Por primera vez en varios años, la película del verano no es una cinta de franquicia cinematográfica, sino el combo compuesto por Barbie (Greta Gerwig) y Oppenheimer (Christopher Nolan): el Barbenheimer. ¿Esta será la nueva estrategia que salve a la industria o solo es un golpe de suerte del marketing?
Desde que las dos películas anunciaron que no moverían su fecha de estreno en cines y competirían directamente por la preferencia del público, se creó una expectativa que parecía única de las grandes franquicias cinematográficas.
La fórmula prometía buenas películas por sus realizadores (Greta Gerwig y Christopher Nolan), pero también por su trasfondo polémico. Por un lado Barbie, la película de la muñeca que se creó en 1959 y que marcó al feminismo del siglo XX, con una campaña de marketing rosa y muy activa. Por el otro Oppenheimer, la película sobre la vida del creador de la bomba atómica que marcó la geopolítica del siglo pasado, con una campaña oscura y reflexiva.
Llegó el fin de semana pactado y el impacto mediático se multiplicó. La gente planeó ir al cine con amigos o familia, como antes de la pandemia. La mezcla generó memes únicos, conversaciones en todos lados y llegada a los cines con outfit incluido. Incluso hubo personas que vieron las dos seguidas. En mi caso personal, tenía varios años sin ir a una sala de cine dos veces en la misma semana.
Nuevas rutas para volver al cine
La combinación tuvo un impacto sorpresivo a medias porque Barbie está inspirada en un juguete franquicia que hasta ahora cuenta con su propia película, y de alguna manera las películas de Nolan son una especie de franquicia con un fandom sólido y una serie de propuestas visuales y narrativas que han ido evolucionando como si fueran personajes.
Sin embargo, el Barbenheimer sí es una bocanada de aire fresco porque no pertenece a las sagas de superhéroes y hombres de acción que abarrotan los cines verano a verano, y ofrecen nuevas rutas para los estudios que han caído en el reciclaje y hasta en la autoparodia con los mismos personajes en las últimas décadas.
Una posible ruta es poner en pantalla hitos infantiles de generaciones pasadas, como ya sucedió con Barbie y Super Mario Bros y que pone en marcha el mercado de la nostalgia a todo lo que da.
Otro camino probable es crear una especie de sistema de franquicias de directores reconocidos no solo en la temporada de premios, sino también en el verano para contrastar con los blockbusters. Así que prepárense que esto quizá ocurra una y otra vez hasta que nos aburramos de nuevo.
Habría que analizar los números en unos meses, pero otra consecuencia que plantea Barbenheimer es la de estrenar dos películas que generan expectativas en el mismo fin de semana y que ya se había prefigurado con el Keanu Day, el estreno de The Matrix 4 y John Wick 4 que ya no pudo ocurrir por la pandemia y con la diferencia de que estaba dirigido prácticamente al mismo público.
El fenómeno Barbenheimer
A dos fines de semana de su estreno, entre las dos películas han recaudado en todo el mundo 1,185 millones de dólares (Barbie 780 millones de dólares y Oppenheimer, 405), una inyección más que necesaria para una industria golpeada por la pandemia.
Para darnos una idea, en 2019, antes de que COVID-19 nos encerrara en nuestras casas, la película del verano fue El rey león, un reciclaje live action de Disney que recaudó 1,657 millones de dólares.
En 2020, ya en plena pandemia, lo más parecido a la película estadounidense del verano fue Tenet –también de Christopher Nolan–, que se estrenó a finales de esa estación del año y recaudó 363 mil millones de dólares.
Las franquicias Rápidos y furiosos 9 y Jurassic World Dominion recaudaron 726 mil millones de dólares y 1,001 millones de dólares en los veranos de 2021 y 2022, respectivamente.
Es decir que en tan solo dos fines de semana, Barbenheimer ha recaudado un 70% de lo que generó la película veraniega de 2019, ya triplicó lo de Tenet en 2020 y ya superó con creces lo de los estrenos del verano de 2021 y 2022.
¿Irrepetible?
Sin embargo, este fenómeno podría ser solo un oasis en la industria si la huelga de actores se alarga todo el verano, ya que una de las medidas para ejercer presión a sus demandas es no participar en las campañas de marketing, y esto podría afectar en taquilla. Además, si la huelga no se resuelve pronto, podría dañar algunas agendas de producción de los estrenos del verano de 2024.
En conclusión, las dos películas son grandes propuestas estéticas, con dirección, guion, actuaciones memorables y campañas de marketing ejemplares. Será muy difícil volver a vivir una experiencia similar.
¿Y tú ya viste el Barbenheimer? ¿Te pareció un fenómeno cinematográfico o de marketing? Mientras piensas tu respuesta, te recomendamos leer sobre otro de los grandes misterios del universo: ¿por qué tienen tanto éxito los reality shows?
