Descubrimientos netflixeros afortunados: Sense8

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Bueno, esta serie —de los hermanos Wachowski y original de Netflix— se estrenó hace casi tres meses, el 5 de junio, pero yo recién comencé a verla a finales de julio, más o menos. La verdad, tenía ganas de “hincarle el ojo” desde que salió, pero como justo terminé de ver otras apenas, no lo hice entonces. Pero ahora me he puesto al corriente con los doce capítulos completos y espero ansiosa a que salga la segunda temporada. Ferviente y definitivamente.

No sé por qué, aun cuando la anunciaron con bombo y platillo y hubo mucho revuelo alrededor de su premiere, no ha funcionado como lo esperaban, al parecer, según lo que oído. No sé por qué si, personalmente, ha sido de las contadas emisiones que me ha mantenido al filo de mi asiento, poniéndome en la piel de los personajes, haciéndome exclamar y gritar y llorar de la emoción… tan buena considero que es. De verdad, no sé cómo no la vi desde el principio (bueno, sí sé, fue porque estaba viendo otras, ja). En fin, de cualquier manera, ya me la eché enterita… no me duró ni el arranque.

La primera vez que supe de esta serie, lo primero que vino a mi cabeza fue otra serie de ciencia ficción, de mis favoritas de la vida: la británica Misfits, que en común con Sense8 tiene lo de la pandilla de gente con “superpoderes” que se ve perseguida por algún enemigo, por lo que, en un inicio, la premisa sonaba bien. Pero había otras sorpresas aun esperándome. Satisfactorias, debo decir. Además, en Geek leí que “toma elementos de series como Person Of Interest y de películas como Cloud Atlas, también de los Wachowski”.

Sin embargo, nadie me había advertido que éste era un elenco internacional, en locaciones alrededor del mundo, lo cual me emocionó aún más. Definitivamente, creo que esto es un plus para la serie. La hace más interesante, hace que más gente pueda sentirse identificada dada la diversidad tanto de personajes como de lugares. Y la diversidad de los primeros es diversidad en toda la extensión de la palabra: racial, sexual y social. Me emociona. Llámenme cursi, llena de clichés. Me encanta. Me encanta—y también me estremece— la idea de que pueda existir alguien en el otro extremo del mundo que sea capaz de sentir y pensar lo mismo que yo y que, eventualmente, pueda “salvarme” de los problemas en los que me meta “prestándome” habilidades que yo normalmente no tengo, y viceversa. Suena fantástico.

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Así entonces, gracias a Sense8 viajo a Chicago, a San Francisco, a Seúl, a Nairobi, a Bombay, a Berlín, a Londres, a Reikiavik y, además, me emociono viendo las locaciones familiares de la Ciudad de México. De hecho, cuando vi el primer capítulo, durante la cortinilla del inicio, me pareció ver el Monumento a la Revolución, pero me dije a mí misma que no podía ser, que seguro era otro similar en otra parte del mundo. Por lo que cuando vi las escenas de “Lito” (Miguel Angel Silvestre), uno de los ocho “sensates“, me emocioné aún más al confirmar que, efectivamente, se trataba de esta ciudad que habito. Y luego, cuando vi al par de actores (caras conocidas de la televisión nacional) que salían con él, mis sospechas quedaron más que resueltas.

En fin, además de esta afortunada coincidencia, en general me parece que la serie está muy bien escrita, dirigida, actuada y editada. Me gusta que cada personaje tenga su propia historia, bien cimentada y justificada; su propia personalidad, su propia identidad. Me fascinan las escenas en donde los sensates se “comunican” entre sí y de pronto comparten tiempo, espacio y sensaciones.

sense8-cast-charactersAmo las escenas de pelea con Sun (Bae Doona), la coreana, y su badass attitude, quisiera tener esa habilidad definitivamente; la honestidad y rectitud de Capheus (Ami Ameen), el keniano; la frescura, originalidad, ganas de igualdad y los conocimientos cibernéticos de Nomi (Jamie Clayton), una de los dos estadounidenses; el sentido de la justicia, nobleza y lindo rostro de Will (Brian J. Smith), el otro norteamericano; la candidez, fe y, al mismo tiempo, fortaleza, de Kala (Tena Desae), la hindú; las capacidades actorales, las ganas de amar y los expresivos ojos de Lito, el mexicano; la inocencia, tristeza que la saca adelante y musicalidad de Riley (Tuppence Middleton), la islandesa, y la fuerza, valentía y nobleza de Wolfgang (Max Riemelt), el alemán.

Así, el “poder” que estas personas comparten, es el de poder comunicarse entre sí, a nivel físico y mental, aun cuando se encuentran a miles de kilómetros de distancia el uno del otro; y luego están las habilidades y destrezas que cada uno tiene. Y que usan para salvarse a sí mismos y entre ellos. ¡Eso sí que es trabajo en equipo!

Y, en fin, sólo por ociosidad y curiosidad, hice este test que me dice qué personaje de Sense8 soy: ¡y soy Sun! Definitivamente me gustaría pelear como lo hace ella. 😀 Aunque definitivamente no me hubiera molestado ser como cualquiera de las otras chicas… creo que, tema género aparte, me identifico más con ellas; ellos me caen muy bien, claro, pero si de identidad se trata, es con cualquiera de los personajes femeninos que me quedo, si lo pienso.

¡No se la pierdan, es un must, totalmente!