Esta primera novela del autor mexicano Daniel Rodríguez Barrón es, a mi parecer, un ejercicio logrado.
Personalmente, la compré por razones muy queridas a mí: el amor a los animales (tópico que parece repetirse constantemente en mis textos, pero juro que es involuntario). Me tardé más en empezarla a leer que en terminarla: es una novela corta, dividida en tres partes y con dos narradores (uno omnisciente, en tercera persona, y otro protagónico, en primera persona), que se podría leer incluso en uno o dos días; yo tardé una semana porque soy lenta.
En La soledad de los animales, conocemos a Felipe (narrador y protagonista), Laura, Pablo y Nínive. Todos, directa o indirectamente, están involucrados con grupos de activistas radicales por los derechos de los animales.
“Felipe es un periodista fracasado que cree tener, por fin, una historia que contar”; “Laura es una defensora de animales que está dispuesta a todo por salvar la vida de perros y gatos”; “Pablo, un adolescente strait edge que busca vengar la muerte de sus perros asesinados por policías”, y “Nínive, la hija de Laura, es una niña con un plan…”.
Estas parcas descripciones de los personajes ofrecidas en la cuarta de forros son apropiadas en cuanto a que, si revelan más, podrían echar a perder el misterio y “espoilear” la novela. Sin embargo, de ahí podemos deducir ya su silueta. Acertadamente, en la cuarta también encontramos descripciones como “pasiones contemporáneas sobre veganos”, “defensores de animales e indignados que enfrentan sus pequeños ideales a un mundo devorado por la violencia”, “irónica y cruel”…
La narrativa lo envuelve a uno, sabe llevar su hilo conductor sin ir más allá con florituras y/o juegos del lenguaje. Cumple su chamba: hacer que lector devore el libro. Sin embargo, literariamente no va más allá. Es decir, es una lectura ligera, decente, está bien si lo que se busca no es romperse la cabeza.
Con todo, uno, al final (final que pudiera parecer erróneo en un principio, pero se comprende, con el paso del tiempo, de que no es así, de que es un final impecable, pues la novela tiene una estructura circular), tiene la opción de profundizar y pensar en todos los significados que este tipo de temas tiene en la vida real (que es, en todo caso, de lo que se alimenta la literatura).
Algo que me sigo preguntando hasta la fecha y que aún no he podido definir es si el autor está a favor o en contra del veganismo… porque está claro que tiene una postura muy definida, que no se puede encontrar en medio, pero no he logrado descifrar todavía cuál es. Habrá que preguntarle.
¿Será posible tener ideales aún? ¿Somos capaces de soportar el peso de éstos? Éstas son algunas de las principales cuestiones que toca esta obra.
La soledad de los animales, de Daniel Rodríguez Barrón, Editorial La Cifra, México, 2014, 110 pp.