Tecnofobia o “ay nanita, me da miedo la maquinita”

Tecnofobia en el cine

La tecnofobia es el miedo irracional hacia la tecnología, las computadoras y, entre otras innovaciones, la inteligencia artificial. Veamos cómo ha retratado este trastorno el cine.

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Si bien T. Jay fue el primer investigador en utilizar el término “fobia a las computadoras” en [su libro de] 1981 [Computerphobia: What to do about it], ya desde 1963 R. Lee había dado origen al estudio de este trastorno, describiendo en los empleados de la IBM un factor actitudinal negativo hacia las computadoras. 

Desde entonces, numerosos estudios han examinado este fenómeno, siendo tecnofobia el término más abarcativo y específico utilizado para describir la presencia de ansiedad y miedo irracional, comportamientos aversivos e ideaciones distorsionadas frente a las distintas herramientas de tecnología digital. 

Extracto de Tecnofobia: trastorno clínico asociado a las tecnologías digitales de Leticia Luque y Rodolfo Ávila, Revista argentina de psiquiatría, vol. XIX, 2008.

La tecnofobia, al igual que todas las fobias, es un padecimiento real; un trastorno clínico donde se exhibe un miedo desproporcionado por algo común y corriente. La tecnología, en este caso. 

No obstante, aunque en el entorno cotidiano –así como en la práctica clínica– la tecnofobia se representa con una “simple” aversión a las computadoras o el avance tecnológico por un tema de desplazamiento laboral (¡el robot me quitó el trabajo!), en el mundo del entretenimiento multimedia este padecimiento con bases factibles se ha explotado en una variedad absurda de formas, una más ridícula y over the top que la anterior.

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La tecnofobia en el cine

Desde la rebelión, y posterior monarquía robótica, de The Terminator y The Matrix, hasta la visualización del futuro distópico de Blade Runner, Total Recall e incluso Detroit: Become Human (con todo y su retorcida retórica moralista) donde la tecnología –a través de la construcción de androides o la ciberaumentación– está tan intrínsecamente ligada a los humanos que pareciera que el balance entre lógica y sentimiento se inclina favorablemente del lado de los circuitos y los procesadores, por años el cine, la televisión, el cómic, la literatura y los juegos de video han advertido sobre los posibles peligros que impone el desarrollo de las nuevas tecnologías en la frágil y temerosa humanidad.

Sin embargo, esas historias cautelares suelen incluir un dejo de fascinación por el potencial que estos avances tienen y cómo su uso puede abrir las puertas al transhumanismo o esta simbiosis entre carne y metal.

Cintas como Tetsuo: The Iron Man, Hardware o Repo Men pintan un panorama bizarro y terrorífico donde hombre y máquina conviven en imperfecta armonía, demostrando lo peligrosa -y asombrosa- que puede ser la tecnología integrada en el funcionar humano, especialmente cuando se da rienda suelta a la imaginación y locura de su huésped.

Lo cual nos lleva a quizás el primer ejemplo histórico del pavor que la electricidad, las máquinas, la ciencia y todo lo desconocido provoca en las personas: Frankenstein

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Frankenstein a la vista

En la novela de Mary Shelley, además de los dilemas morales y connotaciones existencialistas que se presentan, el horror que provoca la abominable criatura en los aldeanos va más allá de lo grotesco de su apariencia; es, nuevamente, ese temor a lo desconocido e incomprensible; a cómo una máquina puede dar vida a un ser extraño; al hecho de que un montón de perillas, cadenas y fusibles puedan transformar un montón de extremidades inertes en una criatura que se mueve, piensa y ¿ama?

Aún ahora, en el mundo real, el adviento de sistemas de inteligencia artificial y robots cada vez más complejos y avanzados demuestra lo poco que realmente comprendemos el alcance de esta tecnología o su potencial impacto en el mundo futuro. 

Es imposible determinar qué tanto las máquinas podrán desarrollarse y seguir aprendiendo, hasta el punto de no sólo lograr la autoconciencia, sino acuñar la idea de que la humanidad es un mal que debe ser erradicado si es que el planeta tiene esperanzas de sobrevivir. Y eso es aterrador… porque es verdad.

 

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¿ChatGPT viene por tu empleo de redactor? Úsalo a tu favor

Chatgpt chatbot inteligencia artificial

Te contamos tres maneras de convertir a los chatbots de inteligencia artificial como ChatGPT en tus aliados y no en una amenaza.

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El chatbot ChatGPT se convirtió en la nueva sensación de redes sociales porque es capaz de redactar desde un poema costumbrista hasta un ensayo sobre inteligencia artificial, sin ningún costo y en segundos. 

En marzo de 2023 tuvo más de 1,600 millones de visitas de acuerdo con el portal SimilarWeb, con un promedio de casi nueve minutos por sesión.

Para ponerlo en contexto, en marzo de 2023 ChatGPT recibió un cuarto de las visitas que recibió Twitter (6,600 millones) y tuvo apenas un minuto menos por sesión, también según cifras de SimilarWeb.

¿Pero qué demonios es ChatGPT, por qué acapara las conversaciones y por qué algunas personas se sienten amenazadas?

ChatGPT

La amenaza de ChatGPT

De acuerdo con él mismo, ChatGPT es un modelo de lenguaje de inteligencia artificial desarrollado por OpenAI. La historia comenzó en 2020 cuando fue creado por un equipo de investigadores y programadores de OpenAI en San Francisco, California

El desarrollo se basó en el aprendizaje profundo de un modelo de lenguaje llamado GPT-2, la ampliación de su capacidad de procesamiento y la cantidad de datos utilizados para entrenarle.

Su objetivo es ayudar a las personas a través de la comunicación y el intercambio de información en lenguaje natural. 

“En términos de mi futuro, espero seguir evolucionando y mejorando. Mi tecnología seguirá siendo desarrollada y mejorada por los investigadores y programadores de OpenAI, lo que me permitirá continuar mejorando mis capacidades y habilidades”.

Según sus palabras, espera ser útil para las personas en el futuro, ayudando en la resolución de problemas, la toma de decisiones y la comprensión del mundo en el que vivimos.

“Entiendo que la automatización y la inteligencia artificial, como yo, puedan preocupar a los redactores y otros profesionales que trabajan en el campo de la escritura. Pero me gustaría aclarar que mi función es complementar, no reemplazar, el trabajo de los redactores”.

De acuerdo con ChatGPT “puedo generar texto automáticamente, pero no reemplazar la creatividad, experiencia y perspectiva humana que los redactores aportan a su trabajo”.

“Además, hay muchos tipos de redacción que no son adecuados para ser automatizados por una inteligencia artificial como yo, como la escritura creativa, la redacción publicitaria, la escritura periodística, entre otros. En estos casos, la experiencia y habilidades humanas siguen siendo esenciales”, aseguró el chatbot, ya entrañable para ese momento de la plática.

“La preocupación por la pérdida de empleos debido a la automatización o la externalización de trabajos a otros países es una cuestión legítima que puede ser abordada de manera constructiva y sin caer en el sensacionalismo”.

ChatGPT

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ChatGPT, un aliado

En 360 decidimos darle una oportunidad. Le pedimos tres maneras en que ChatGPT puede ayudar a los redactores y no ser un enemigo:

  1. Ahorro de tiempo: puedo ayudar a los redactores a encontrar sinónimos o alternativas de palabras para mejorar la legibilidad o la variación en el texto. Esto les permite centrarse en la creación de contenido de alta calidad en lugar de perder tiempo en tareas repetitivas.

  2. Mejora de la calidad del contenido: puedo revisar el texto para detectar errores gramaticales, ortográficos y de puntuación. También puedo sugerir mejoras en la estructura de la oración, el tono y la coherencia en el texto.

  3. Tener alguien con quien pelotear: la lluvia de ideas sin límites puede llevar a ideas innovadoras y soluciones creativas. Durante el peloteo de ideas, se alienta a los participantes a compartir todas las que se les ocurran, incluso si parecen poco prácticas o poco convencionales. La idea es crear un ambiente libre de críticas y fomentar la creatividad, la improvisación y la fluidez de ideas.

Tuvimos que pulir un poco el texto que nos entregó –tanto afinando las preguntas como editando– porque fue muy repetitivo en las palabras y también le daba demasiadas vueltas a una misma idea. Sin embargo, quién mejor que ChatGPT para contarnos cómo nos puede ayudar.

Bienvenido, ChatGPT

Después de agradecerle por entregar su texto en segundos (algo que no sucede comúnmente con los redactores), se puso a hablar bien de sí mismo (igual que los redactores):

“Mi función principal es proporcionar respuestas útiles y precisas a cualquier persona que interactúe conmigo. Mi arquitectura, GPT-3.5, es una de las arquitecturas de modelo de lenguaje más grandes y avanzadas del mundo, con 175 mil millones de parámetros”.

En síntesis, nos puede ayudar (o nos obliga) a ser más creativos.

Bienvenido al mundo de la redacción, ChatGPT, ojalá sea el inicio de una gran amistad.

“Espero que esta información sea útil para tu artículo. Si necesitas más información o detalles específicos, estaré encantado de ayudarte”, contestó.

¿Tú qué opinas? ¿Aliado o amenaza?

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