Instañam: comida, fotos y food porn

Instagram llegó en 2010 para revolucionar no solo el mundo de las redes sociales, sino el panorama de la publicidad, la tecnología móvil y la manera en que las personas interactúan con el mundo. En términos marqueteros, Instagram fue un disruptor que transformó por completo el acontecer cultural del planeta, incluso más que Facebook en su momento. Somos animales visuales, después de todo, y no hay nada más visual que una cadena de vívidas imágenes (y videos, posteriormente) narrando la vida y obra de una persona común y corriente, el cual de pronto se convierte en el protagonista y estrella de su propia historia, con likes (corazoncitos) como principal muestra de aprobación y admiración.

Como suele ser el caso en este tipo de innovaciones tecnológicas, Instagram comenzó su vida como algo completamente distinto; una plataforma más parecida a una cruza entre Facebook y Foursquare con elementos de gamificación. Sin embargo, el potencial de su aspecto fotográfico prevaleció y fue entonces que sus cocreadores Kevin Systrom y Michel Krieger decidieron rehacer todo y lanzar la app tal y como la conocemos ahora, convirtiéndose en la aplicación de fotografía más popular de la App Store a las pocas horas de su debut, y consiguiendo un millón de usuarios en menos de dos meses.

Hoy en día, Instagram es una auténtica herramienta de comunicación masiva con más de mil millones de usuarios mensuales activos, compartiendo 500 millones de “historias” diariamente… una gran parte de ellas con un suculento platillo como principal atractivo. De hecho, y de acuerdo con un estudio de YPulse, 63% de personas en el rango de 13 a 32 años dicen haber publicado al menos una imagen de su comida en alguna plataforma social, siendo Instagram la más popular en este sentido.

Y es que el food porn (un término empleado para describir esas imágenes de comida tan bien producidas y seductoras que provocan un deseo —y hambre— incontrolables. Y que, al igual que el porno regular suelen lucir mejor de lo que realmente saben) es ya toda una industria consolidada, de la cual se desprenden los sueldos y lujosos estilos de vida de miles de influencers o foodies cuyo trabajo consiste en ir de restaurante en restaurante tomando fotos o videos de su experiencia y su comida, comiendo gratis y presumiendo a sus seguidores lo cool que es ser ellos.

*Artículo realizado por Paulo Bojalil, de 360° para el blog de Pinche Gringo BBQ.

Foto de entrada por Eaters Collective en Unsplash