Por Gabriel Guajardo
Si quieres leer la primera parte de esta pregunta milenaria, haz clic aquí. Seguimos con la respuesta de por qué nos gusta espantarnos y unas sugerencias de películas para que armes tu maratón de terror.
Una de las razones del éxito del terror —podríamos decir que la más obvia― es que consumimos sus historias porque estimulan nuestras sensaciones. En algunos estudios, le llaman “la paradoja del horror”, ya que nos estimula mental y físicamente, y aunque en ocasiones sus efectos no son tan positivos cuando nos espantamos demasiado (miedo y ansiedad), lo consideran un “miedo recreacional”.
Existe un estudio del Recreational Fear Lab de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, dirigido por Mathias Clasen. En una entrevista a The Washington Post, Clasen explica que en este novedoso laboratorio “aprendemos algo sobre los peligros del mundo. Aprendemos algo sobre nuestras propias respuestas: ¿qué se siente al tener miedo? ¿Cuánto miedo puedo soportar?”.
Clasen ha dirigido estudios junto con otros colegas y dividen a los fanáticos del terror en tres categorías: ‘adictos a la adrenalina’ (adrenaline junkies), ‘nudillos blancos’ (white knucklers) y ‘conciliadores de la oscuridad’ (dark copers).
Según Clasen, no importa si crees que no te gusta el terror porque todos entramos en alguna de estas tres categorías, ya que “no me he cruzado con una persona que no disfrute de algún tipo de miedo recreacional”, asegura.
Sus categorías funcionan así:
Adictos a la adrenalina (adrenaline junkies). La experiencia del miedo recreativo provoca que su estado de ánimo mejore, por lo que buscan activamente experiencias de esta naturaleza y hasta se permiten gritar.
Nudillos blancos (white knucklers). Buscan situaciones divertidas en estas experiencias, pero también evitan exponerse a estímulos demasiado aterradores.
Conciliadores de la oscuridad (dark copers). Utilizan las historias de horror como una amenaza más concreta, ya que así se ayudan a tolerar todas las ansiedades que les provoca el mundo real e incluso su propia vida.
Termómetro del horror
Queremos que tu siguiente maratón de horror sea épico y que no solo te deje sin aliento, también que pases momentos agradables y disfrutes de distintos niveles de espantos —incluso divertidos— de este maravilloso género. Haz clic en cada enlace para ver su avance. ¿Estás listo?
Nivel avanzado (para adictos a la adrenalina)
- Martyrs (Pascal Laugier, 2008)
- Noroi: The Curse (Kōji Shiraishi, 2005)
- The Wicker Man (Robin Hardy, 1973)
- Speak No Evil (Christian Tafdrup, 2022)
- Raw (Julia Ducournau, 2016)
Nivel medio (nudillos blancos)
- Goodnight Mommy (Veronika Franz y Severin Fiala, 2014)
- Something in the Dirt (Justin Benson y Aaron Moorhead, 2022)
- The Innocents (Eskil Vogt, 2021)
- The Invitation (Karyn Kusama, 2015)
- Soft & Quiet (Beth de Araujo, 2022)
- Lake Mungo (Joel Anderson, 2008)
- Barbarian (Zach Cregger, 2022)
- Bone Tomahawk (S. Craig Zahler, 2015)
- Green Room (Jeremy Saulnier, 2015)
- Let the Right One In (Tomas Alfredson, 2008)
Nivel bajo (conciliadores de la oscuridad)
- Spring (Justin Benson y Aaron Moorhead, 2014)
- Fresh (Mimi Cave, 2022)
- One Cut of the Dead (Shin ichiro Ueda, 2017)
- What We Do in the Shadows (Jemaine Clement y Taika Waititi, 2014)
- Tucker & Dale vs. Evil (Eli Craig, 2010)
Antes de comenzar tu maratón de terror, te recomendamos leer qué demonios es la ley de Zipf y por qué rige la forma en la que escribimos.