Friday, Friday, gotta get down on Friday
Todos conocemos y entendemos —hasta cierto punto— el concepto del Black Friday; ese mágico día del año en el cual las tiendas físicas y en línea ofrecen extraordinarios descuentos e irresistibles promociones que amenazan con acabar con nuestros ahorros y dejarnos endeudados por los próximos 12 meses. Pero ¿te has puesto a pensar cuál es el origen de tan peculiar celebración?
Antes de enfocarnos en el shopping, es importante entender la importancia de aquello que se festeja un día antes: Thanksgiving. El Día de Acción de Gracias o Día de Dar Gracias es una festividad que se realiza cada año durante el mes de noviembre en Estados Unidos y Canadá.
Inspirado en los festines celebrados entre los colonizadores ingleses y las tribus nativas de Norteamérica, Thanksgiving es una tradición que data de cientos de años y su objetivo es justamente agradecer por la cosecha y las bendiciones recibidas. También es un día de comer mucho pay de calabaza, pavo horneado y ver fútbol americano… ¡Ah! Y de reunirse con la familia y los seres queridos.
Por décadas, la norma dictaba que, una vez terminados los festejos de Thanksgiving, comenzaba oficialmente la época navideña en los Estados Unidos. Es decir, las tiendas colocaban las decoraciones de la época decembrina y los compradores podían salir a las calles en busca de ese regalo ideal para el pequeño Timmy.
Sin embargo, en sus inicios, el Black Friday realmente solo era eso, la referencia del “viernes después de Thanksgiving” y no mucho más; no descuentos ni remates ni videos de gente en estampida que atropella a sus pares por conseguir un Nintendo Wii. Nada como un día de caos y masacre para complementar una noche de paz y armonía.
¡A la cuenta!
A espaldas de la Gran Depresión, cuando la nación estadounidense más necesitaba un boost económico, se ideó el plan de no solo adelantar los festejos de Acción de Gracias del último jueves de noviembre al penúltimo, sino también dar más empuje a ese viernes como el día más importante de consumo y compras de todo el año.
Obviamente, con la apertura de nuevas tiendas, centros comerciales y el surgimiento de las compras en línea, ha venido un incremento en los descuentos y promociones que estos comercios ofrecen al público, para destacarse y distinguirse de la competencia. De ahí que, año con año, se dé más y más peso a las grandes baratas del día, y menos a los festejos previos o próximos.
I’ll be black
¿Y por qué el nombre? Bueno, cuenta la leyenda que el término Black Friday surge en la década de 1960 en Philadelphia, sede anual del tradicional partido de fútbol americano entre Army y Navy. La policía estatal sabía que ese evento implicaba la llegada de miles de turistas y, con ello, una avalancha de problemas viales y de seguridad, así como mucho más trabajo y horas extra, por ello se referían al inicio de ese fatídico fin de semana como el “viernes negro”.
Años más tarde —y para contrarrestar la connotación negativa del término, que también se ha asociado con eventos trágicos en la historia de Estados Unidos (y el mundo)— se buscó darle “un giro” capitalista a todo el asunto y se alegó que ese viernes era “negro” porque era el día en el que las finanzas de las empresas cambiaban de rojo a negro, es decir, cuando se volvían positivas y redituables.
Los spin-off
Más que una celebración nacional o un día feriado que rememora el ascenso de los robots y la esclavización de la humanidad, el Cyber Monday es simplemente una estrategia de mercado creada en 2005 por la National Retail Federation como una forma de extender el periodo de shopping a usuarios que preferían hacer sus compras en línea el lunes siguiente del “viernes negro”, para aprovechar el internet de alta velocidad del trabajo.
A su vez, en México, el Consejo Coordinador Empresarial decretó en 2011 la llegada oficial del Buen Fin, un fin de semana lleno de ofertas y descuentos en tiendas físicas y digitales de todo el país, con el propósito de reavivar la economía nacional y darle un “buen fin” a las quincenas y aguinaldos de los mexicanos.
Así, año con año, celebramos el día en que Jesús murió por nuestras deudas y nos absolvió de los precios altos. Por ello, oramos a las instituciones financieras para que nuestras tarjetas pasen y los descuentos sean celestiales. Que así sea.
Y ya que hablamos de ventas y tiendas, no te puedes perder esta recomendación literaria protagonizada por una peculiar trabajadora de un supermercado japonés.