XKCD: romance y matemáticas explicados con monitos

Por allá de los prehistóricos años 90 y el principio de los 2000, internet era el gran reino de los nerds. Esa fue la época en que nacieron los webcomics: en un principio solo fueron garabatos compartidos con amigos en correos, pequeñas webs personales y foros, pero con el tiempo crearon sus propios lenguajes, nichos y formatos, madurando a la par de sus creadores y logrando fandoms que, en no pocos casos, los han mantenido activos durante décadas, como los longevísimos Penny Arcade y PVP.

Bolitas, palitos y otras complejas ecuaciones

De los “casos de éxito” que podemos encontrar en ese mundo salvaje y surreal del webcomic, el de xkcd es el más extraordinario: detrás de la aparente simpleza de sus monigotes se esconde un universo de filosofía, cultura y divulgación de la ciencia donde no hay pregunta demasiado extraña ni tema en exceso enrevesado como para que su creador, un experto en robótica que trabajó para la NASA, no pueda responder con humor, asombro y cierta dosis de sano sarcasmo. 

Mi código está compilando. Fuente: xkcd

El genio detrás de la pantalla es Randall Munroe, que un día por ahí del 2005, cuando todavía era estudiante de física en la universidad de Virginia, se puso a escanear los dibujitos que hacía durante sus clases, decidiendo subirlos a su web personal. En pocos años, bajo el nombre de xkcd —no es un acrónimo, sino “una palabra sin pronunciación fonética, un punto atesorado y cuidadosamente guardado en el espacio de la secuencia de cuatro caracteres”— alcanzó millones de lectores mensuales, volviéndose uno de los íconos de la cultura de internet. 

El sentido de la vida, el universo y todo lo demás (según Randall)

Ahora, el sitio oficial aloja más de 2 mil tiras. Publicando varias veces por semana, Randall abarca temas como el cambio climático, los problemas del soporte técnico, los fundamentos de la fuerza centrífuga, el sutil enlace entre las magnitudes físicas y las relaciones amorosas o los problemas de coleccionar libros, además de numerosos juegos narrativos que empujan los límites de lo que los medios digitales pueden hacer.

Paneles principales de “Click and Drag”. Fuente: xkcd

 

Entre los ejemplos más notables de esta experimentación está “Click and Drag” de 2012: parece compuesta por cuatro paneles finitos, sin embargo, al hacer clic y arrastrar el interior del panel mayor, se descubren decenas de historias escondidas: algunas son hilarantes, otras tristes, en la mayoría hay una cierta melancolía. Ya desde el lejano 2007, Wired decía sobre el trabajo de Randall: “(…) muestra el lado humano de la cultura geek (….) el cómic es en sí mismo un lenguaje, una forma en que las personas que no tienen experiencia en hablar sobre sus emociones pueden articularlas”. 

Consejos científicos absurdos para problemas reales

Todos los cómics de Randall parten de la curiosidad, de las preguntas básicas del pensamiento científico: ¿cómo?, ¿por qué?, ¿qué pasaría sí…? A la fecha, estas cuestiones han generado tres proyectos aledaños: 

  • What If?: Serious Scientific Answers to Absurd Hypothetical Questions (2014) que partió de la idea de, cada semana, abordar una pregunta “absurda” con el mayor rigor científico posible, ya fuera “¿cuántos legos se necesitan para construir un puente que lleve tráfico de Londres a NY? o, ¿qué pasaría si tuviéramos solo un “alma gemela” en todo el mundo? 
Construcción con legos. Fuente: SFM News
  • Thing Explainer: Complicated Stuff in Simple Words (2015), donde, usando solo dibujos y un vocabulario de las mil palabras más comunes del idioma inglés, explica cosas cómo el funcionamiento de las células —o, según dice el libro “las bolsitas de agua de las que estás hecho”—.
  • How To: Absurd Scientific Advice for Common Real-World Problems (2019), la guía de autoayuda más científica e inútil del mundo, donde puedes aprender a tomarte una selfie con un telescopio o cómo ahorrarte la cuenta de la luz, sustentando la energía de tu casa con el tejido del espacio-tiempo (no te preocupes mucho si lo rompes en el proceso).
“El problema con los científicos es que ven maravilla y belleza en todo”. Fuente: xkcd

Quizá la mayor contribución de Randall no sean solo sus libros, su maravilloso webcomic o el haber descubierto cuánto poder de la fuerza puede manejar Yoda (haciendo caso omiso de las precuelas, claro), sino el haber demostrado que incluso las preguntas más raras pueden llevarte a planteamientos interesantes, y que para hablar de asuntos difíciles, ya sean matemáticas, lenguajes de programación o relaciones amorosas, el mejor camino es mezclar la ciencia con mucho humor. 

En la era de los robots, ¿estás seguro de que eres humano?

En la cima del monte Olimpo, Hefesto, el dios griego del fuego, que era herrero, construyó un palacio para sus compañeros deidades. En el interior puso estatuas doradas robóticas para servirlos. La mitología griega nos dice así que la fascinación por lo robótico es tan antigua como la civilización occidental.

En los siglos recientes, la inteligencia artificial, la robótica y las tecnologías digitales han avanzado tanto que a veces es fácil pensar que la innovación nos está superando. El 67% de los CEO creen que la tecnología, y no la humanidad, es la clave del futuro de sus empresas.

Sin embargo, ocultarse por miedo a un apocalipsis sin empleo y una visión sombría del reinado de los robots es ver solo un aspecto de un argumento complejo.

Cambiemos esta negatividad y veamos que, lejos de dominar la vida, la tecnología podría usarse para ayudar a definir y complementar al ser humano en todos nosotros.

Para aprovechar esta oportunidad necesitamos cambiar nuestra perspectiva. Necesitamos entender por qué este mundo se siente tan al revés, qué podemos hacer al respecto y cómo, como líderes, podemos ayudar a otros a prosperar en un mundo donde el cambio implacable es la nueva norma. Necesitamos retomar el control, replantear el argumento y comenzar a poner a los humanos, no a la tecnología, primero. Necesitamos ser más humanos.

Como alguien que trabaja en recursos humanos, mi responsabilidad es conectarme, comprender y actuar de acuerdo con las necesidades e ideas de las personas. Lo que he aprendido de esto es que, como seres humanos, tenemos el ingenio, el talento, la inteligencia y el conocimiento para crear oportunidades a partir de todo este cambio.

Podemos transformarnos al mismo tiempo que el mundo, pero para hacerlo, debemos cuestionarnos a nosotros mismos, ¿qué significa realmente ser humano? ¿Qué necesitamos para prosperar en este mundo cambiante? ¿Y cómo podemos usar la tecnología para amplificar, no superar, nuestros rasgos humanos únicos?

El poder del propósito

Algo que noté sobre el cambio es que hace que las personas se sientan a la deriva: pierden de vista quiénes son, qué representan y hacia dónde van en la vida. Sin embargo, cuando encuentran su propósito, se sienten anclados.

El propósito actúa como una brújula tranquilizadora que nos ayuda a prosperar en la tormenta del cambio. Nos conecta con algo más grande que nosotros mismos: un conjunto central de valores que define quiénes somos. También fomenta un sentido de comunidad y colaboración de persona a persona. La investigación muestra que tener un propósito incluso nos ayuda a vivir más tiempo.

El propósito no solo nos impulsa como humanos, sino que también impulsa los negocios. Las empresas con un propósito último, las marcas con un propósito crecen y las personas con un propósito prosperan.

Sabemos que las personas con propósito trabajan en marcas con propósito. También sabemos que los consumidores se sienten cada vez más atraídos por las marcas y los productos con un sentido evidente de propósito social o ambiental. Y sabemos que las empresas con objetivos específicos son valoradas más en el mercado de valores.

El aprendizaje permanente

Hace unos años, mi padre de 75 años se unió a una clase de jóvenes veinteañeros para aprender informática. Yo bromeé con él diciendo que realmente es posible enseñarle a un perro viejo nuevos trucos. Sin embargo, ¿con qué frecuencia escuchamos que la vida media de una habilidad es de dos años y medio? ¿Que los niños de primaria de hoy harán un trabajo que aún no existe? ¿Y que nuestros trabajos pronto serán robados por robots?

Después de convivir con neurocientíficos, sé que una parte integral de ser humano está conectada al aprendizaje. Al igual que mi padre, todos tenemos una curiosidad incorporada que, cuando nos despierta una nueva habilidad o interés, nos ayuda a desarrollar el enfoque y un sentido de significado.

De nuevo, al ser más humanos e invertir en el aprendizaje permanente, las empresas pueden volver a capacitar a todos y prepararlos para el futuro. En todo el mundo, las plataformas de aprendizaje en línea, adaptadas a los intereses de las personas, ya están demostrando ser exitosas, lo que nos muestra que, en este momento invertido, la tecnología no es la amenaza sino el facilitador. Con la mentalidad correcta, podemos usar la tecnología para aumentar nuestra curiosidad natural y prosperar en estas condiciones cambiantes.

Más humano

La pieza final del rompecabezas cuando hablamos de ser más humanos es nuestra necesidad de sentirnos entendidos y valorados como individuos.  Sin embargo, los líderes rara vez piensan en su propia gente de la misma manera personalizada.

En un mundo digital, un enfoque único para todos no funcionaría más para diferentes marcas que para atraer a diferentes clientes.

Lejos de homogeneizar a las personas, la tecnología puede ayudarnos a hacer precisamente eso. Los empleados de algunas empresas ahora tienen acceso a herramientas de salud y bienestar en línea, lo que ayuda a aliviar el estrés y reducir el absentismo. La tecnología también se puede utilizar para poner a las personas en el asiento del conductor, dándoles más opciones sobre cómo y dónde trabajan, y cómo se les recompensa por ello. Incluso puede eliminar el sesgo inconsciente durante el proceso de reclutamiento, lo que genera una cultura laboral más diversa, personalizada y justa.

La edad de la STEM-patía

Esencialmente, ser humano significa ser capaz de construir relaciones unos con otros. De hecho, son los movimientos colectivos y el pensamiento colaborativo los que nos han ayudado a sobrevivir tantos siglos de cambio. La era manual con la revolución industrial; la edad de la mente cuando amaneció la revolución digital; y ahora, la edad del corazón a medida que avanza la Cuarta Revolución Industrial.

Esta es una era en la que la empatía humana, junto con las habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), será primordial. Una era en que la suma de los talentos de un grupo, no solo el dinero o la tecnología, será la medida de los negocios y la medida de la sociedad en general.

Durante épocas anteriores de cambio, hemos enfrentado desafíos, hemos luchado contra nuestro sentido de identidad; y, sin embargo, hemos encontrado un lugar en el mundo para nosotros y todo lo que significa ser exclusivamente humanos.

Por lo tanto, al estar hoy aquí en una encrucijada, no podemos detener, o incluso frenar, la tasa de cambio. Pero podemos prepararnos para ello. Para hacerlo, necesitamos cambiar nuestra mentalidad y comenzar a pensar de manera diferente.

Hasta ahora, los humanos lo han conquistado todo, y creo que continuarán haciéndolo. Entonces, seamos más humanos y comencemos a prosperar juntos en este mundo al revés. Dejemos de esperar a que pase la tormenta y comencemos a bailar bajo la lluvia.

*Conferencia impartida por Leena Nair, directora de Recursos Humanos de Unilever durante el encuentro anual 2018 del Foro Económico Mundial.

Foto de entrada por Liam Charmer en Unsplash