Nuestro planeta se encuentra plagado de portentos inenarrables; secretos majestuosos que, para bien o para mal, permanecen en un anonimato que el hombre, en su eterno egocentrismo, difícilmente se atreve a vislumbrar.
Es bajo esta noción que el aclamado director Ron Howard (Apollo 13, A Beautiful Mind) nos presenta In the Heart of the Sea, filme que promete sublimar la imaginación del espectador mediante un sugerente despliegue de rasgos estilísticos y narrativos.
Esta cinta nos pone en los zapatos de un joven Herman Melville (Ben Whishaw) quien se encuentra en busca de la historia que lo convertirá en un escritor reconocido; motivo que le orilla a entrevistarse con Thomas Nickerson (Brendan Gleeson), veterano sobreviviente de un suceso marítimo de insólita naturaleza.
De esta manera, se da por inaugurada una intrigante narración que nos presenta la historia de Owen Chase (Chris Hemsworth) y George Pollard (Benjamin Walker), par de individuos cuyas esperanzadas y chocantes ambiciones los llevan a comandar el Essex, barco ballenero que pronto habrá de cruzarse con un descomunal secreto del océano.
Apoyada fuertemente en la novela homónima de Nathaniel Philbrick, esta obra nos ofrece un acercamiento hacia los hechos reales que dieron como resultado la trama de Moby Dick.
No cabe duda de que la principal misión de Howard es la de recordarnos esa pequeñez inaplazable que nos define como especie; misma caducidad que, a pesar de los enormes avances de nuestra civilización, se nota recrudecida frente al poderoso alcance de la Madre Naturaleza.
A esta propuesta estética se suma un acabado visual verdaderamente impresionante que obliga al público a reencontrarse con esa conmovedora indefensión que lo abstrae de su zona de seguridad para invitarlo a soñar con estrambóticas realidades.
Al mismo tiempo, sorprende gratamente el trabajo histriónico del elenco elegido por Howard; así como los tremendos procesos de caracterización física que recaen sobre él.
Procurando esa vitalidad estética que siempre ha sido parte latente de su propuesta como realizador; Ron Howard nos ofrece una producción que explora inteligentemente los aspectos más profundos de la condición humana; mismos que suelen adquirir matices insospechados al momento de toparse con situaciones que escapan cabalmente de ese limitado bosquejo de posibilidades al que llamamos normalidad.