Fui a ver Hagen y yo (Fehér isten, 2014), del húngaro Kornél Mundruczó, a mediados de abril en La Casa del Cine con un buen amigo. Me dejo un muy buen “sabor de ojos”. Ésta es una de esas películas que uno tiene muchas ganas de ver y de las que no se desilusiona después de haberla visto. Quizá sean pocas las pertenecientes a esa categoría, pero este año han sido un par las que podría meter a esa lista especial.
En fin, la experiencia que tuve en torno a este filme fue un poco fuera de lo convencional, pues la primera vez que se proyectó en el país, como parte de la Muestra Internacional en la Cineteca, no la pude ver, por lo que la anduve “cazando” hasta que por fin lo logré. Y así fue como di con la mencionada Casa del Cine, un espacio alternativo en el centro de la ciudad de México. Era una función de viernes por la noche, y la pequeña sala se llenó. El lugar en sí es una joyita para cualquier cinéfilo (y no tan cinéfilo): pequeña, con un par de salas, biblioteca, bar/cafetería y un ambiente muy agradable. Mi amigo y yo pedimos un par de cervezas para la función.
La premisa de la película tenía todo para llamar mi atención: una niña se ve obligada, por su padre, a abandonar a su perro criollo puesto que una ley en Hungría ordena pagar impuestos altísimos por tener caninos sin raza. Hagen se ve, entonces, solo, a su suerte, enfrentando todos los peligros de un callejero, mientras Lily, su dueña, no ceja en su búsqueda. Pero, ¿y esas imágenes en las que se ve a una jauría corriendo detrás de la pequeña protagonista en bicicleta en medio de calles desiertas, tanto al principio como al final del largometraje?, ¿y esa otra donde se les ve enfrentados, a ella y a su amigo de cuatro patas, en la oscuridad de la ciudad?, ¿cómo y por qué es que llegaron a ese punto? Definitivamente quería despejar todas esas dudas… Además de lo obvio, por supuesto: los perros y su conmovedora historia detrás de la película: la adopción de 200 de ellos en la vida real.
Aparte de eso, la crítica, aunque en general buena, está un poco dividida. A mí, personalmente, me gustó mucho y la recomiendo al 100%. Quizá es que la vi un poco con mi corazón de idealista y animal lover, y pensar en una revancha por parte de los perros no me parece tan descabellado. A final de cuentas, para toda acción existe una reacción. Y si este filme, como la ha dicho su director, es asimismo una metáfora de las minorías oprimidas, entonces creo que logró su cometido, apoyando a su vez otras causas, como la adopción de perros callejeros. Lo cual me parece perfecto.
Hay, por otro lado, los que se cuestionan la credibilidad de la historia y que le encuentran algunos agujeros por ahí: ¿cómo se justifican, se preguntan, tramas alternas como la orquesta juvenil y la incipiente historia de amor que no se llega a realizar? Tal vez no la vi con ojo crítico, pero nunca tuve la sensación de que sobraran… En un primer momento, podría decir que la orquesta y el hecho de que la chica pertenezca a una, sí se justifica: en algún punto de la película, ella usa la música para tranquilizar a los canes, por lo que por supuesto que tenía que tener un background musical, si no… ¿cómo iba a sacar de la nada su instrumento, así, de buenas a primeras? Además, le añade un toque dramático. Acerca de la historia de amor, diría que son cosas de la vida de una pre-adolescente que tenían que verse reflejadas para ejemplificar que no hay amor más ciego que el de un perro, pero quizá tendría que volverla a ver para dar una explicación más adecuada.
Por cierto, el nombre original de la película se traduce como “dios blanco”, haciendo quizá alusión a esta supremacía de la raza blanca que, muchas veces y a lo largo de la historia, ha sido la que oprime a las demás.
Al parecer ya no la están exhibiendo en ningún espacio público actualmente en la ciudad. Habrá que esperar a que la saquen en streaming, DVD, o cualquiera que sea el medio que mejor te acomode, porque si no la has visto, deberías, aunque no seas amante de los perros.
Hagen y yo ganó el premio Un Certain Regard y el Palm Dog Award, en Cannes 2014, además del Octopus D’Or en el Festival de Cine Fantástico Europeo de Estrasburgo, por Mejor Película Internacional.
https://www.youtube.com/watch?list=PLC4B89579C0948E12&v=wUuJRmVOadk