímate!

Un viaje entre las nubes. Tomada de Flumen.

 

5 lugares para disfrutar sin prisas en la Ciudad de México

Algunas veces sólo tenemos ganas de desconectarnos de la realidad y relajarnos haciendo algo que en verdad disfrutemos. Para muchos puede ser alguna actividad deportiva, ¿por qué no? Pero creo que de vez en cuando ayuda estar en un lugar sin mucho/demasiado ruido y/o bullicio, casi como si estuviéramos en el sofá de nuestra sala o en nuestra cama, descansando, pero con el plus de disfrutar de otro ambiente y, si la ocasión y el ánimo lo ameritan, otras personas.

En esta ciudad pudiera parecer imposible, pero hay lugares con estas características, y varios. Éstos son algunos de mis favoritos.

 

Libreria-Rosario-Castellanos-Galeria-Cardoza_MILIMA20140429_0418_81. Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica

Éste fue uno de los primeros lugares que visité desde la primera vez que viví en el D.F. Además era un must particular, dado que solía hacer mis prácticas en dicha editorial. Creo que aquella vez fui sola. Varias de las veces que ido, lo he hecho sola y lo he disfrutado bastante. No que no me agrade ir acompañada, pero el mood es otro y las ocasiones se disfrutan de diferentes formas. Aquí uno puede perderse entre libros, hay de todo y para todos (por cierto, la sección infantil es de lo mejor). También, como en la mayoría de las librerías del Fondo, hay música y películas y, por supuesto, un pequeño café donde uno puede sentarse a leer tranquilamente. Lo mejor es el horario: abren diario de 9 a 23 horas. Y que dentro, el tiempo pareciera no pasar y la ciudad estar en silencio.

Tamaulipas 202, esq. Benjamín Hill, Col. Hipódromo de la Condesa, C.P. 06170, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F.

 

Cineteca-Nacional-marzo-22. Cineteca Nacional

Otra de mis paradas primerizas. Y es que no debe de perderse, ni siquiera si uno está sólo de visita en la capital. Me tocó ir antes de que la remodelaran e igual me encantaba. Y aunque no es el lugar más tranquilo, al menos porque siempre, siempre, hay gente en los restaurantes, cafeterías, espacios abiertos y jardineras, en las salas, al momento de la proyección, el tiempo igual parece detenerse mientras uno disfruta de ella. Ni qué decir de la selección filmográfica, por supuesto. Han sido muy pocas las veces que he salido de ahí sin que me haya gustado lo que vi, así que… no puedo decir nada más que ¡vayan! ¡sigan yendo, siempre! (Qué afortunados somos todos los que vivimos aquí al tener algo como la Cineteca.)

Av. México Coyoacán 389, Benito Juárez, Xoco, 03330 Ciudad de México, D.F.

 

libreria3. Cafebrería El Péndulo (Roma y Condesa)

El primer Péndulo que visité fue el de la Condesa. Tiene un ambiente parecido al de la Librería Rosario Castellanos, pero diría que más bullicioso. Uno no se olvida completamente al estar ahí de la ciudad que nos rodea, pero se está a gusto en general: rodeado de libros, discos y películas y disfrutando de una buena bebida y/o comida. Eso sí, el menú es más variado que en la primera, pero el lugar, al menos de las dos sucursales mencionadas, es más pequeño. En el de la Roma me ha tocado desayunar en la terracita que da a la calle. Otro plus. Ah, y a veces tienen música en vivo.

El Péndulo Condesa: Nuevo León 115

El Péndulo Roma: Álvaro Obregón 86

 

maison-de-the4. Casa de Té Caravanserai

He ido sólo un par de veces. Pero me han bastado para saber que regresaría (aunque, a decir verdad, el servicio fue mejor la primera vez). En fin. La última vez me tocó esperar mesa. Era un sábado por la tarde y llovía. No sé si la lluvia tenga algo ver directa o proporcionalmente con eso, pero la primera fue un domingo a mediodía, el sol brillaba y había mesas desocupadas. Incluso, mi cita ya había llegado. La segunda, yo esperé a mi cita. De cualquier manera, si son fans del té, el lugar los enamorará al entrar por su decoración en cada una de las tres salas y el pequeño pasillo que lo conforman: hay incluso algunas mesas en donde uno puede estar acomodado en un sillón o una especie de cama con todo y cojines. Y la variedad de tés que tienen, mejor ni les cuento. Sus postres son muy buenos también. Los precios son un poco más elevados que en los cafés de las librerías antes mencionadas, pero pueden, igualmente, olvidarse de la mancha urbana alrededor durante el momento que estén ahí.

Calle Orizaba #101, Cuauhtémoc, Roma Norte, 06720 Ciudad de México, D.F.

 

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5. Bosque de Chapultepec

Otro lugar al exterior. Supongo que aquí, todo depende del día, del lugar exacto y de la cantidad de gente que haya para poder, o no tanto, desconectarse del mundo. Confieso que he ido una sola vez, pero lo pasé muy bien. Casi pude haber echado una siestecita. Tirarse sobre la hierba, no pensar en nada, ver el cielo, el lago, los árboles. Había otros visitantes a mi alrededor, pero cada quién iba en su mundo, dispuesto a olvidarse de lo que los rodeaba, por lo que en efecto se creaba un ambiente relajante y apacible. No sé si la cosa cambie los domingos, por ejemplo…

Delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México, D.F.

Viajando con mascotas

Si eres de los que cargan con Fido o Misifú para todos lados, seguro entonces ya tienes experiencia en eso de viajar con tu(s) mascota(s), y ya te sabes los trucos más comunes (y otros no tanto). Y la verdad es que no siempre es tan práctico, pero vale la pena si tú y tu mejor amigo pasarán más tiempo juntos.

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Claro, tampoco se trata de que el animalito se estrese, por eso siempre hay que asegurarse de su bienestar durante la travesía.

Personalmente, he viajado con mi gata en avión y autobús. Por supuesto, también la he llevado en coche, pero sólo dentro la ciudad, en travesías cortas… y no le gusta demasiado. Pero de eso, a llevarla en metro, hay una gran diferencia, pues se pone muy nerviosa. Lo he hecho una vez y con esa me bastó y sobró para evitarlo absolutamente.

Por lo que respecta a viajes fuera de la ciudad, todo depende de cuánto estés dispuesto a gastar tanto en tiempo, como en dinero. Hay que tomar en cuenta que tampoco se puede transportar a cualquier mascota: yo me estoy limitando a perros y gatos, porque son las más comunes, incluso hay líneas que incluyen hurones, pero puedes preguntar en las compañías si aceptan, por ejemplo, conejos o hámsters. Por supuesto, pensar en un pez o pájaro, es mucho más complicado. Y no sabría qué decir de los reptiles…

 

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Viajes terrestres

Si viajas por tierra, tienes dos opciones: coche o autobús. Si es el primero, a menos que sea un viaje compartido, podemos suponer que es más sencillo, puesto que estarán —quizá— a sus anchas. Si no será así, entonces considera no llevarlo o viajar por otro medio. Si viajas en autobús, resígnate a poner a tu mascota en el maletero. Casi todas las líneas terrestres lo permiten, pero ésta es la única condición, a menos, claro, que se trate de un perro guía. Un consejo: asegúrate de que no pongan maletas o bultos encima de su transportadora (que tendrá que ser rígida), de preferencia. Lo que yo procuro, cuando viajo con Simona, es quedarme abajo hasta el final, cuando todos los pasajeros hubieron colocado su equipaje, para que ella quede en un buen lugar; una vez que llego a mi destino, me bajo primero, para sacarla cuanto antes (siempre compro boleto para alguno de los primeros asientos del vehículo, para poder hacer todo esto con facilidad).

 

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Viajes aéreos

Si viajas por aire, piensa que tu amigo peludo pasará mucho tiempo encerrado: hay que llegar con mucha anticipación al aeropuerto, por lo que desde que salen de tu casa hasta que llegan a su destino final, permanecerá dentro de su transportadora. Lo ignoro con los perros, porque nunca he llevado uno en un avión, pero supongo que será parecido que con los mininos: se recomienda no darles alimento durante el viaje, por cualquier malestar que pudieran tener. Asimismo, aconsejo consultar las políticas de las aerolíneas con respecto a transportar animales: dependiendo de su tamaño, y de la aerolínea en sí, podrás o no llevar a tu mascota en cabina contigo; de otra forma, tendrá que ir con el resto del equipaje. Igualmente, consigue una transportadora que cumpla con lo establecido, tanto en material como en medidas, para que no te lleves sorpresas a la hora de abordar. He viajado con mi gata por Aeroméxico y por Interjet solamente. Puedo hablar de una mejor experiencia con la segunda, pues con los primeros tuve que medio pelear debido a un error de logística con mi agente de viajes. Sus políticas no permiten gatos arriba, por lo que siempre tienen que ir abajo. Sin embargo, a mí, mi agente me había asegurado que no había problema. Además, llevaba transportadora flexible, por lo que se dificultaba que pudiera ir con las maletas (cuando una mascota va arriba, se recomienda transportadora flexible pequeña; cuando va abajo, rígida). Al final, después de pelarme y hablar con miles de personas, pudimos pasar. En los pocos viajes que hemos hecho en avión, Simona siempre ha ido conmigo, y normalmente sin problema. Sólo aquella vez. Por cierto, normalmente, para viajar en avión, te pedirán su cartilla de vacunación y, a veces, un certificado veterinario de buena salud.

 

Viajes internacionales

Las experiencias que he descrito hasta ahora han sido de viajes con mi gata dentro de territorio nacional. Por supuesto, la dificultad aumenta si vas a viajar con tu animalito fuera de éste, pues normalmente tiene que cumplir una serie de requisitos que te piden en el país destino, como tener al corriente sus vacunas, estar esterilizado, desparasitado y certificados de salud. Algunos incluso piden que tenga chip.

 

Últimos preparativos

Así, entonces, podría recomendarte sólo que planees tu viaje con tiempo e investigues lo que se necesita. Consigue una buena transportadora, ya sea que lo vayas a llevar en una flexible o en una rígida. Que tenga siempre a la mano tus datos, sobre todo si se separan, ya sea en su placa o en la misma transportadora. Y tampoco le des sedantes, pues puede ser peligroso. Lo mejor, en todo caso, es darle una especie de tranquilizante natural, como valeriana: en varias tiendas veterinarias lo puedes conseguir.

 

En fin: prepárense con tiempo y ¡que tengan un buen viaje!

 

 

 

 

 

Sayulita no es sólo un paraíso para surfers

Si estás buscando un destino playero para este verano (poco original, lo sé, pero es un clásico que JAMÁS estará fuera de onda), pintoresco, un poco alejado del mainstream de la Riviera Maya o el corredor turístico de Los Cabos, decídete por este pueblecito de la costa nayarita que no te desilusionará. Además, se puede encontrar hospedaje y restaurantes para todas las carteras y gustos: desde el típico hostal para mochileros hasta el hotel de lujo; lo mismo con los segundos.

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Sí, obvio, no te voy a engañar diciendo que es un paraíso virgen, porque no lo es. De hecho, es un destino muy solicitado, sobre todo por gringos surferos. Aunque en el rango hay de todo: extranjeros, nacionales, amantes del surf, gente que en su vida se ha subido a una tabla… como yo. Además, incluso se podría calificar de “playa hippie”, pues muy cerca hay otras, como la Camarones, en donde uno más bien va a acampar. Entonces, sí, la verdad es que lo mejor de Sayulita es su diversidad de gente, lugares, precios y actividades. Y que no hay tanta pretensión en el ambiente.

Lo que quizá podría resultar un poco complicado es llegar. Aunque todo depende: de la Ciudad de México, quizá habría que tomar un avión a Puerto Vallarta, a Tepic o a Guadalajara. Y de ahí, emprender el camino en autobús: de Puerto Vallarta y Tepic salen directos a Sayulita; de Guadalajara hay que hacer un transbordo en otro pueblo antes de llegar al destino final. Obviamente, si uno vive más cerca, será más fácil.

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Mi experiencia personal fue un poco desordenada: yo estaba ahí sólo para relajarme y salir de fiesta (pasé Año Nuevo allí), por lo que tampoco aproveché todas las opciones que hay para hacer en Sayulita, además, claro, de relajarse y de ir de fiesta. Éstas van desde las preferidas para los aventureros, como la práctica de varios deportes extremos (aparte del surf), hasta cosas más tranquilas, como observación de aves, yoga, golf o montar a caballo. Asimismo, uno puede celebrar ahí su boda.

¿Quieres saber más? Ve a la página oficial, donde encontrarás toda la información que necesitas para planear tu visita.