Razones por las que no debes de perderte Warcraft: the Beginning

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No cabe duda de que hablar de Warcraft es remitirnos a todo un suceso cultural el cual, desde 1994 (fecha del lanzamiento del primer vdeojuego), no ha hecho más que expandirse de forma imparable.

Más de veinte años tuvieron que pasar para que el fantástico mundo desarrollado por Blizzard Entertainment tuviera su muy necesaria adaptación fílmica; misma que está comandada por un director con una corta pero muy intensa trayectoria: Duncan Jones.

Desde el principio, quedó más que claro que el director de Moon (2009) tenía como principal preocupación mostrarnos una obra verdaderamente cautivadora y estimulante: algo que estuviera más allá clichés y convencionalismos. Mismo propósito que dio como resultado una obra verdaderamente revolucionaria.

Warcraft: the Beginning es una cinta que se vale de las herramientas más innovadoras dentro del ámbito cinematográfico para ofrecernos una gama de texturas y sensaciones que pocas películas se atreven a conjurar.

A pesar de que las actuaciones de los protagonistas “humanos” (Travis Fimmel, Ben Foster, Dominc Cooper) son, en el peor de los casos, más que convincentes, no cabe duda de que el mayor logro de la cinta es esa naturalidad con la que nos presenta a un conjunto de seres fantásticos que se antojan perturbadoramente reales.

Los orcos, por supuesto, son la principal carta de presentación de dicho experimento. Actores como Tomy Kebbell (Durotan), Daniel Wu (Guldan) y Robert Kazinski (Orgrim) son quienes realmente se roban la cinta gracias a su increíble caracterización en CGI, misma que nos hace sentir que la fantasía es algo absolutamente factible.

Este fenómeno  se torna doblemente interesante si tomamos en cuenta que la principal finalidad de los juegos originales es sumergir al usuario en un universo completamente realista.

A pesar de que el desarrollo de la historia no se salva de ciertos lugares comunes, no cabe duda de que la propuesta estética y conceptual de la cinta es un asunto verdaderamente sorprendente que logra eclipsar sus pocas fallas.

Definitivamente, una experiencia altamente disfrutable, tanto para fanáticos de la saga, como para individuos que nunca han probado el videojuego.