Te contamos sobre lo que es la tecnología deepfake, generadora de imágenes falsas que se vuelven virales, cómo afecta a la información y si hay que esperar sentados a que se prohíba o aprender a identificar estos engaños.
En marzo de 2023, se hicieron virales unas imágenes del papa con ropa urbana, gafas oscuras, chamarra blanca abultada y tenis impecables. A pesar de que mucha gente lo compartió para presumir que el jefe de la iglesia católica estaba a la moda, todo fue falso.
Ese mismo mes, aparecieron en la red unas fotografías que mostraban al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, resistiéndose a un arresto de la policía de ese país. Algunas cuentas de Twitter compartieron estas imágenes como si fueran reales, pero, una vez más, se trató de un engaño.
Los dos casos son deepfake —o en español, ultrafalsos— una técnica que combina inteligencia artificial avanzada con aprendizaje automático para crear videos o fotografías falsas que se ven auténticas.
¿Deepfake qué?
De acuerdo con un reporte de Akamai —una empresa de protección de datos en la nube— la tecnología deepfake utiliza algoritmos para analizar y sintetizar miles de imágenes y videos existentes de una persona objetivo, lo que permite la creación de material falso que puede engañar incluso a los ojos más entrenados.
“La inteligencia artificial aprende características de los medios existentes y utiliza estos datos para generar contenido manipulado”, señala el reporte y enfatiza que “la difusión de videos o fotografías deepfake puede causar daños irreparables a la imagen de una persona u organización, afectando relaciones, carreras e incluso la estabilidad social”.
Estas imágenes deepfake se unen a la categoría de noticias falsas o fake news que han vivido una gran época en los últimos años, sobre todo durante la pandemia, pero que no son nada nuevo.
La experta en derecho Cristina Pauner Chulvi señala en su estudio “Noticias falsas y libertad de expresión” que las fake news abrevan de grandes tradiciones del mal periodismo como la manipulación y el amarillismo.
“La desinformación afecta directamente a los fundamentos de las sociedades democráticas que se construyen sobre la presunción de que sus ciudadanos toman decisiones informadas”, asegura la especialista.
Pero agrega que la idea de que las empresas proveedoras de servicios online, como una red social, tengan la responsabilidad de filtrar noticias parece peligrosa porque somete el acceso a internet y a sus contenidos a parámetros empresariales.
Del mismo modo, decidir que esta función la ejerza un gobierno puede conducir a que se califique como una forma de censura y llevar a la instauración de una especie de ministerio de la verdad.
¿Cómo dejar de caer en el engaño?
Según la empresa Akamai, una opción son precisamente los algoritmos de aprendizaje automático que pueden ser entrenados para identificar anomalías en los videos, como imperfecciones en los movimientos faciales, alteraciones sutiles en el tono de piel o distorsiones en la voz.
Además, es importante verificar siempre las fuentes de las imágenes y videos antes de compartirlos o tomar decisiones basadas en ellos, y utilizar herramientas de búsqueda inversa, por ejemplo.
Otra buena práctica es consultar sitios de noticias confiables y organizaciones de verificación de hechos en casos que involucren a figuras públicas o políticos, para validar la autenticidad del contenido.
Ya que llegaste hasta acá, te recomendamos conocer el fenómeno Mariko Aoki: un asunto bastante escatológico.