En México, la llegada de septiembre marca el inicio de nuestro mes patrio: chiles en nogada y pozole, banderitas tricolores en autos y ventanas… y el Grito, un grito que retumba desde hace 214 años, aunque en ese entonces no se haya dado con el regocijo de la independencia consumada, sino con la urgencia de luchar por la libertad.
Como toda buena historia, la de nuestra independencia está llena de mitos. Por ejemplo, el día mismo: ¿por qué celebramos el Grito el día 15 de septiembre si, históricamente, la lucha inició el día 16?
Recordando las clases de historia
Veamos los hechos, la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Juan Aldama llegó a la parroquia de Dolores, en Guanajuato, con un mensaje urgente de Josefa Ortiz de Domínguez: la conspiración de los insurgentes había sido descubierta.
Ignacio Allende propuso ocultarse, pero Hidalgo optó por las armas con la famosa frase: “Caballeros, somos perdidos, aquí no hay más remedio que ir a coger gachupines”.
Según cuentan, Hidalgo disfrutó de una última taza de chocolate caliente antes de dar el primero de dos gritos: uno, al salir de la casa parroquial, cuando “aún no clareaba el cielo”; el otro, en la escalinata del atrio de la iglesia, donde el Zurdo Galván tocó las campanas.
A partir de ese momento, pasarían 11 años antes de lograr la independencia, marcada con la entrada triunfal del ejército Trigarante a la Ciudad de México, pero esa es otra historia.
Un sospechoso cambio de día
En 1812, se dio el primer festejo de la independencia en Huichapan, donde Ignacio López Rayón ordenó una descarga de artillería para conmemorar el inicio de la lucha. Y sí, los registros indican que fue el día 16.
Al año siguiente, José María Morelos y Pavón propuso en los Sentimientos de la Nación “solemnizar el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa Libertad comenzó”. Entonces, ¿de dónde viene la celebración del día 15?
Usualmente, culpamos a uno de los villanos más grandes de nuestra historia, Porfirio Díaz, quien celebraba su cumpleaños el 15 de septiembre. Sin embargo, el cambio de día no ocurrió por simple vanidad del general.
La historia detrás del mito
Ya desde sus inicios en 1824, bajo la presidencia de Guadalupe Victoria, las celebraciones comenzaban el día 15 en las “verbenas de la víspera”, costumbre que se mantuvo en los gobiernos de Maximiliano, Juárez y Díaz.
Fue otro de nuestros villanos favoritos, Antonio López de Santa Anna, quien estableció en 1843 que el festejo comenzara a las 11:00 de la noche para “evitar la fatiga de despertar a horas tempranas”.
En 1885, Díaz oficializó las celebraciones del día 15 y, para colmo, en 1896, ordenó trasladar la campana de Dolores al portón principal de Palacio Nacional en la Ciudad de México.
Aquí va otro mito, pues nuestra querida campana ―el Esquilón de San José― en realidad es un cencerro que suena al girar sobre su eje, a diferencia de las campanas que replican cuando el badajo golpea contra el cuerpo.
El resto, es historia. Citando a Paco Ignacio Taibo II: “¡Vivan los héroes que nos dieron Patria! Sus fantasmas siguen entre nosotros”. Y para seguir disfrutando del mes patrio, conoce a las tres escritoras que marcaron la historia del cuento mexicano.