Te contamos qué es la ley de Zipf y por qué determina la manera en la que hablamos o escribimos y hasta la forma en la cual nos movemos por las ciudades sin que nos demos cuenta.
Desde la década de 1930, el lingüista George Kingsley Zipf formuló la teoría de que existe una ley matemática detrás de la forma en la que elegimos las palabras.
Según Zipf, la segunda palabra más utilizada de un idioma se emplea la mitad de veces que la palabra más utilizada; la tercera palabra más usada, un tercio de veces que la más utilizada; la cuarta palabra, un cuarto de veces que la más usada; y así hasta que te duela la cabeza con las palabras menos utilizadas.
En términos generales, esta ley establece que una serie grande de datos puede tener una distribución de probabilidades bastante sencilla. La frecuencia de aparición de distintas palabras sigue la fórmula Pₙ ∼ 1 / nᵃ, donde Pₙ es la frecuencia de la enésima palabra más frecuente y el exponente ᵃ es el número real positivo, en general ligeramente superior a 1.
Lo curioso es que esta ley es aplicable para diferentes lenguajes, incluso en los idiomas artificiales o en las lenguas que ya nadie practica y que no se han podido descifrar. También aplica en la distribución del primer apellido, en donde el segundo más común se repite la mitad de veces que el más popular.
Así como la distribución de palabras y apellidos, existen otros fenómenos que parecen cumplir esta ley según algunos estudios, tales como el número de habitantes en ciudades, el tráfico en internet y la magnitud de los sismos.
Además, existe una investigación que recopiló otros fenómenos en los que esta ley es estudiada, “por ejemplo, ha sido aplicada para detectar las diferencias semánticas entre los ideogramas del idioma japonés y los fonogramas del idioma inglés; en física ha sido usada para medir la transición de la fase líquida del gas”.
También se ha estudiado la ley de Zipf “en la contabilidad como mecanismo para la detección de fraudes financieros; en la economía para medir los ingresos; en la demografía para medir la distribución de las poblaciones y en la biología para analizar los aspectos relevantes de la evolución”.
Ley de potencias
De acuerdo con Jason Palmer, periodista especializado en temas científicos, lo que hizo Zipf fue descubrir lo que en física se llama la ley de potencias, pero “el hallazgo fue notable, sobre todo porque nadie podía imaginar que en algo tan rico y ágil como la lengua pudiese reinar tanto orden”.
La ley de potencias es utilizada para estudiar la distancia que la gente viaja diario, los patrones de movimiento de las personas con depresión clínica e incluso los rankings de jugadores de diferentes deportes.
“La idea que surge en casi todos los casos es que hay un mecanismo desconocido en funcionamiento, que la naturaleza está imponiendo un orden que, sencillamente, no logramos comprender”, escribe Palmer.
Estos patrones también se estudian para cuestiones de mayor interés general como la frecuencia de repetición de las contraseñas más comunes. Por lo cual, se recomienda usar una contraseña difícil de descifrar y cambiarla cada determinado tiempo.
Pero antes de ir a cambiar tu password, te invitamos a leer sobre la importancia de la salud mental en tiempos de pospandemia.
