El publicista Howard Gossage dijo que “nadie lee los anuncios. La gente lee lo que les interesa, y a veces es un anuncio”. Eso lo aseguró en los años 60, cuando los anuncios publicitarios peleaban la atención del público en espacios delimitados en medios impresos, radio y televisión.
Hoy en día cientos de publicidades no solo siguen peleando en esos lugares, también luchan por atrapar tu mirada en buscadores y redes sociales, mientras tu interés está en lo que publican tus familiares, amigos o creadores de contenido.
No es suficiente con que el comercial presuma las ventajas de tu servicio o producto, tampoco basta con que promueva un descuento inigualable, también es necesario que cuente una historia con la que empaticen o se sientan identificados los miembros de tu público objetivo, es decir, que los contenidos comerciales necesitan un storytelling.
Un mar de historias. Tomada de: The New York Times.
El viejo arte de narrar
¿Pero por qué destacan las historias en un mar de información? El arte de narrar se puede encontrar en todas las culturas primitivas y antiguas. En ausencia del lenguaje escrito, las culturas más antiguas usaban pieles de animales, paredes de cuevas, piedras, madera e incluso arena para dibujar, comunicar y preservar sus historias con imágenes y símbolos.
El guionista Robert Mckee asegura en su libro El guion que las historias nos llaman la atención porque todos los días buscamos una respuesta a la eterna pregunta: ¿cómo debería dirigir su vida un ser humano?
“Consumimos películas, novelas, obras de teatro y televisión en tal cantidad y con un apetito tan desmedido, que las artes narrativas se han convertido en la principal fuente de inspiración de la humanidad en su búsqueda del orden en el caos y de la coherencia interna de la vida, no solamente como ejercicio intelectual, sino dentro de una experiencia personal y emotiva. La ficción da forma a la vida.”
Robert Mckee.
Descubrirnos a través de las historias. Tomada de: Wall Street Journal.
Descubriendo el storytelling
El término storytelling fue formulado en 2003 por el académico comunicólogo Henry Jenkins para definir una nueva forma de contar historias con diferentes tipos de medios, métodos y puntos de vista.
Se trata de un mensaje enviado desde muchos canales de comunicación, con diversos contenidos que se complementan entre sí y perfilan un mensaje extenso compuesto por varios elementos que interactúan.
Según Jenkins, la narración transmedia puede referenciar a otras historias, motivos o personajes. En este contexto, el storytelling es una forma de comunicar una idea particular con el uso de la narrativa, enfocada principalmente en estimular la atención del receptor en la multitud de mensajes que le llegan.
Historias en el trabajo. Tomada de: Graphic Change Academy.
“Hazlo simple, pero significativo”
La frase es de Don Draper, el protagonista de la serie Mad Men, que se ubica en la transformación que vivió la publicidad de Estados Unidos entre los años 50 y 60 del siglo pasado.
La frase expresa que el mensaje debe ser sencillo para conectar fácilmente con la mayoría de tu público objetivo; sin embargo, esto no quiere decir que deba ser cualquier historia, sino que debe traer consigo un significado, un trasfondo que haya cambiado alguna percepción o idea fija del personaje principal (y, por tanto, consiga que el espectador considere esa nueva percepción).
Pero, ¿cómo lograrlo?
A continuación te presentamos algunos criterios para darle storytelling a tu campaña publicitaria.
La historia correcta. La historia debe representar el verdadero núcleo, la esencia, la razón de ser de tu empresa, producto o servicio, ya sea que trate sobre la cronología de la compañía, de las experiencias de sus miembros u otras partes interesadas.
El protagonista. Puede ser tu propia empresa, un producto o servicio, un miembro de tu compañía, un cliente o un personaje de ficción que sirva como vehículo para comunicar los valores de tu campaña publicitaria.
Puedes usar como base los arquetipos que construyó el psicólogo Carl Jung: el inocente, el amigo, el héroe, el cuidador, el explorador, el rebelde, el amante, el creador, el bufón, el sabio, el mago o el gobernante.
Cada uno de estos arquetipos, sus propias metas, miedos, debilidades y talentos, te pueden ayudar a descubrir qué tipo de personaje necesitas para tu campaña publicitaria.
Una historia que mueva emociones. Tomada de: Gareth Brown.
Estructura dramática. Toda historia debe tener planteamiento, desarrollo, conflicto y desenlace.
El planteamiento es cómo era el mundo antes de la historia, por ejemplo, tu empresa funciona al 100%.
El desarrollo es que algo ocurrió en ese mundo que comienza a cambiarlo: llegó una pandemia y tu mercado se transformó.
El conflicto es que esos cambios generan un debate en el protagonista, como que la pandemia baja las ventas.
El desenlace es la resolución del problema: la empresa encontró que un producto que servía para tal cosa también servía para otros fines. El desenlace también debe traer como fondo un mensaje acorde a la esencia de tu empresa, por ejemplo, que la resolución del problema fue gracias al espíritu innovador de tu personal.
Trama. Es la “carnita” con la que vas a llenar la estructura dramática. Según el guionista Blake Snyder existen 10 tipos de tramas: un monstruo en casa, el vellocino de oro, la lámpara maravillosa, un tipo con un problema, rito de iniciación, colegas que se necesitan el uno al otro, ¿por qué lo hizo?, el triunfo del tonto, soy un interno y superhéroes. Cada trama tiene su propia manera de desarrollarse y encontrar el desenlace.
Entretenimiento y emoción. Los temas y conflictos deben estar alineados con tendencias actualizadas relevantes para tu público objetivo. Esto para que se sientan identificados con los problemas y se sientan intrigados hasta la resolución:
Singularidad. Tu narrativa debe ser diferente de las historias de marketing de otras empresas.
Concisión. Debes tener la capacidad de contar la misma historia con muy pocas oraciones.
Simplicidad. Una trama que no sea compleja, sin tanto detalle para que el espectador sea un co-creador.
Con todos estos criterios ya puedes comenzar a escribir la narrativa de tu producto, servicio u oferta. Toma en cuenta los límites de caracteres o de tiempo que permitan las redes sociales para crear una campaña con storytelling que te haga destacar de los demás.
En los últimos años, las empresas se han dado cuenta de que para vender más, tener mayor prestigio y mantener la lealtad de sus clientes, tener buenas historias que contar es imprescindible.
Adidas es una de las grandes compañías que se han empeñado en buscar la inclusión, la diversidad y la sostenibilidad en un mundo que, amenazado por el cambio climático y oprimido por las discriminaciones, aún cultiva el anhelo de que todo pueda mejorar. Y por ello, sus campañas publicitarias con un storytelling esperanzador, con mensajes potentes e imágenes dinámicas, dan en el blanco.
Y es que desde principios de este siglo XXI, Adidas ha concentrado sus esfuerzos de marketing en ofrecer historias en diversos formatos que pongan en movimiento las emociones e impulsen a la acción de comprar: desde el product placement en The Royal Tenenbaums (2001) de Wes Anderson, donde varios personajes traen prácticamente tatuada la ropa deportiva de la marca, hasta la campaña “Impossible is Nothing” de 2004, donde tomaron como slogan la frase de Muhammad Ali para transmitir el mensaje de que no existen los límites para triunfar en el mundo del deporte.
Antes del #metoo
Si con Impossible is Nothing, Adidas buscaba ampliar su audiencia a las generaciones más jóvenes, cuando en 2013 lanzó la campaña “All in for #mygirls”, el público joven femenino estaba en la mira.
Adidas decidió lanzar la campaña el Día Internacional de la Mujer (7 de marzo) y enviar un poderoso mensaje a las chicas de todo el mundo acerca de la pasión por el deporte, la alegría de practicarlo en comunidad y el empoderamiento femenino a través de una vida dinámica y saludable. Esto, años antes de la gran explosión feminista surgida a raíz del #metoo (2017).
La campaña consistía en comerciales donde se podía ver a las jóvenes disfrutando y apoyándose mutuamente al practicar diversas disciplinas deportivas e incluía un micrositio donde las clientas de Adidas podían compartir sus experiencias, vincularse con chicas de otras partes del mundo y motivarse unas a otras a cumplir sus metas.
Particularmente en la región Asia-Pacífico la campaña fue súper exitosa. La embajadora de la marca, la popular cantante y actriz taiwanesa Hebe Tien, fue pieza clave para que las jóvenes asiáticas encontraran a alguien con quien identificarse, y los comerciales de chicas pasándola bien mientras corren, hacen parkour o gimnasia juntas fueron un buen incentivo para que tan solo en China, las ventas de ropa de mujer de Adidas aumentaran 40% gracias a la campaña.
La fuerza del mensaje
Conectar con las emociones, con las ideas, con las pasiones del ser humano es lo que buscan los mensajes de empresas como Adidas. Sin duda para aumentar sus ventas, pero también como una especie de servicio a la comunidad. Sí, los mensajes optimistas alegran y venden.
Encontrar mensajes con los que los consumidores se identifiquen, con personalidades que inspiran, que entretengan, emocionen, permitan participar y compartir. Es ahí donde radica la fuerza y la eficacia del mensaje: en contar las historias que el público quiere escuchar.
En el contexto del marketing de contenidos, algo “que se hace viral” es un material (artículo, blogpost, juego, trivia, vlog, podcast, infografía) que ha sido bien recibido en redes sociales y es ampliamente compartido.
No todo puede ser contenido viral. En general, este se basa en dos cualidades:
El contenido en sí mismo es digno de ser compartido.
El material se difunde con la suficiente amplitud como para aprovechar los beneficios de las redes.
Además, existen ciertas características que dotan a un contenido de viralidad y son:
Las 10 razones por las que compartimos un contenido y lo volvemos viral
Es súper divertido. Todos necesitamos descansar de la seriedad de la rutina diaria, y un contenido que nos hace reír a nosotros y a quienes se lo compartimos es un elevador natural del estado de ánimo.
Contiene información increíble. Cuando una información te deja boquiabierto no puedes resistirte a mandársela a tus amigos y familiares para obtener una reacción similar.
Es profundamente emotivo. Los videos, blogs, podcasts, etc. que “tocan” nuestras emociones, son ideales para compartir porque nos gusta conectarnos con otros a través de la experiencia.
Tomada de The New York Times.
Coincide con nuestra forma de ver el mundo. En estos tiempos todo mundo tiene una opinión, así que cuando encontramos un contenido que respalda nuestros valores o refuerza nuestro punto de vista es lógico que nos guste y queramos enseñarlo a quienes tienen ideas afines a las nuestras.
Nos hace pensar. Cuando un contenido nos hace detenernos a reflexionar sobre las grandes preguntas de la vida, a menudo queremos compartirlo para que otros también hagan una pausa y miren “the big picture” de vez en cuando.
No lo cubrieron los grandes medios de comunicación. Las noticias provocativas o relevantes que pasan desapercibidas en los principales medios de comunicación y terminan en sitios en línea pueden atraer a una gran audiencia.
Tomada de Pinterest.
Hace sonreír. Todos necesitamos recordar periódicamente el lado luminoso de la vida, así que el contenido simpático, lindo y optimista sirve a este simple propósito.
Es dramático. Nuestra cultura ama un buen drama, y algo que lo contenga en altas dosis seguro que va a ser difundido por los cibernautas.
Es vergonzoso. Mientras más difícil de ver sea algo, más lo van a querer ver. El contenido que explota los momentos más vergonzosos de las personas suele ser un placer culposo para los internautas.
Tomada de Arena pública.
Es provocativo… pero no tanto. La mayoría de nosotros no podemos resistirnos a ver un poco de contenido atrevido o picante, pero no tanto que no se pueda mostrar abiertamente, sobre todo si estamos en la oficina o algún otro sitio donde hay que ser razonablemente formal.
Para muchos creadores el único y principal objetivo es hacer algo “viral”, pero la verdad es que la gran mayoría de sus materiales, incluso los de muy buena calidad, no obtendrán la atención generalizada. Sin embargo, si aplicamos estas claves de la viralidad, con suerte podremos aumentar las posibilidades de que nuestros contenidos reciban la atención que merecen.
De acuerdo con el diccionario Oxford, target puede significar varias cosas:
Una persona, objeto o lugar seleccionado como objetivo de un ataque.
Una marca o punto al que alguien dispara o apunta, o sea, una diana.
Un objetivo o resultado hacia el que se dirigen los esfuerzos.
Una persona o cosa contra la cual se dirigen o pueden dirigirse críticas o abusos.
Como verbo, seleccionar como objeto de atención o ataque, o bien, apuntar o dirigir algo.
Tratándose de marketing de contenidos, la definición 3 es la indicada para referirnos al target, el público hacia el que nos dirigimos para ofrecer nuestros productos o servicios —aunque en ocasiones “apuntamos” y lo “atacamos” con mensajes.
(Tomada de: CRM impulsa).
Target a la vista
El target son todas las personas —u organizaciones— que podrían interesarse por lo que ofrecemos; por lo tanto, hay que conocerlas muy bien, saber su género, rango de edad, estado civil, nivel socioeconómico, profesión, nacionalidad, perfil digital, gustos, aficiones e incluso lo que les preocupa o les molesta.
Toda esta información nos permitirá definir cómo comunicarnos con este público, qué lenguaje utilizar para llamar su atención, lograr identificación, fidelidad y, por supuesto, mayores ingresos.
Pero, ¿cómo hacemos para obtener estos datos?, lo más lógico es preguntar directamente por medio de encuestas. En la actualidad también hay toda una gama de herramientas tecnológicas que nos permiten averiguar lo que queremos para conocer mejor a nuestro target: Google Trends, Twitter Analytics, Facebook Analytics…
(Tomada de: es Marketing Digital).
Buyer persona: la evolución
Con objeto de planear y redactar los contenidos más precisos para nuestro target, el marketing ha avanzado a un concepto de vanguardia: el buyer persona, que es la creación de un personaje que encarnará al público objetivo.
Así vamos armando nuestro “Franken-target”. Le ponemos nombre y además de describirlo físicamente a partir de la información básica que todo target debe tener, le damos sentimientos, preocupaciones, motivaciones, metas de vida.
Una vez que creamos una o varias buyer personas que representen a nuestro target —no demasiadas para no perder el objetivo— les damos vida por medio del storytelling, hacemos para ellas historias y experiencias que el público ame y quiera emular o recuerdos que anhele revivir.
(Tomada de: Full Office).
Historias de target
El chico soltero que decora maravillosamente las paredes de su habitación dándole una nueva vida a su espacio íntimo; la pareja de edad madura que ante el nido vacío adopta una mascota y la lleva de viaje en el auto de sus sueños; la mujer multitask que se da el lujo de disfrutar un rato de ocio con una humeante taza de café en sus manos…
Son historias sencillas e inspiradoras que un creador de contenidos puede construir para que los respectivos targets de cada empresa o negocio se den la oportunidad de consumir sus productos y servicios en un intercambio de ganar-ganar.
Es bien sabido que una imagen vale más que mil palabras, pero una acción es aún más contundente. Por eso, más allá de ser la buzzword de moda en mercadotecnia, el storydoing propone una visión más activa, honesta y concreta para crear una identificación con los consumidores al momento de contar la historia de nuestra marca.
Proclamar la “muerte” de la narrativa sería absurdo, pues es la esencia misma del entendimiento humano: estamos biológicamente programados para contar historias. Sin embargo, si alguien puede ser señalado culpable de matar la credibilidad del storytelling en el medio publicitario, es la corta mira de las empresas que han convertido la narración en una receta con instrucciones: de tan genéricas, se han vuelto clichés.
Dead Poets Society (1989. Fuente: Caninomag.
Adiós al storytelling
Ya desde 2013, el crítico de cine Richard Brody, juzgando las limitantes que las narrativas prefabricadas pueden ocasionar, decía: “La historia es el equivalente a una melodía musical o un marco arquitectónico: es la base, no una meta; un elemento que puede ser encantadoramente memorable o ingeniosamente concebido, pero que es simplemente un punto de partida para una obra significativa, no un resultado”.
En otras palabras: para cualquier empresa es crucial tener una identidad, y aunque el primer paso para lograrlo es entender cuál es su historia, esa es solo la base de la melodía.
La narración de una marca es su carta de presentación ante el mundo, una afirmación de su existencia y vocación: quién es, qué valora, por qué existe, cómo desea mejorar el mundo. Bien cimentada, puede impulsar el crecimiento, generar lealtad e incrementar la confianza de los compradores, pero es en el camino del autoconocimiento donde muchas marcas han caído en malas prácticas, por ejemplo:
Presentar una historia inconsistentes con sus métodos o productos.
Prometer algo que no pueden cumplir.
No entender quién es su audiencia y qué busca.
No establecer un propósito más allá de la venta.
No prever las maneras en que sus mensajes pueden ser mal entendidos.
Contar una historia que se queda en palabras y no permea en acciones concretas.
Es aquí donde surge el storydoing como una evolución del storytelling: ya no bastan las palabras vacías, se necesitan acciones concretas, innovadoras y que dejen una huella profunda en el mundo.
Storytelling. Fuente: Pinterest.
Las señales del buen storydoing.
Según Ty Montague, autor de True Story: How to Combine Story and Action to Transform Your Business, una marca que tiene un storydoing efectivo puede reconocerse porque:
Tiene una historia.
La historia trata sobre una ambición mayúscula que busca mejorar el mundo o la vida de las personas.
La historia es entendida y cultivada por los responsables del liderazgo de la marca, más allá del área de marketing.
La historia se está utilizando para impulsar acciones tangibles en toda la empresa, desde el desarrollo de productos, las políticas de recursos humanos, compensaciones, etc.
Las acciones se suman para lograr un “todo” coherente.
Los clientes y socios se sienten motivados para involucrarse con la historia y la utilizan activamente para promover sus propias historias.
Para tener un lugar en el mercado moderno, las marcas necesitan definir un “gran propósito” que guíe su modelo de negocio, y trabajar por alcanzarlo con acciones definidas. Aquí entra el concepto de la responsabilidad social corporativa, que se plantea desde un marco con miras a resultados sociales, ambientales y financieros específicos, además debe ser relevante, responsable, sostenible y ético.
Just Mercy (2019) Warner Bros.
Datos comprobados
Los resultados hablan por sí solos: el informe Consulting Purpose 2020 de Kantar encontró que las marcas reconocidas por tener un alto compromiso con su propósito han experimentado un aumento de valoración del 175% en los últimos 12 años, en comparación con la tasa de crecimiento promedio de solo 86%.
Este es un gran momento para tomar una pausa y pensar cómo quieres que tu empresa, sin importar su tamaño, impacte al mundo. ¿Cómo puedes mejorar el día a día de tus clientes? ¿Qué soluciones innovadoras para el ambiente puedes ofrecer? ¿Qué modelo de negocios quieres generar para aumentar la calidad de vida de tus empleados, de tu comunidad entera? Ya sea que estés en proceso de descubrir tu gran propósito o que tengas un camino definido, nosotros podemos ayudarte a hacerlo realidad: no solo nos apasionan las historias, sino la gente que vive y sueña detrás de ellas.
Detrás de cada dato, hay una historia y cuando hablamos de información, es un error común pensar que la gran escala de la Big Data es la única que cuenta. Para poder alcanzar su potencial y exigir un uso más ético y justo de nuestros datos personales, necesitamos entender su poder, sus posibles sesgos y repensar nuestra relación con la información que nosotros mismos consumimos y producimos.
El primer paso viene con la personalización y la recontextualización del diseño, es decir, presentar los datos de una forma más honesta, accesible y comprensible.
En una entrevista con The New Yorker, Georgia Lupi reflexiona sobre quién controla realmente los datos, y cómo (o por qué) se elige mostrarlos de determinada manera; por ejemplo, si los términos de servicio de Apple fueran más intuitivos, mejor diseñados, ¿los leeríamos? ¿No sería una mejor práctica tener pequeñas visualizaciones entre el inentendible muro de texto, que nos vayan guiando a través del laberinto legal que estamos aceptando sin entender?
El enfoque meramente técnico y neutral puede parecer factual y objetivo, pero además de resultar frío e incluso aburrido, puede engañar o malinterpretarse fácilmente.
Historias y patrones (no tan) ocultos
Otro ejemplo concreto de un uso más humanístico de los datos es la colaboración de Lupi con la marca de moda & Other Stories, convirtiendo las visualizaciones de datos en historias que se visten: los logros y vidas de Ada Lovelace, Rachel Carson y Mae Jemison, tres pioneras de la ciencia, fueron recopilados e interpretados en los patrones gráficos de las telas mediante una serie de elementos gráficos simples: formas, colores, líneas.
Un lugar común —e inefectivo— del que Lupi huye es la simplificación: viendo la complejidad como una característica inherente de nuestra existencia, la información se puede combinar de infinitas formas. Si el objetivo de la visualización de datos es el de presentar nuevos conocimientos, nuevas formas de ver y nuevas lineas de pensamiento interconectadas y reveladoras, un cierto nivel de complejidad visual puede ser una gran oportunidad.
The Life Cycle of Ideas, Popular Science magazine, Mayo 2014. Derechos de imagen: Accurat
Uno de los mejores ejemplos es la colaboración del estudio de diseño de Lupi, Accurat, con el periódico más grande de Italia, Corriere Della Sera, donde su tarea fue concebir narrativas visuales, basadas en datos, que lograran la misma profundidad los textos publicados en el suplemento.
Ocupando la técnica narrativa llamada “narración no lineal”, cada semana eligieron un tema y basándose en diversas fuentes de datos —tanto cuantitativos como cualitativos— moldearon la información para ofrecer un conocimiento interconectado. Los lectores comenzaban en el punto de partida propuesto y seguían su propia curiosidad en las múltiples líneas narrativas que componen la historia, interactuando a su paso con las diversas capas de complejidad que el tema ofrece, adquiriendo un panorama mucho más enriquecedor e íntimo en el proceso.
A century of world ending, publicado originalmente en Corriere Speciale, 2012 Derechos de imagen: Accurat
Reeducar nuestra atención para cambiar nuestros hábitos
Lupi es constante en su hincapié sobre la importancia de no temer a las narrativas densas y poco convencionales que promueven la lentitud y demandan la total atención del lector, algo particularmente necesario en una época donde los medios promueven periodos de atención cada vez más cortos.
Si bien las aproximaciones complejas requieren reeducar la lectura, al encontrar valor real en la información, el lector estará dispuesto a comprometerse con un consumo cuidadoso que recompensa con una reflexión más profunda.
Reporte Audubon 2013, portada. Derechos de imagen: AccuratReporte Audubon 2013: Protegiendo los lugares cruciales para las aves
Si se contextualizan adecuadamente, los datos pueden ser una herramienta increíblemente poderosa para lograr narrativas más significativas, y su poder no es menor cuando se trata de un enfoque personal.
Esto es algo que Dear Data ya había demostrado con anterioridad y que, en una aproximación más interactiva, se profundiza en Observe, Collect, Draw!: A Visual Journal, un diario de arte que nos pide evaluar los mínimos detalles de nuestra rutina diaria con la observación y disciplina de un diseñador de información, y la capacidad de asombro y juego de un artista.
Pie: Los datos pueden encontrarse en cualquier cosa, en cualquier lugar. Fuente:@deardatapostbox
Los datos, siempre, representan la vida real. Dibujar con ellos —Lupi huye de la tecnología digital en las primeras etapas de su proceso—, aun si no se tienen grandes habilidades artísticas, entrena la capacidad de sintetizar visualmente lo que se piensa, enseña a encontrar nuevas formas de ver los problemas y ayuda a explorar más libremente las posibilidades, permitiéndonos detectar patrones antes ocultos y entender, preservar, apreciar o incluso modificar quiénes somos a través de las historias que nuestras propias vidas cuentan.
El estadounidense autor de diez novelas, entre las que están BloodMeridian, NoCountryFor Old Men y Suttree, ha sido editor en el Instituto Santa Fe (SFI, por sus siglas en inglés) por varios años y ha ayudado a muchos científicos en la elaboración de artículos. Uno de ellos es Van Savage, biólogo teórico y ecologista. Después de años de provisión de consejos por parte del novelista, ambos trabajaron en una condensación para ayudar a los lectores en general a lograr una mejor redacción.
Por Cormac McCarthy
Traducción de Jorge González
Cormac McCarthy en 1973.
Sé minimalista para lograr la claridad. Mientras escribes, pregúntate: ¿es posible conservar el mensaje original sin ese signo de puntuación, esa palabra, esa frase, ese párrafo o esa sección? Suprime las palabras o comas adicionales siempre que puedas.
Decide el tema de tu texto y dos o tres puntos que quieras que los lectores recuerden. Este tema y los puntos conforman el hilo conductor. Las palabras, las oraciones, los párrafos y las secciones son el tejido que lo mantiene unido. Si algo no es necesario para ayudar al lector a entender el tema principal, omítelo.
Limita cada párrafo a un solo mensaje. Una sola oración puede ser un párrafo. Cada párrafo debe explorar ese mensaje primero haciendo una pregunta y después progresando hacia una idea, a veces incluso a una respuesta. También es perfectamente adecuado formular interrogantes en un párrafo y dejarlas sin respuesta.
Haz oraciones cortas, directas y de construcción sencilla. Las frases concisas y claras funcionan bien para las explicaciones científicas. Mantén al mínimo las cláusulas, las oraciones compuestas y las palabras de transición, como “sin embargo” o “así”, para que el lector pueda concentrarse en el tema
No frenes al lector. Evita las notas al pie, rompen el flujo de ideas y hacen que tus ojos vayan de un lado a otro mientras pasas las páginas o das clic en enlaces. Trata de evitar la jerga, las palabras de moda y el lenguaje demasiado técnico. Y no uses la misma palabra repetidamente, es aburrido.
En cuanto a la gramática, el lenguaje hablado y el sentido común suelen ser mejores guías para un primer borrador que los libros de reglas. Es más importante ser comprendido que formar una frase gramaticalmente perfecta.
Y no te preocupes demasiado por los lectores que quieren discutir sobre cada punto tangencial y enumerar todas las posibles limitaciones de cada oración. Simplemente disfruta de escribir.
Las comas denotan una pausa en el habla. La frase “En contraste” al principio de una oración necesita de una coma para enfatizar que la oración se distingue de la anterior, no para distinguir las dos primeras palabras de la oración del resto de la misma. Pronuncia la frase en voz alta para discernir las pausas.
Utiliza las rayas o guiones largos para enfatizar las cláusulas que consideres importantes y no sólo para definir términos. (Los paréntesis pueden presentar las cláusulas de manera más silenciosa y suave que las comas.) No uses el punto y coma como muleta para unir ideas sueltas. Esto solo fomenta la mala escritura.
No seas demasiado formal. Y no uses signos de exclamación para llamar la atención sobre algo. En su lugar puedes decir “sorprendentemente” o “intrigantemente”, pero tampoco exageres. Usa estas palabras solo una o dos veces por texto.
Escoge un lenguaje concreto y ejemplos. Si tienes que hablar de los colores arbitrarios de una esfera abstracta, es más atractivo referirte a ella como un globo rojo o una bola de billar azul.
Cuando consideres que has terminado, lee tu trabajo en voz alta para ti o para un amigo. Encuentra un buen editor en el que puedas confiar y que dedique tiempo y reflexión a tu trabajo.
Después de todo esto, envía tu trabajo a los editores. Intenta no pensar en el medio hasta que vuelvan con sus perspectivas. Y cuando esto suceda, es útil prestar atención a los consejos de Rudyard Kipling: “Confía en ti cuando todos los hombres duden de ti, pero también ten en cuenta sus dudas”. Cambia el texto donde las observaciones sean útiles, y donde no, explica cortésmente por qué conservarás tu formulación original.
Y no sermonees a los editores sobre la coma de Oxford […] o el uso correcto de “significativamente”. Las revistas establecen sus propias reglas de estilo. Tu trabajo no será la excepción.
Finalmente, trata de escribir la mejor versión de tu idea: la que te guste a ti. No puedes complacer a un lector anónimo, pero deberías poder complacerte a ti. Tu trabajo —tienes que creer que así será— es para la posteridad. Recuerda tu primera lectura de los textos que te inspiraron mientras disfrutas del proceso de escribir el tuyo.
Cuando tu escritura sea más viva y fácil de entender, la gente querrá invertir su tiempo en leer tu trabajo. Y ya sea que seamos científicos novicios o novelistas de fama mundial, eso es lo que todos queremos, ¿no?
Como si no existieran suficientes maneras ya de enviar y recibir dinero –o realizar pagos ‘cashless’ – a través de un dispositivo móvil, Facebook ha decidido unirse a esta creciente tendencia con su nuevo servicio aptamente llamado Facebook Pay.
Similar a otras herramientas como Google Pay, Apple Pay, MercadoPago o PayPal, en Facebook Pay los usuarios primero deben enlazar una tarjeta de crédito o débito a su cuenta para comenzar a hacer pagos digitales sin dinero físico de por medio. El mayor diferenciador de este servicio es que, al pertenecer a Facebook, el sistema tendrá una integración sencilla e inmediata con todas las aplicaciones de la compañía, incluyendo WhatsApp, Marketplace, Instagram y, por supuesto, Facebook y sus juegos sociales como FarmVille.
Es decir, a través de Facebook Pay los usuarios podrán adquirir productos en la sección de clasificados de forma más fácil y segura; enviar dinero a contactos de WhatsApp o incluso comprar monedas virtuales para juegos sin tener que sacar la billetera cada que las gallinas de la granja necesitan comer.
Facebook Pay promete integrar un robusto sistema de seguridad y encriptación en tarjetas y números de cuenta asociados a la plataforma. Adicionalmente, la compañía realizará un monitoreo constante de la actividad de la cuenta para evitar fraudes o ingresos no autorizados, además de mantener al tanto a los usuarios sobre los movimientos de su cuenta con notificaciones después de cada operación. Los usuarios, a su vez, pueden añadir una segunda capa de seguridad por medio de una clave NIP o el uso de reconocimiento facial o dactilar a través de los sistemas propios del dispositivo móvil.
El despliegue de Facebook Pay comenzó a mediados de noviembre en los Estados Unidos con funcionalidad únicamente en Facebook, Messenger y ciertos elementos de Marketplace. Se espera que el soporte para el sistema crezca en los próximos meses y a lo largo del 2020, ofreciendo más servicios y mayor compatibilidad con otras plataformas.
Instagram llegó en 2010 para revolucionar no solo el mundo de las redes sociales, sino el panorama de la publicidad, la tecnología móvil y la manera en que las personas interactúan con el mundo. En términos marqueteros, Instagram fue un disruptor que transformó por completo el acontecer cultural del planeta, incluso más que Facebook en su momento. Somos animales visuales, después de todo, y no hay nada más visual que una cadena de vívidas imágenes (y videos, posteriormente) narrando la vida y obra de una persona común y corriente, el cual de pronto se convierte en el protagonista y estrella de su propia historia, con likes (corazoncitos) como principal muestra de aprobación y admiración.
Como suele ser el caso en este tipo de innovaciones tecnológicas, Instagram comenzó su vida como algo completamente distinto; una plataforma más parecida a una cruza entre Facebook y Foursquare con elementos de gamificación. Sin embargo, el potencial de su aspecto fotográfico prevaleció y fue entonces que sus cocreadores Kevin Systrom y Michel Krieger decidieron rehacer todo y lanzar la app tal y como la conocemos ahora, convirtiéndose en la aplicación de fotografía más popular de la App Store a las pocas horas de su debut, y consiguiendo un millón de usuarios en menos de dos meses.
Hoy en día, Instagram es una auténtica herramienta de comunicación masiva con más de mil millones de usuarios mensuales activos, compartiendo 500 millones de “historias” diariamente… una gran parte de ellas con un suculento platillo como principal atractivo. De hecho, y de acuerdo con un estudio de YPulse, 63% de personas en el rango de 13 a 32 años dicen haber publicado al menos una imagen de su comida en alguna plataforma social, siendo Instagram la más popular en este sentido.
Y es que el food porn (un término empleado para describir esas imágenes de comida tan bien producidas y seductoras que provocan un deseo —y hambre— incontrolables. Y que, al igual que el porno regular suelen lucir mejor de lo que realmente saben) es ya toda una industria consolidada, de la cual se desprenden los sueldos y lujosos estilos de vida de miles de influencers o foodies cuyo trabajo consiste en ir de restaurante en restaurante tomando fotos o videos de su experiencia y su comida, comiendo gratis y presumiendo a sus seguidores lo cool que es ser ellos.
*Artículo realizado por Paulo Bojalil, de 360° para el blog de Pinche Gringo BBQ.
Quienes crean content marketing deberían estar siempre atentos a las tendencias en la información, pues de ello depende que los contenidos sigan siendo frescos, atractivos y útiles para los lectores. Aquí van algunos consejos de expertos en el tema para que no olvidemos lo que importa a la hora de transmitir nuestros mensajes.
1
Si te enfocas continuamente en producir contenido valioso para tus clientes, a tu negocio le pasan cosas buenas. Este contenido debe tener 5 cualidades: enfocado, sencillo, genuino, útil y de alta calidad.
Sonja Jefferson, fundadora de Bristol Content Group
2
Al implementar tu estrategia de content marketing, piensa como un publicista y ofrece a tus clientes los contenidos que quieren.
Rebecca Lieb, asesora estratégica, analista de investigación, oradora, escritora y columnista
3
Pon a un lado las cualidades de la empresa y concéntrate 100% en el consumidor final. Investiga quién es tu target y cuáles son sus necesidades.
Derek Slater, director y estratega de contenido de SlaterStudios
4
Sé un contador de historias que enamoren y enganchen a tus clientes.
Heidi Cohen, presidenta y directora de contenidos de Actionable Marketing Guide
5
Combina tus contenidos de marketing con una estrategia SEO, de lo contrario, por buenos que sean, pocos los leerán.
Neil Patel, influencer, emprendedor, autor de best sellers y especialista en marketing
6
El contenido es un activo comercial que vale la pena administrar de manera eficiente y efectiva. Aprovecha las herramientas digitales y ofrece tus contenidos en formatos interactivos.
Scott Abel, estratega de contenidos fundador de The Content Wrangler
7
Que la inspiración te encuentre trabajando: conoce a tus clientes, lee, mira videos, crea listas, averigua las tendencias en redes sociales, investiga, y las ideas creativas surgirán.
Lorena Amarante, conferencista, influencer y cofundadora de OMLatam