10 cosas que aprendí de David Bowie (parte 1)

David Robert Jones (Londres, 1947-EE. UU., 2016) fue mundialmente conocido como David Bowie. Es considerado uno de los músicos más influyentes del siglo XX y paralelamente hizo carrera como actor. Como cantautor ejecutó diversos géneros y adoptó varios alter egos, de entre los que sobresalen Ziggy Stardust y Thin White Duke. Como actor, fue rey de los duendes en Laberinto (1986) Poncio Pilatos en La última tentación de Cristo (1988) y Nikola Tesla en The Prestige (2006). Se le reconoce por temas como “Space Oddity”, “Ashes to Ashes” o “Heroes”, aunque su herencia musical es mucho más extensa. Es un ícono de la cultura pop.

Sus fanáticos nos obsesionamos con su música, su talento y su apariencia. Además de disfrutarlo como artista, he aprendido de Bowie algunas cosas que van más allá de su legado musical.

  1. Se puede ser mejor siendo diferente. Un día me preguntaron: ¿Qué prefieres ser: mejor o diferente? Aunque la respuesta parece obvia para mí no lo fue. ¿Mejor en qué o mejor que quién? Cuando empecé a conocer y a admirar a Bowie empecé a entenderlo: él nunca se pareció a nadie más que a sí mismo y esto le bastó para ser el mejor.
  2. El sexo fluye y fluye y fluye… De un chico aparentemente masculino pasó a tener una imagen andrógina, luego a vestirse de mujer. Se decía que vivió en pareja con hombres, con mujeres y que participó en orgías. Dijo que era homosexual y después cambió de opinión y se declaró bisexual para, finalmente ser un padre de familia hetero. Al final, para él las especulaciones sobre su sexualidad no fueron más que etiquetas sin importancia.

    Como Ziggy Stardust (1973).

  3. Además de buen músico ser puede ser un buen mercadólogo. Quien piense que crear Ziggy Stardust fue para Bowie pura inspiración artística está en un error. Él deseaba ser famoso y no lo había logrado, así que decidió conscientemente crearse una imagen inolvidable que sorprendiera y vendiera. Incluso declararse bisexual fue una ocurrencia en su momento para que se fijaran en él (después lo negaría, al fin que ya era famoso). Así que no basta con ser talentoso, hay que hacer un esfuerzo extra para que los demás lo noten y (seamos realistas) poderlo capitalizar.
  4. Se puede crear música de un montón de géneros sin perder la esencia. Blue eyes soul, jazz, glam rock, hip-hop, heavy metal, electrónica, pop, alternativa… A Bowie se le relaciona con una larga lista de géneros musicales, incluso se le considera iniciador de algunos. Lo cierto es que, incluso cuando en ocasiones se alejó de sus raíces glam (y fue criticado por ello) nunca renunció a experimentar. Su voz y estilo, tan imitados y “homenajeados”, son tan suyos que resulta inconfundible.

    Como The Thin White Duke (1976), foto de Jean-Luc Ourlin.

  5. La belleza es un concepto. Le muestro imágenes de Bowie a mi hijo de 11 años y él me va diciendo: “Chico… chica… chica… alien… señora… señor… chico… alien”. Yo le digo que es hermoso y él responde que le da miedo ese señor tan flaco y pintado y con ropa tan extraña. Es que para muchos Bowie no es de este mundo, simplemente no hubo nadie como él. Para mí su belleza radica en esa confianza en sí mismo, en la audacia, en la personalidad que transmiten sus ojos, sus facciones y sus movimientos, no en lo que los cánones de belleza (siempre cambiantes), prescriben.

Foto de entrada por David Preston en Unsplash